Los ejecutivos vendieron en sus inmediaciones al mayor ritmo en 12 años y la estrategia de fuga no ha terminado
Mientras Europa ya comenzaba a renquear y Wall Street aguantaba estoicamente, algunos inversores ya vislumbraban una posible corrección también en Estados Unidos a mediados de marzo. Los más escépticos fueron quienes más información poseen: los ejecutivos de las compañías norteamericanas. Los llamados insiders no esperaron al típico dicho de sell in may and go away (vende en mayo y vete), porque decidieron llegar a la temporada de resultados del primer trimestre del año ya vendidos, por lo que pudiese pasar con los beneficios de las estadounidenses.
Es más, las ventas llegaron a superar de media al día los 40 consejeros vendiendo acciones de sus propias compañías en marzo. Nunca se había visto un ritmo tan elevado de ventas diarias, al menos, echando la vista atrás hasta el año 2000, según datos recogidos por Bloomberg. El pico de ventas se produjo justo en las jornadas previas a que el índice S&P 500 alcanzase el nivel psicológico de los 1.400 puntos, aproximadamente a mediados del mes de marzo.
Desde entonces, el ritmo de ejecutivos que venden acciones de sus empresas ha ido cayendo, pero no se han incrementado los que deciden comprar (lo que sería bueno para darle credibilidad a un posible rebote). De hecho, el índice no pudo con el siguiente nivel a batir, los máximos de mayo de 2008, en los 1.426 puntos, fue casi al borde de conseguirlo cuando comenzó a retroceder, en parte, presionado por estos vendedores.
Por sectores, los más vendidos han sido el de tecnología (no es extraño teniendo en cuenta que el Nasdaq ha sido el capitán absoluto de Wall Street durante las subidas), y el consumo discrecional, es decir, la industria relacionada con todo aquello que el americano desea y que no sea básico (le hablamos de textil, ocio, etc...).
La estrategia de recogida de beneficios que han llevado a cabo los consejeros parece más un miedo a Wall Street en máximos que a la propia temporada de resultados, porque los analistas habían rebajado tanto el listón de las expectativas para este primer trimestre del año, que en Estados Unidos sí se están batiendo previsiones. Las que han presentado por ahora dentro del índice (apenas unas 170 de las 500 que componen el S&P), han anunciado unos beneficios superiores en un 9% a lo que esperaba el mercado, y muy pocas han decepcionado (sólo 30 de esa centena de compañías).