Bolsa, mercados y cotizaciones

La subasta de deuda de Italia no disipa las dudas sobre la estabilidad del euro

No fue del todo mala, pero la subasta de deuda a largo plazo que ayer llevó a cabo Italia tampoco fue lo suficientemente buena como para disipar las dudas en torno a la sostenibilidad del euro.

La moneda única llegó a perder en algunos momentos de la sesión los 1,29 dólares -luego recuperó algo de terreno animado por el rebote de las bolsas y consiguió cerrar la sesión en las 1,2938 unidades-. El hecho de que se situara por debajo de esa cota no sólo supone su cambio más bajo frente al dólar este año, sino también su mínimo desde septiembre de 2010.

Pero más preocupante es el cambio que protagoniza frente al yen japonés. Ayer rubricó su quinta sesión consecutiva a la baja, en la que ya se ha convertido en la peor racha del euro frente a la divisa nipona desde la tercera semana de septiembre. Pero es que, además, el hecho de que el euro cayera hasta los 100,1 yenes supone su cambio más bajo desde el año 2000.

Y lo peor de todo es que parece que el único futuro a corto plazo que le aguarda al euro, que cumple ahora su décimo aniversario desde que llegó al bolsillo de los europeos, es el de seguir siendo la peor divisa de la clase. Desde luego, así lo defienden los gestores de hedge funds ya que según el estudio Hedge Funds Watch de Société Générale que recoge la publicación Business Insider, nunca han estado tan bajistas con respecto al euro como lo están ahora.

Pero este sentimiento negativo acerca de la evolución a corto plazo de la moneda única no es exclusivo de los gestores de inversión libre. También defienden esta postura otros más tradicionales. Es el caso de Jim O' Neill, presidente de Goldman Sachs Asset Management, quien afirma que "es más probable que el euro caiga hasta los 1,10 dólares en 2012 a que se aprecie hasta los 1,50 dólares. No sé si veremos ambos niveles, y puede que no veamos ninguno, pero el cambio de 1,10 dólares es mucho más posible". O de Keith Wade, economista jefe de la gestora británica Schroders. "El euro se depreciará al año que viene hasta los 1,25 o 1,20 dólares, me sorprende que el euro no esté más infraponderado en las carteras", afirma.

Italia no convence a largo plazo

Estos pronósticos tan poco positivos acerca de la moneda única responden a las dudas que aún presenta la eurozona, ahora con Italia a la cabeza. Y la subasta de deuda a largo plazo que ayer celebró el país transalpino era otra de esas pruebas de fuego que iba a marcar el devenir de los mercados. Sí, el Tesoro colocó más de 7.000 millones de euros en bonos a largo plazo. Y sí, el interés bajó con respecto a anteriores emisiones (en bonos a tres años se pagó un 5,62 por ciento, frente al 7,89 anterior y en el caso de los títulos a 10 años se situó por debajo del 7 por ciento frente al 7,56 por ciento de noviembre).

Sin embargo, también hubo puntos negativos. Uno de ellos fue que el abaratamiento de la deuda a diez años fue casi inexistente, ya que si bien la rentabilidad cayó del 7 por ciento, lo hizo sólo hasta el 6,98 por ciento. Y buena parte de que el Tesoro no consiguiera un mayor descuento, como sí hizo con la subasta del miércoles de renta fija a corto plazo, fue la escasa demanda. En deuda a diez años la oferta superó a la demanda en sólo 1,36 veces y en bonos a 7 años lo hizo en 1,97 veces, pese a que la rentabilidad que se abonó por estas emisiones alcanzó el 7,42 por ciento. Lo que vino a poner de manifiesto, una vez más, que tal como anunciaron en su momento los bancos italianos, las entidades no han utilizado el dinero que obtuvieron en préstamos a tres años del BCE para adquirir deuda pública.

No obstante, una vez conocido el resultado de la subasta, quien sí parece que acudió al mercado secundario a comprar renta fija italiana fue precisamente el BCE (o eso se rumoreó). Esto permitió que la rentabilidad del bono a diez años, que llegó a marcar un máximo intradía en el 7,12 por ciento, se relajara hasta el 7,02 por ciento. Mientras, su prima de riesgo con respecto al alemán siguió con su escalada y cerró ayer en los 518 puntos básicos. Esta incertidumbre se trasladó también al mercado español. Así, la rentabilidad del bono se incrementó hasta el 5,17 por ciento y la prima de riesgo lo hizo hasta los 332 puntos. Por su parte, el diferencial de la deuda española con respecto a la italiana marcó un nuevo récord en los 185 puntos.

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