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Tesla enlaza castañazos en bolsa: los rivales chinos se convierten en su peor pesadilla y le superan en tecnología

Cargadores de Tesla en Canadá. Foto: Dreamstime

Tesla va de castañazo en castañazo. La firma de Elon Musk ha perdido la mitad de su valor bursátil en apenas tres meses, y este martes se ha encontrado con una tormenta perfecta llegada desde China que extiende la montaña rusa bursátil en la que vive desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La compañía está sufriendo caídas de más del 5% por culpa de un anuncio de una rival china, Zeekr, que pondrá en marcha el próximo mes un sistema de conducción autónoma de 'nivel 3', superior al que ofrece la estadounidense; y de otra, BYD, que ha presentado unos cargadores ultrarrápidos aún mejores. Y a eso se ha sumado un castigo de Canadá, que ha retirado a Tesla de la lista de coches eléctricos que pueden recibir varias subvenciones gubernamentales, en una respuesta a la guerra comercial y las amenazas de anexión lanzadas por Trump.

El primer golpe ha dado en un punto sensible de la firma de Musk. El magnate ha insistido desde un principio que Tesla no es una compañía de coches, sino de software y tecnología. Su 'Santo Grial' era desarrollar un sistema de conducción autónoma completo, pero hasta ahora se ha quedado atascado en el llamado 'nivel dos'. Este paso permite que el coche gestione la aceleración y mantenga el volante recto en carreteras, evitando salidas de carril, y frene ante peatones o paradas bruscas de los vehículos posteriores. Sin embargo, el conductor tiene que estar pendiente de su entorno y tomar el control para todas las demás operaciones.

Pero la china Zeekr ha anunciado que pondrá en marcha su conducción autónoma de 'nivel tres', en la que el coche monitoriza el entorno por sí mismo y puede tomar más decisiones, como cambiar de carril y adelantar a un coche más lento, sin que el conductor tenga que participar. Este nivel permite 'desbloquear' nuevas operaciones que los Tesla no puede tomar por sí solos todavía, ya que sus coches no son capaces de controlar el entorno de conducción de forma tan avanzada.

No solo eso, sino que Zeekr está dispuesta a incluir gratuitamente este sistema, dando pie a una nueva etapa en la guerra del coche eléctrico. "Debemos asumir algunos costes", dijo Andy An, CEO de la firma. Precisamente, una de las grandes fuentes de ingresos a largo plazo para Tesla es el mantenimiento del software de sus coches.

A eso se suma que BYD, la 'reina' de los coches eléctricos chinos, ha presentado su 'super e-platform' de carga. Eso permitirá que sus vehículos puedan recargar suficiente energía para 400 kilómetros de autonomía en tan solo 5 minutos, gracias a chips de potencia fabricados con carburo de silicio, que consiguen permitir una tensión nominal de hasta 1.500 voltios. Una tecnología de que Tesla aún está lejos de conseguir.

Estas derrotas en la batalla tecnológica ponen a la firma de Musk en una posición más delicada: sus competidores chinos no solo están haciendo coches más asequibles que los suyos, sino que le están empezando a ganar en lo que parecía su punto fuerte, la carrera por la conducción plenamente autónoma. Si sus rivales ofrecen una experiencia de conducción mejor y más barata, la amenaza para la firma estadounidense es aún mayor.

A esos golpes se une un segundo llegado directamente desde Canadá. El país vecino lleva semanas sumido en una crisis existencial ante las amenazas de Trump de lanzar una guerra comercial y económica que "haga inviable la existencia de Canadá como país independiente", en palabras del propio presidente de EEUU, para lograr que entregue su soberanía y acepte ser anexionada por EEUU. Los ataques han despertado un rechazo casi unánime en el país, que ha prometido responder a todos los aranceles y a todas las presiones que provengan de Washington con una respuesta proporcional. Y una de las víctimas favoritas de los contraataques canadienses es Tesla, dada la cercanía de Musk con Trump y su puesto clave en el Gobierno del empresario inmobiliario.

Este martes, la alcaldesa de Toronto, Olivia Chow, ha anunciado que Tesla saldrá de la lista de vehículos que pueden acogerse a las subvenciones que ofrece la ciudad para que los ciudadanos abandonen los coches de gasolina y diésel. La provincia de Columbia Británica se ha sumado también a esa exclusión. Y uno de los principales proveedores de electricidad del país, BC Hydro, ha anunciado que dejará de pagar a los dueños de Teslas la subvención de 350 dólares que ofrece a los clientes con coches eléctricos para que carguen esos vehículos en los momentos de menor demanda eléctrica.

Esa ristra de golpes se unen a la promesa de imponer un arancel del 100% a los coches Tesla del candidato del Nuevo Partido Democrático. Este pequeño partido de izquierdas ha apoyado los Gobiernos del Partido Liberal de Justin Trudeau en los últimos 6 años, y puede resultar clave si los Liberales, que ahora dirige el ex gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, ganan las próximas elecciones sin mayoría absoluta.

La combinación de los boicots por las acciones de Musk como pieza clave del Gobierno Trump, los contraataques a la política comercial del magnate y su retraso en la batalla tecnológica contra su competencia china han generado un caldo de cultivo perfecto para que los gigantes de Wall Street adviertan de los enormes riesgos a los que se enfrenta la firma. JPMorgan advirtió la semana pasada de que nunca antes había visto a una firma automotriz "quemar su imagen" tan rápido, y calculó que el valor de las acciones de la compañía podía caer otro 50%, tras haberse hundido ya un 50% desde sus máximos de diciembre. Los accionistas de Tesla pueden ir abrochándose ya sus cinturones.

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