"Un año después aún no salgo de mi asombro. Habría que preguntarles a ellos por qué hicieron lo que hicieron". Estas sinceras palabras, pronunciadas por un analista de una firma española, definen con claridad el sentimiento generado por la decisión adoptada por el Banco Central Europeo (BCE) hace doce meses. Los mercados financieros no esperan recortes de tipos en la reunión de hoy.
En la reunión del 3 de julio de 2008, la entidad presidida por Jean-Claude Trichet decidió elevar el precio del dinero en la eurozona del 4 al 4,25%.
Lo hizo pese a que la crisis financiera caminaba por su undécimo mes; pese a que las condiciones crediticias de la región se habían endurecido; pese a que la economía comenzaba a debilitarse; y pese a que era el único de los grandes bancos centrales del mundo que no había reducido los tipos como antídoto contra las turbulencias.
Cálculos equivocados
El argumento en el que se apoyó para llevar la contraria a todos fue la inflación. Así lo precisó en la reunión del 5 de junio, en la que abonó el terreno para el aumento posterior. A mediados de 2008, los precios repuntaban en la zona euro a una tasa interanual del 4%, con lo que duplicaban el objetivo que persigue la entidad de controlar los precios por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo. La subida, por tanto, parecía pertinente.
Acompañó esas cifras con la afirmación de que la inflación "seguirá alta durante más tiempo del previsto anteriormente" y que "sólo se moderará gradualmente en 2009". Adicionalmente, mantuvo el mensaje de que la economía seguía "sólida".
Pero la realidad pulverizó estos pronósticos. A medio plazo, los precios, lejos de seguir altos, cayeron con celeridad, puesto que la tasa de inflación registrada en diciembre se limitó al 1,6%; y la solidez se transformó en debilidad, ya que la economía de la región se contrajo a un ritmo interanual del 1,7% en el último trimestre de 2008.
Duras consecuencias
Estos y otros efectos negativos se vieron acentuados por aquella subida, que desde el primer momento fue catalogada por los expertos como "exagerada" y "errónea". Y no hizo falta esperar mucho tiempo para constatarlo con hechos.
La bomba arrojada por Trichet el 5 de junio provocó una auténtica fractura en los mercados. Eso sí, ninguno lo reflejó tanto como el interbancario, al que acuden las entidades para conseguir financiación y donde se calcula el euribor a doce meses, la referencia clave para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España.
Esta plataforma, que había dejado de funcionar con normalidad por culpa de la crisis, se tensionó como nunca. El 6 de junio, el euribor repuntó del 5,12 al 5,41%, el mayor aumento diario de su historia. Hubo más impactos, por supuesto, entre los que sobresalieron los sufridos en las bolsas, donde las ventas tomaron el mando, y en las divisas, donde el euro emprendió un viaje alcista que le llevó a marcar su máximo histórico a mediados de julio en los 1,604 dólares.
No tropezar con la misma piedra
En descargo del BCE, resulta cierto que el petróleo, que hace un año caminaba por encima de los 100 dólares, nubló su perspectiva y que nadie esperaba que el crudo cayera desde los casi 150 dólares a los que escaló a mediados de julio hasta los 45,9 a los que concluyó 2008. Pero, asumiendo siempre que las gafas de la entidad son para ver a medio plazo y no a corto, no debería haberse cegado por el oro negro.
Ahora bien, lo importante es que Trichet haya tomado nota. Vamos, que no tropiece dos veces con la misma piedra. Y eso, en estos momentos, consiste en no precipitarse a la hora de revertir su actual estrategia monetaria. Está claro que en el futuro deberá hacerlo, pero tendrá tiempo de sobra para maniobrar. "No debe tener prisa. A lo largo de 2010 sí es posible que se reúnan las condiciones para subir los tipos, aunque no demasiado", advierte José Carlos Díez.
"Desde nuestro punto de vista, el BCE no empezará a considerar seriamente la subida de los tipos antes de que los precios de la vivienda y el crecimiento de la oferta monetaria repunten sostenidamente", precisan desde ING.
Una polémica decisión que 'rompió' el mercado
Principales impactos de la subida de los tipos de interés que ejecutó el BCE el 3 de julio.
Fuente: Bloomberg y elEconomista