WASHINGTON (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, apoyaría el jueves los planes de un recorte limitado de los soldados en Irak, pero ofrecería poco a los escépticos estadounidenses que buscan un cambio de dirección en torno al impopular conflicto.
Es casi seguro que el presidente apoye la recomendación del general David Petraeus sobre la retirada gradual de 30.000 soldados estadounidenses de Irak para el próximo verano.
La propuesta de retirada no sería tan rápida ni masiva como los demócratas lo exigen, pero podría darle tiempo a Bush para continuar con la guerra mientras controla las presiones a favor de un regreso a casa de más soldados estadounidenses.
Sin embargo, la Casa Blanca ha dado pocas señales de un cambio significativo en la política sobre Irak, lo que podría convertir el discurso de Bush en algo difícil de vender.
Un sondeo de NBC/Wall Street Journal publicado antes del discurso de Bush indicó que sólo el 30 por ciento de los estadounidenses aprobaba la política de la Casa Blanca en torno a Irak, sin embargo supone un avance con respecto al 22 por ciento de otra encuesta dada a conocer en julio.
Algunos de los socios republicanos de Bush también han expresado sus dudas sobre su estrategia en Irak.
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