La carga aún es muy pesada, pero se aligera. La tregua que conceden los inversores en las últimas semanas a la deuda española supone un respiro para la factura que tendrá que pagar el Estado por financiarse en los mercados. La menor presión sobre el bono español a diez años sitúa ahora la rentabilidad en el 6,28%, lo que supone una bajada en los intereses que tendrá que pagar el Ejecutivo en el conjunto del año, que llegaron a dispararse hasta niveles insostenibles con el rendimiento exigido a estos títulos por encima del 7,6% hace menos de un mes.
Según fuentes financieras del mercado, la relajación de 134 puntos básicos que se ha producido en el interés que el mercado reclama a España por financiarse a diez años se puede traducir en un ahorro de hasta 4.000 millones de euros en la factura respecto a la suma que amenazaba con alcanzar a finales del mes de julio.
En aquel momento, con la prima de riesgo española en los 638 puntos básicos y el interés del bono en el 7,62%, algunas fuentes financieras aseguraban que el desembolso que tendría que asumir el país para pagar los intereses de las emisiones del Tesoro Público se situaría por encima de los 42.000 millones de euros. En cambio, después de que las compras de deuda española por parte de los inversores hayan apaciguado la rentabilidad desde máximos, si el mercado se mantiene en el escenario actual el coste se quedaría en alrededor de 38.000 millones, según afirman estas mismas fuentes.
No obstante, la cantidad que deberá destinar el Estado a pagar los intereses de la deuda este año aún se colocaría por encima de lo previsto en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Entonces se destinaron 28.876 millones de euros a esta partida, lo que supondría un desfase de unos 9.000 millones, es decir, que tendría que desembolsar en torno a un 30 por ciento más de lo previsto.
La diferencia tiene una clara explicación. Para reservar este importe como el coste total que asumiría el Tesoro para financiarse en el año, en los cálculos se tuvo en cuenta que el interés de los bonos a una década rondaría una media del 5,4% en 2012 en el mercado secundario -en el que se intercambian los títulos después de ser subastados-. Y entre estas expectativas y la realidad todavía existe una brecha importante, pese a las últimas semanas de menor tensión: la rentabilidad media de la deuda a diez años a lo largo del año roza aún el 6% -concretamente se sitúa en el 5,95%-, por lo que se aleja en 55 puntos básicos de las expectativas que mantenía el Ejecutivo.
Menor lastre a la economía
Si la relajación que existe sobre la deuda española continúa y finalmente el pago de intereses se queda por debajo de los 39.000 millones, la factura total de la deuda pública podría reducirse hasta una cifra equivalente del 3,6% del Producto Interior Bruto (PIB). Una menor proporción a la estimada meses atrás, cuando los costes de financiación previstos por diversas fuentes de mercado ascendían a 42.000 millones de euros y esta cantidad supondría destinar hasta un 4% del PIB al pago de intereses.
Aún así, el porcentaje que se maneja en la actualidad supera los pronósticos del Gobierno en un punto porcentual. Cuando en los PGE se destinaron 28.876 millones de euros a costear los intereses de la deuda, esa cantidad equivalía a un 2,7% del PIB español. Todo esto teniendo en cuenta que el Ejecutivo revisó las previsiones de crecimiento de la economía española en julio, anunciando una contracción del 1,5% este año.