
El metal más caro del mundo, que hasta hace poco estaba atrapado en una crisis bajista insondable, se encuentra en un buen momento. El rodio, elemento ultra escaso en el planeta, con solo un 0,0000003% de la corteza terrestre, vive un momento dulce. El derivado del platino ha subido ya más de un 25% en lo que va de año pasando de los 4.570 dólares la onza troy (unidad de medida de los metales preciosos de altísimo valor) a los 5.700 dólares.
La materia prima ha vivido unas alzas incombustibles desde que arrancó febrero, lo que invitaría a pensar que es una de las víctimas de los aranceles de Trump, pero la realidad del elemento plateado es mucho más compleja. Para entender lo que está sucediendo hay que conocer la naturaleza de esta materia prima, que ha logrado estos precios no por la alta demanda, sino por la ultra escasez.
La producción anual de rodio es de unas escasas 30 millones de toneladas y básicamente, su uso se limita a un componente muy específico del sector automotriz. Principalmente este metal sirve para los catalizadores de los coches de motor de gasolina. Estos catalizadores sirven para reducir las emisiones de carbono y supone un elemento muy eficiente para este fin. Tiene algunos otros usos menores como en ciertos componentes eléctricos de muy alta calidad o algunos procesos específicos de la industria química, pero ninguna a una escala semejante a la producción de coches.
Este material vivió una verdadera crisis con hundimiento de sus precios estos últimos años, a medida que la demanda de vehículos se congelaba por las sombrías perspectivas macroeconómicas y, especialmente, mientras crecía la demanda de coches eléctricos que no requieren catalizadores de rodio. En aquellos momentos de hundimiento de su cotización llegó incluso a perder su trono como metal más valioso del planeta, superado por el iridio.
El problema del rodio es que, en cualquier caso, su producción surge casi por completo de Sudáfrica, el país que concentra prácticamente el 80% del suministro. Hay algunos yacimientos en los Urales, en Rusia y en Ontario, Canadá, pero la realidad es que Ciudad del Cabo controla el mercado. En ese sentido, las subidas del 25% de los precios tienen más que ver con esta realidad que con cualquier otra cosa. Según los últimos datos de Metal Focus, el déficit es permanente, pero se ha visto agravado por una interrupción del suministro de este país.
En marzo de este año los precios se dispararon un 20% en un solo mes después de que se sucedieran una serie de inundaciones en todo el país que bloquearon la mina de Tumela, entre otras. Algo que ha provocado un shock en la cotización de la materia prima que se mantiene viva hasta ahora. A esto hay que sumarle una oleada especulativa. Muchos inversores han comprado el metal plateado para protegerse de los vientos geopolíticos. No es algo tan común como en el caso del oro o incluso la plata, pero el Rodio forma parte de esa cesta de metales preciosos que los inversores visitan cuando la geopolítica aprieta.
Sin embargo, los principales analistas del mercado no tienen esperanzas de un repunte prolongado. De hecho, creen que al rodio solo le queda una larga decadencia que incluso puede acabar arrebatándole nuevamente la corona. "Si bien el precio podría subir, debería ser por poco tiempo", explicaba Wilma Swarts , directora de PGM (productos derivados del platino) en la consultora Metals Focus, y añadió que se esperaba una debilidad a largo plazo debido al aumento de los vehículos eléctricos.
Según Metals Focus, se espera que el déficit en el mercado mundial de rodio se reduzca este año a 74.000 onzas desde 143.000 oz en 2024, con una caída de la demanda del 8 % a 1 millón de onzas y una disminución de la oferta del 2%. Es decir, por muchos problemas que haya en la producción la carrera está en la demanda, que irá apagándose irremediablemente.
"El impacto positivo que habían traído los endurecimiento de controles climáticos (que llevaron el rodio a los 27.000 euros la onza) parece haber llegado definitivamente a su fin"
Desde Heraeus dan por hecho que el techo de la materia prima en los próximos meses está en los 5.400 dólares la onza troy, y el suelos en los 4.400 dólares. En cualquier caso, tanto esta firma como Metal Focus prevén un último canto de cisne este año gracias a los cuellos de botella de Sudáfrica, con una subida del 8% respecto a los niveles actuales este año. Según sus cálculos las existencias de rodio caerán en 2025 un 23% a 349.000 onzas troy, es decir, el nivel más bajo en 40 años.
La decadencia del rodio seguirá pero solo cuando se acaben los problemas en Sudáfrica. "Dado que los inventarios se encuentran en el proceso de producción, el rodio seguirá siendo susceptible a cualquier presión en el mercado físico", comentan desde Metal Focus.
En cualquier caso, desde Heraeus hablan de un descenso a partir de ahora controlado. Si bien la demanda irá a menos, creen que la misma Sudáfrica irá matizando la producción para mantener altos los precios. "Los productores podrían actuar para controlar los costes, reduciendo la producción". En ese sentido esperan que mientras la demanda se apaga también lo haga la producción. "El impacto positivo que habían traído los endurecimiento de controles climáticos (que llevaron el rodio a los 27.000 euros la onza) parece haber llegado definitivamente a su fin".