BELGRADO (Reuters) - Cuando los dirigentes serbios hablen ante la ONU el miércoles pidiendo que se bloquee la independencia de la provincia de Kosovo, cuya población es mayoritariamente albanesa, será un ruego basado en la historia, las emociones y la amargura de 15 años de derrotas.
"La mayoría de los serbios no ha estado nunca en Kosovo y no quiere ir a Kosovo, pero lo ven parte de la leyenda de su fundación", dijo James Lyon, asesor senior para los Balcanes del instituto de estudios International Crisis Group.
"Incluso para los serbios que no son religiosos, Kosovo es algo fundamental", manifestó Lyon.
Kosovo tuvo una población mixta y fue un territorio muy disputado durante siglos, pero para el siglo XX ya había alcanzado una mayoría albanesa. En la Yugoslavia socialista de Tito tras la Segunda Guerra Mundial logró una amplia autonomía y una relativa paz social y étnica.
Unos 10.000 civiles murieron, la mayoría albaneses, y un millón de personas dejaron sus casas durante meses. La OTAN bombardeó Serbia durante 78 días en 1999 hasta que Milosevic retiró las tropas y la ONU asumió el control de Kosovo, controlando los sueños de independencia de los kosovares.
Mientras, en la ONU se ha tratado un plan de independencia bajo supervisión europea, pero ha sido vetado por Rusia, tradicional aliado serbio, aunque la mayoría de los países europeos parecen dispuestos aplicarlo de todos modos.
/Por Ellie Tzortzi/
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