
Más cómodo al final que al principio, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, tuvo una puesta en escena aceptable. Aunque más allá de la forma, lo importante es el fondo, y aquí sí hay motivos para la preocupación. La Fed podría endurecer su discurso "en un par de reuniones" y no habrá un QE3.
1. Solo ante el peligro.
A diferencia de las ruedas de prensa del Banco Central Europeo (BCE), en las que comparecen el presidente y el vicepresidente de la entidad, Bernanke lo hizo solo.
Esa sensación de solo ante el peligro se acentuó porque la mesa y la silla le dejaban muy al descubierto y se le notaba incómodo, con una postura muy rígida. Además, su tono de voz sonó poco contundente al principio, aunque se afianzó con los minutos. Contribuyó que las preguntas tampoco fueron demasiado inquisitivas, algo que facilitó el trabajo al presidente de la Fed.
2. ¿Qué es lo que se calla la Fed?
Pero es el fondo, no la forma, lo que verdaderamente importa. Y aunque las bolsas y otros activos celebran con subidas que la Fed siga adelante con los estímulos y que los tipos aún vayan a seguir entre el 0 y el 0,25% durante "un largo periodo de tiempo", eso no significa que el resultado de la reunión haya alimentado el optimismo. Al contrario.
Además de recortar sus previsiones de crecimiento para 2011 desde el 3,4-3,9% hasta el 3,1-3,3%, Bernanke dejó la sensación de que las piezas de la recuperación siguen sin encajarle. Mencionó dos en concreto, como la lenta y endeble recuperación del mercado laboral y la debilidad que aún arrastra el sector residencial.
Pero, incluso reconociendo estas flaquezas, dio la impresión de que no lo dijo todo; de que pese a los estímulos cuantitativos (QE1 y QE2), con los que ha introducido 2,3 billones de dólares adicionales en la economía, y los bajos tipos de interés (0-0,25% desde diciembre de 2008), la recuperación sigue sin afianzarse.
Estados Unidos necesita aún más tiempo para recomponerse. Y eso, desde una perspectiva más amplia, genera preocupación acerca de que la Fed esté viendo algo en la economía que le sigue inquietando, que frena la reactivación y que obliga a la entidad monetaria a moverse con tiento.
Otro hecho lo delata: ¿cómo es posible que hubiera unanimidad cuando varios de los miembros habían mostrado en las últimas semanas su incomodidad con la actual política de la Fed? O Bernanke se ha comprometido a contentar a esa facción en el futuro con otro tipo de medidas... o es que les ha expuesto motivos económicos lo suficientemente convincentes como para frenar su ímpetu disidente.
3. ¿Y el dólar? Pregúntenle a Geithner
Entre las semejanzas entre las ruedas de prensa de Bernanke y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, figuró que el banquero central norteamericano intentó escurrir el bulto sobre el tema cambiario.
Preguntado acerca de si la debilidad del dólar respondía a la expansiva política monetaria de la Fed, comentó que este tema concierne al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, del mismo modo que Trichet emplaza los asuntos de las divisas al G-7.
El mercado, eso sí, tiene claro que la actual estrategia de la Fed sí apadrina un dólar más débil. Hoy, de hecho, ha llegado a caer hasta los 1,488 dólares contra el euro, su cambio más bajo desde finales de 2009. Y esto no dejar de ser un atajo para que las exportaciones continúen tirando de la economía norteamericana.