El riesgo de recesión en Estados Unidos generó incertidumbre, críticas a la política cambiaria del gobierno, y preocupación sobre el futuro de la economía de Brasil, entre empresarios y analistas reunidos este viernes en un seminario sobre negocios agrícolas.
"Aún tenemos aliento (por la situación del país), pero es imposible saber por cuanto tiempo. Yo estimo que la economía brasileña comenzará a desacelerar sobre fin de año", dijo Yoshiaki Nakano, director de la Escuela de Economía de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.
Nakano opinó que "no estamos inmunes a las crisis financieras: es posible que los bancos estadounidenses necesiten liquidez, recuperen sus inversiones en los mercados emergentes y el dólar comience a subir y que entonces el Banco Central (brasileño) aumente las tasas de interés y frene el crecimiento".
Con el auge de la economía mundial, la demanda y el aumento de precios de las commodities, que impulsaron el crecimiento en Brasil "sacamos el premio de la lotería, y vamos a mantener sus efectos por algún tiempo, por eso la euforia que vemos en el país, pero no durará para toda la vida", precisó.
Brasil crece sostenidamente desde 2003, acumuló reservas de más de USD 180.000 millones, controló la inflación, presenta altos superávits comerciales, el real se valorizó más de 100% en el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, desde enero de 2003, y la Bolsa paulista lleva cinco años sucesivos en alza.
Sin embargo, la llamada crisis de los créditos subprime (de alto riesgo) en Estados Unidos, cuyo alcance los analistas brasileños estiman imposible prever, traerá una reducción del consumo en aquel país que -según coincidieron- afectará la economía mundial.
"No tenemos recesión, sino una desaceleración de la economía mundial", que aún "se comporta bien, pero con el período de prosperidad entrando a su fin", anotó el dirigente Roberto Giannetti da Fonseca, dirigente de la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp).
En Brasil, previó Giannetti, "habrá una corrección de trayectoria", pero a partir de los próximos meses "entraremos nuevamente en una era de incertidumbre y no sabemos cuándo saldremos".
Criticó la política cambiaria como una de las debilidades del país, porque crean una "ilusión" sobre la competitividad y el aumento de ventas al exterior. "Las exportaciones no están bien", aseguró, porque del aumento de 16% que registraron en 2007, "11% corresponde a precios y 5% a volumen".
El aumento del volumen exportado por Brasil "fue inferior al 7% de alza de volúmenes de las exportaciones mundiales", expresó. Argumentó que "es por atrás del volumen que está el (aumento del) empleo, no por detrás del precio".
El agrónomo Alexandre Mendonça de Barros se sumó a la crítica a la valorización del real, porque en una coyuntura en que la soja y el maíz alcanzaron precios récords, Brasil no aumentó sus áreas de cultivo.
"El productor no vé crecer su margen en la misma proporción que el incremento de los precios por el problema del cambio. Hay un boom en los precios internacionales y la respuesta de Brasil no es proporcional", subrayó.
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