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¿Crecimiento o austeridad para resolver la crisis europea? No hay respuesta simple al acertijo

Un debate cada vez más fiero está creciendo en Europa sobre la mejor estrategia para superar la crisis de deuda soberana, si la austeridad o el crecimiento. Como si fuera tan simple.

Con la Eurozona al borde de su segunda recesión en tres años, la batalla se ha lanzado a nivel académico, en blogs y en la prensa financiera y se ha extendido especialmente en Grecia y Francia, y pronto llegará también a Alemania.

Retrasar la reducción del déficit

"Europa no puede recortar y crecer", según defendieron Sony Kapoor, del think tank Re-Define, y Peter Bofinger, miembro del Consejo Alemán de Asesores Económicos, en un artículo antes de que los líderes de la Unión Europea adoptaran el Pacto Fiscal el mes pasado. "La Unión Europea necesita un pacto de crecimiento, no uno fiscal. La manera de salir de la crisis es una rápida acción sobre los impuestos y el empleo".

En el campo del crecimiento se argumenta que la austeridad sincronizada solo va a agravar la contracción económico, aumentar el desempleo y hará más difícil para los países endeudadas reducir sus déficits y recuperar la confianza del mercado. Un menos gasto del gobierno reduce el empleo del sector público y contrae la demanda, deprimiendo el consumo y la inversión, poniendo en riesgo la economía de entrar en un círculo vicioso.

"La cuestión es si los gobiernos deben reducir sus esfuerzos para recortar el déficit ahora, cuando la economía global todavía es débil, y la credibilidad de la política está lejos de estar garantizada", explicó el economista Giancarlo Corsetti en la web VoxEU.

Austeridad para un crecimiento sano

Mientras, en el campo de la austeridad se responde defendiendo que recortar el gasto es vital para que las finanzas públicas sean sostenibles, se recupere la credibilidad con los inversores y se creen las condiciones para un crecimiento sano que no esté basado en más endeudamiento ni burbujas inmobiliarias.

"Sería muy fácil perder la credibilidad que hemos construido con la consolidación fiscal", dijo un alto cargo de la Unión Europea.

Ambos bandos están de acuerdo en que se necesitan reformas estructurales para impulsar el crecimiento, eliminando barreras en el mercado único europeo y haciendo más flexibles los mercados laborales. Sin embargo, difieren en el ritmo de reducción de la deuda.

Dentro de la brigada del crecimiento se encuentran economistas como el ex Secretario del Tesoro Larry Summers, el premio Nobel y columnista del New York Times Paul Krugman y el académico Brad DeLong, así como el candidato socialista francés François Hollande. En el campo contrario destacan la canciller alemana Angela Merkel, así como el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.

La austeridad deprime los ingresos

Aunque los países más endeudados y bajo un programa de rescate, como Grecia y Portugal, no tienen alternativa a la austeridad, Summers y DeLong aseguran que los recortes en otros países pueden empeorar sus posiciones fiscales a largo plazo.

"A menos que creamos que los costes de financiación a largo plazo para Europa Occidental en conjunto serán de más del 5% anual, los recortes del gasto ahora para reducir el déficit probablemente erosionarán más que mejorar la situación fiscal en conjunto", aseguró DeLong.

Otro economista estadounidense, David Hale, asegura que los países europeos deberían reducir sus déficits de manera gradual, con un calendario más largo del que ha establecido la Comisión. "Lo que están haciendo ahora los europeos es deprimir los ingresos, lo que significa que no van a cumplir sus objetivos", dijo a Reuters.

Alemania impuso en el último acuerdo multas casi automáticas para los países de la Eurozona que no cumplieran sus objetivos de reducción de déficit porque Merkel y otros están determinados a no repetir lo que consideran que fueron las causas de la crisis de deuda del bloque.

Según la narrativa germana, los consumidores y gobiernos de la Eurozona pidieron prestado más allá de sus posibilidades para financiar un gasto que ha dejado a los Estados, bancos y hogares con deuda inmanejables cuando los vientos de la economía cambiaron.

La situación en Europa

Tanto la Comisión Europea como el FMI recomiendan a los países alcanzar la reducción del déficit recortando el gasto más que subiendo impuestos. Ambos también quieren que Alemania en particular, que tiene un déficit presupuestario bajo y un crecimiento decente, impulse la demanda doméstica para estimular la economía europea. Pero Berlín es cauto, y no está claro que los consumidores alemanes decidirán gastar en vez de ahorrar con las subidas de salarios, por encima de la inflación, que van a conseguir este año.

Italia y España están agonizando con duros programas de austeridad por la presión de los mercados de bonos que han perdido la confianza en su capacidad para devolver sus deudas. Con los costes de la deuda en máximos desde la introducción del euro, se han visto forzados a anunciar profundos recortes y reformas en pensiones y en el mercado laboral

Los rendimientos de los bonos españoles volvieron a incrementarse después de que Mariano Rajoy rechazará los objetivos de déficit pactados por su predecesor. Los analistas consultados por Reuters defienden que el movimiento del mercado se debe a una pérdida de credibilidad de España y al miedo de que Madrid no consiga cumplir con su nuevo objetivo debido a una recesión más profunda de lo esperado.

Esto complica la toma de decisiones de España y Bruselas, en una situación que el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, resume como "condenado si haces y condenado si no haces".

En Alemania, Merkel se enfrenta a un desafío de su ideología en unas nuevas elecciones regionales clave en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, donde los Socialdemócratas tratan de imponer el crecimiento sobre la austeridad.

En Francia, el socialista Hollande, favorito en las encuestas por delante de Nicolas Sarkozy en las elecciones del mes que viene, ha anunciado que se centrará más en revivir el crecimiento que en recortar el gasto. "La credibilidad de la reducción de deuda dependen primero y sobre todo de la recuperación económica", defendió la semana pasada.

El problema, según muchos economistas, no es con su voluntad de incrementar el crecimiento si no sobre su camino para conseguirlo. Hollande plantea reducir el déficit principalmente elevando impuestos a los ricos, a la inversión y a la banca, y al mismo tiempo crear cientos de miles de empleos subsidiados para los jóvenes. Eso en un país donde el gasto público supone un 55% del PIB y los impuestos son de los más altos de Europa.

Incluso aquellos que quieres que Europe reduzca el ritmo de la reducción de déficit reconocen que Francia debe reducir el tamaño de su Estado. "En Francia, recortar el gasto público liberaría recursos para el sector privado. Elementos de reforma fiscal serían positivos para el crecimiento", defiende David Hale.

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