
El road show ha comenzado. La ministra de Economía Elena Salgado, y el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, llegaron ayer a la City londinense con un claro objetivo: convencer a aquellos inversores que la semana pasada provocaron la mayor caída del Ibex 35 desde marzo de 2009 de que España va bien y de que no deben tener miedo porque el país hará "los ajustes necesarios" para reducir su déficit. Sin embargo, a juzgar por el comportamiento que ayer tuvieron los bonos españoles, no parece que los inversores se hayan creído el mensaje.
Si no, no se podría explicar que justo ayer el diferencial entre los bonos españoles a diez años y sus equivalentes alemanes marcara máximos anuales. Es decir, la rentabilidad de la deuda española a largo plazo se elevó hasta el 4,15% ante la avalancha de peticiones de venta por parte de los inversores (cuando cae el precio del bono, sube su rentabilidad), frente al 3,15% de los bund alemanes, lo que supone una diferencia de 100 puntos básicos, la mayor divergencia entre ambos en lo que llevamos de ejercicio.
"Es normal que los inversores no se lo crean porque lo único que ha dicho España es que va a reducir el déficit pero no ha dicho qué medidas va a tomar. Es lo que pasa cuando mandas un globo sonda y no concretas", afirma Lucas Monjardín, analista de Capital at Work. La credibilidad hacia España cae, por tanto en picado y tal como afirmó ayer Marc Ladreit, presidente y fundador de la agencia Fitch, lo importante para España, así como para Grecia y Portugal es "la credibilidad que puedan aportar".
Más miedo que con Lehman
De momento, si no nula, esta credibilidad es bastante baja. Y eso, a pesar que ayer el Tesoro Español anunció que reduciría un 34% la emisión de deuda para 2010, y por tanto su endeudamiento a través de esta vía (ver página 29). Al diferencial entre la deuda española y la alemana, hay que añadir el nuevo repunte que ayer vivieron los seguros contra el riesgo de impago (CDS, por sus siglas en inglés) de España. Marcó máximos de 172 puntos básicos, aunque luego se relajó hasta los 168, frente a los 166 puntos del viernes pasado, lo que es su mayor nivel desde hace dieciocho meses.
Es decir, si un inversor quisiera cubrirse frente al riesgo para una inversión de 10.000 millones de euros, necesitaría 168 millones de euros. Ni siquiera con la quiebra de Lehman Brothers se vieron unas cifras tan altas. Y lo peor es que aún pueden seguir creciendo. "La ampliación de los diferenciales denotan nerviosismo. Todo el mundo pone a España casi al borde la Guerra civil y aunque nosotros no somos ni Portugal ni Grecia, es posible que aún sigan aumentando los CDS, aunque no mucho más allá", afirma Monjardín. De momento, lo cierto es que España sigue entrando en el saco de los países que más dudas despiertan para los inversores, ya sean estos especuladores o no. Así, ayer fue junto con Grecia, Bulgaria, Portugal y Kazajistán el país europeo en el que más repuntó el seguro contra el riesgo de impago.
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