
No lo niega. El capital riesgo también está pasando sus dificultades durante la crisis. Pero confía plenamente en que el sector saldrá reforzado. ¿Con qué fórmula? Recuperando su esencia, lo que ha hecho siempre. El diagnóstico lo emite Ignacio Sarria, socio-director general de la gestora de capital riesgo Arcano Capital, quien admite que este año puede ser el de la remontada para el negocio.
¿Qué balance hace de 2009 en el sector del capital riesgo?
El ejercicio pasado fue un año perdido para el capital riesgo en todo el mundo. Por ejemplo, en Reino Unido, que es uno de los epicentros del sector, la actividad volvió a los niveles de 1984.
Varias razones lo explicaron, como la ausencia de financiación, la cautela de los fondos o la reticencia de vender a ciertos precios. También influyó que se levantó poco dinero y que descendieron las valoraciones de las carteras de los fondos.
¿Y cómo afronta 2010?
Todo lo que no se hizo en 2009 podría realizarse en 2010. De hecho, ya comenzó a verse más movimiento en el último trimestre, que concentró más actividad que el resto del año, y el nuevo ejercicio ha empezado con varias operaciones importantes.
A escala global, el sector cuenta con una cifra que ronda los 400.000 millones de dólares, por lo que tiene músculo para invertir. Y hay que tener en cuenta que ahora se pagan unos múltiplos más favorables. Si entre 2005 y 2007 se pagaba más de 10 veces el beneficio bruto de explotación (ebitda) que conseguía una compañía, esa proporción se sitúa ahora entre las cinco y las siete veces.
En este sentido, aunque no haya tanta financiación bancaria disponible, comprar a unos precios más razonables implica que se podrán rentabilizar mejor las inversiones porque los efectos de ajuste y ahorro se notan en el balance. Por tanto, es posible que 2010 arroje una de las mejores añadas en capital riesgo en muchos años.
¿Cómo ha repercutido la crisis en la financiación de las operaciones?
De algún modo, el ciclo del capital riesgo se ha interrumpido. Normalmente, los inversores llevan su dinero a los fondos de capital riesgo, y éstos, con el soporte bancario, realizan las compras para rentabilizar esa cantidad.
Con la crisis este mecanismo se ha roto: hay menos financiación disponible, menos operaciones corporativas, menos salidas a bolsa... Por ejemplo, hasta 2007, los bancos financiaban hasta el 65-70% de una operación. Ahora las proporciones se han invertido: el capital riesgo aporta el 65-70% y los bancos, el resto. Y las entidades no están dispuestas a ofrecer más de las tres veces ebitda, indiferentemente de la cantidad.
Tras la actividad compradora vivida entre 2005 y 2007, ¿comienzan a estar presionados los fondos para desinvertir?
El tiempo empieza a ir en contra. Entre 2006 y 2007, las empresas se maduraban hasta en dos años, pero no es capital riesgo. Lo normal es que permanezcan en la cartera entre tres y cinco años. A partir del sexto, el tiempo empieza a quemar. Lo que pasa es que ahora hay una especie de atasco en la línea de salida para desinvertir.
¿Se podría deducir que el sector, como otros segmentos de los mercados financieros, está sufriendo su particular 'destrucción creadora'?
Se está produciendo una limpia que será buena para el negocio. Los años 2006 y 2007 deberían borrarse de las estadísticas. Eso no era capital riesgo. Había muchas operaciones, inversiones demasiado grandes, fondos enormes que se levantaban con mucha rapidez... Se emperazon a perder los papeles en muchos casos. Ahora, el sector va a volver a lo que ha hecho siempre.
¿Qué lecciones debe aprender el sector tras el 'boom' previo a la crisis?
Varias. La primera, centrarse en la actividad propia del capital riesgo, y no en prácticas, como las vistas entonces, que se alejaban de lo que ha hecho siempre. La segunda, que el apalancamiento es bueno hasta que empieza a ser malo, porque puede ser letal. Y la tercera, recuperar un perfil más bajo, puesto que los gestores se habían convertido en superestrellas.
¿Qué peso debería tener el capital riesgo en una cartera?
Las inversiones alternativas deberían alcanzar hasta un 20% en las carteras, y el capital riesgo, entre un 5 y un 10%, no más. Hay que entender que es un activo ilíquido y a largo plazo. Los inversores españoles, que ahora destinan menos de un 1%, aseguran que quieren invertir más, pero entienden que ahora no es el momento.
¿A qué inversor va dirigido el capital riesgo?
Al que conozca sus ventajas e inconvenientes. Se trata de un inversor cuasi-institucional o de banca privada. Por debajo, y para ser honestos con el inversor, sería difícil llegar.