Los inversores, animados hace unos días por el posible rescate a España por parte de Europa, se decantaron ayer por las ventas. A pesar de que la semana pasada el principal selectivo español rompía la resistencia clave de los 7.220 puntos tras cinco sesiones consecutivas al alza, la bolsa española volvió a cerrar ayer en números rojos. El Ibex 35 se dejó un 0,79 por ciento, hasta los 7.282 puntos, con lo que la caída de los últimos dos días ya supera el 3,4 por ciento.
El sector bancario cotizado en el Ibex 35, tras haberse apuntado anteriormente las mayores subidas del rebote, fue uno de los más castigados en estas dos sesiones, puesto que aunque se comportó mejor que el selectivo español cedió de media un 2,28 por ciento.
La caída de la banca se produce en una semana en la que ya se conocen algunos de los detalles del llamado banco malo (la entidad que aglutinará los activos tóxicos del sistema financiero español) que puede aprobarse, según la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, en el Consejo de Ministros de la próxima semana (31 de agosto).
Desánimo en la eurozona
El pesimismo también se contagió a la mayoría de las bolsas del Viejo Continente. Y es que ni siquiera el anuncio de las actas de la Reserva Federal (Fed) dejando las puertas abiertas a nuevos estímulos monetarios para reactivar la economía hizo que la renta variable europea escapara de las caídas. Sólo el Ftse 100, el índice londinense, logró cerrar en positivo con una subida de tan solo 0,4 por ciento. El resto de las plazas bursátiles, arrastradas por el desánimo en torno al mensaje de Grecia de solicitar más tiempo para cumplir con los requisitos del plan de ajuste, terminaron en negativo. El Ftse Mib italiano fue el más castigado al retroceder un 1,71 por ciento, seguido del Dax alemán y del EuroStoxx 50, que se dejaron un casi un 1 por ciento.