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El lado positivo de la subida de tipos: la rentabilidad de los bonos alcanza su punto más alto en 18 meses

La rentabilidad de los bonos se sitúa en su punto más alto en 18 meses. Foto: Archivo
La subida de los tipos de interés tiene dos caras para los ciudadanos. La primera y menos divertida consiste en que incrementa la carga financiera de las familias, ya que aumenta los intereses aparejados a productos como las hipotecas. Frente a este efecto, un dinero más caro eleva la rentabilidad de los bonos.

Es el caso, por ejemplo, de la deuda pública española, cuyos intereses no dejan de crecer al calor del repunte del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Si hasta ahora han sido los títulos a corto plazo, como las letras, los que han ido cobrando atractivo por su creciente rentabilidad, ahora son los bonos los que están opositando para ganarse una plaza en las carteras de los inversores. No en vano, el rendimiento de los bonos españoles a diez años ha crecido en las últimas sesiones hasta el 4,5 por ciento, un nivel que no tocaban desde comienzos de diciembre de 2003.

Sin opción

La rentabilidad de los bonos ha llegado hasta esa cota tras las masivas ventas vistas en las últimas semanas. En los mercados de deuda, el rendimiento de los títulos sólo repunta si los precios caen, y éstos apenas han dejado de descender desde mediados de marzo, momento en que los inversores decidieron descargar de bonos sus carteras.

Y es que no les ha quedado otro remedio que actuar así bonos. Primero, porque la economía estadounidense ha dado síntomas de que puede ganar fuerza, con lo que parece complicado que la Reserva Federal recorte los tipos este año. Y segundo porque la zona euro ha confirmado su recuperación, con lo que el BCE cuenta con margen adicional para elevar los tipos. De hecho, todo apunta a que los aumentará del 3,75 al 4 por ciento en la reunión que celebrará mañana, un paso al que podría seguir otro de igual magnitud en el tercer trimestre -hasta el 4,25 por ciento-, e incluso los expertos no descartan un último incremento antes de fin de año que sitúe el precio oficial del dinero en el 4,5 por ciento.

Duros rivales

Ante tales previsiones, los inversores han vendido sus bonos para esperar a los que se emitan en el futuro, que pagarán unos rendimientos superiores porque estarán referenciados a unos tipos más altos. Pero la clave reside en que esas ventas ya están nutriendo las rentabilidades, algo que incrementa el atractivo de los bonos para los inversores.

Así, hace un año los intereses de los bonos se reducían al 3,96 por ciento, con lo que apenas superaban el 3,9 por ciento en el que estaba la inflación. Hoy, en cambio, ofrecen ya un 4,5 por ciento, cuando el coste de la vida ha repuntado un 2,4 por ciento en los doce últimos meses. Este hecho provoca que haya expertos que ya recomienden tomar posiciones, sobre todo porque no está tan claro que los rendimientos puedan ir más allá. "Pondríamos nivel de entrada en el 4,5 por ciento, donde tomaríamos posiciones de manera estructural", afirman desde Inversis.

Eso sí, los bonos tienen una dura competencia. La principal procede de la deuda a corto plazo, ya que, por ejemplo, la rentabilidad de las letras a un año alcanza el 4,3 por ciento. Es decir, abonan un interés algo inferior, pero tienen menos riesgo por su corta vida. En un segundo plano figuran los productos de las entidades financieras. Entre ellos destacan las cuentas de alta remuneración, aunque el rendimiento de estos productos no pasa del 3,5 por ciento.

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