Bolsa, mercados y cotizaciones

Si no especula es porque no quiere

El debate es difícil que esté más caldeado. A un lado se sitúan quienes afirman que existe un com- plot para tumbar al euro presionando los mercados (tanto el bursátil como el de deuda soberana) de los países de la zona en una situación económica más débil. Al otro, los que apuntan que tan sólo se trata de que los inversores están penalizando a los más débiles.

En la práctica, para quienes no quieran buscar más pies al gato que el de hallar oportunidades especulativas, el momento provoca cuatro situaciones de las que uno puede aprovecharse: que los índices bursátiles caen, que el precio de los bonos también, que la volatilidad avanza y que todavía da más pasos de gigante el dólar en su carrera apreciándose contra el euro.

Son movimientos complejos, pero todos esperados. Desde hace meses, los expertos hablan de que todos estos hechos (tal vez el aumento de la volatilidad es el que les ha pillado más desprevenidos) iban a suceder. Si bien ninguno esperaba que fueran a ser tan rápidos, tan bruscos y alentados por el miedo de que algún Estado occidental incurra en impago.

Movimientos previsibles

Se reflexionaba que el precio de los bonos iba a caer cuando los bancos centrales retiraran sus programas de recompras y el mercado empezara a anticipar que los tipos de interés iban a subir.

En el lado de las divisas, había bastante unanimidad. El euro se había fortalecido demasiado contra el dólar y en el momento que la economía norteamericana comenzara a acelerar la recuperación, su moneda - a quien todos veían infravalorada- debería comenzar a apreciarse.

En cuanto a las bolsas, se coincidía en que, antes o después, el estirón desde los mínimos tendría que enfrentarse a una corrección que sirviera para que unos convirtieran en efectivo sus plusvalías y otros entraran con dinero fresco a precios más atractivos. Todas estas situaciones se han conjugado en las últimas semanas: provocando severos ajustes en esta amalgama de activos.

Acciones del pequeño inversor

Unos movimientos que si hace años sólo podían aprovechar los profesionales, ahora están disponibles también para los pequeños inversores.

Para ligarse a la subida del dólar se puede operar con ETF (fondos cotizados), varios tipos de warrants, futuros... igual que a la caída de los índices bursátiles. A los anteriores, junto al incremento de la volatilidad y a la caída del precio del bono (cuyo comportamiento es inverso a la evolución de la rentabilidad), se puede uno ligar a través de contratos por diferencias (CFD).

Algunos de los emisores de este producto que operan en España ofrecen cualquiera de estos subyacentes. Y, en muchos casos, con distintas variantes que abren distintas posibilidades. Por ejemplo, sobre el Ibex 35, se pueden contratar CFD que cotizan las 24 horas o sólo en horario español.

Respecto al resto, se calcula en muchos casos sobre la cotización de los futuros referenciados a cada subyacente, se pueden encontrar contratos normales (la exposición de efectivo es más alta por lo que requiere garantías mayores, en tanto que la posibilidad de rentabilidad y pérdidas son más altas), y la versión mini, con un menor efectivo inmerso en la operación.

Los CFD son productos de alto riesgo. Y, más, en un entorno volátil como el actual. Se puede incurrir en minusvalías superiores a las garantías depositadas, por lo que se debe colocar un stop loss que asegure que lo depositado es la pérdida máxima que se va a asumir. Para asegurarlo, puede contratar un stop loss garantizado.

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