
La última encuesta del año a gestores de fondo que lanza Bank of America ha reflejado un incremento del optimismo tan enorme, que puede llegar a ser preocupante, por las consecuencias que ha tenido en el pasado cuando se ha llegado a estos niveles. La llegada de Donald Trump a la casa blanca con políticas expansivas y de desregulación para la economía estadounidense, combinadas con una política monetaria acomodaticia por parte de la Reserva Federal, ha llevado a los inversores a reducir la exposición a liquidez hasta mínimos nunca vistos. En el pasado, cuando se ha llegado a niveles similares se han producido episodios de fuertes caídas en la bolsa mundial, como ocurrió en 2002 y 2011.
Los gestores de fondos encaran el año 2025 con una sensación muy positiva en el frente macroeconómico. La recuperación sigue viento en popa, después de un 2024 sorprendentemente bueno en indicadores como el crecimiento económico, o el desempleo, y se ha conseguido evitar el frenazo sin disparar la inflación por el camino. Ahora todas las piezas encajan de cara al nuevo año: el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, promete medidas de apoyo para la actividad, como bajadas de impuestos y desregulación, y la Reserva Federal seguirá bajando los tipos de interés, aunque a un ritmo tranquilo.
Así, los beneficios empresariales continuarán subiendo, si se cumplen las expectativas de los gestores, que, en esta encuesta, alcanzan la mayor confianza de mejora de resultados de las compañías que se ha visto en 3 años. Los gestores encuestados descartan con mucha certeza que vaya a haber un aterrizaje duro en la economía mundial, y mantienen su apuesta por un aterrizaje suave, sin recesión en el horizonte. Sólo el 6% de los encuestados cree que habrá un aterrizaje duro de la economía, el menor porcentaje en este sentido de los últimos seis meses.
Un posicionamiento excesivamente optimista
Con este contexto económico y político de base, los gestores han actuado en consecuencia y se han lanzado en diciembre hacia activos que se beneficiarán de la promesa de crecimiento, a costa de reducir, sobre todo, la exposición a liquidez, la principal protección que utilizan los inversores en sus carteras. La bolsa estadounidense es la gran apuesta de los gestores para esta etapa positiva en el frente macro, hasta el punto de que el incremento que ha tenido en los porfolios ha sido el más fuerte en más de un año, y la sitúa en los niveles de sobreponderación más altos que se han visto nunca, desde que empezó a elaborarse la encuesta en el año 2001.
Al mismo tiempo, el recorte del peso de la liquidez en las carteras ha sido agresivo y ya se han alcanzado niveles históricos de poca ponderación de este tipo de activo en las carteras, con un 14% neto de los gestores infraponderando ahora la liquidez. Este hito es preocupante, a juicio de Bank of America, y los analistas que preparan la encuesta avisan de que "los anteriores mínimos que se han visto en la exposición a liquidez coincidieron con grandes techos en los activos de riesgo", explican.
Fue en los años 2002 y 2011, y revisando la historia bursátil, coincidieron con el inicio de etapas muy negativas para la bolsa mundial: entre enero y septiembre de 2002 el MSCI World se desplomó un 31,25%, sufriendo el impacto del estallido de la burbuja puntocom, y entre febrero y octubre de 2011, en los albores de la crisis de deuda europea, el índice de bolsa mundial se hundió más de un 21%. Este aviso de Bank of America recuerda a aquellos expertos que insisten, como dijo el primer Barón Rothschild, en que "hay que comprar con el ruido de los cañones [en los inicios de una guerra], y vender con el ruido de las trompetas [cuando se consigue la victoria]".

Al margen de la bolsa estadounidense, durante el mes de diciembre los gestores se han lanzado a comprar el sector bancario con intensidad, y también bolsa mundial y renta variable global. Además de la liquidez, los mayores recortes de exposición que se han registrado han sido en la bolsa de la zona euro y en la de economías emergentes
Peligros y oportunidades para el año que viene
El escenario central de los gestores para 2025 es optimista, y aunque se han lanzado en diciembre hacia los activos de riesgo y han huido de la protección que ofrece la liquidez, todavía tienen un ojo puesto en los posibles escenarios que podrían hacer descarrilar a la economía y a los mercados.
De cara a 2025, Bank of America incluye en su encuesta preguntas sobre cuáles serán los catalizadores alcistas para los mercados en 2025, y cuáles los bajistas, además de la habitual pregunta sobre los principales riesgos a los que se enfrentan los inversores en este momento.
En el frente positivo, el principal catalizador alcista para los mercados es que se produzca "un acelerón en el crecimiento de China", la opción favorita para el 40% de los encuestados. Por detrás, en segundo lugar, aparece "el aumento de la productividad por la IA", con el 13% de los gestores apuntando en este sentido, y en tercer lugar mantienen "que se produzca un acuerdo de paz entre Estados Unidos y Ucrania y Rusia".
Por el contrario, los principales catalizadores negativos para el año que viene son, en primer lugar, que se produzca "una guerra comercial mundial", una opción señalada por el 39% de los encuestados. Por detrás, aparece como el mayor peligro "que haya un aumento desordenado en las rentabilidades de los bonos" y, en tercer lugar, que se produzcan "subidas de tipos por parte de la Fed".
En cuanto a los principales peligros latentes que amenazan a todo el mercado, la primera opción también es que "la guerra comercial genere una recesión mundial", una opción que, con el 37% de los encuestados destacándola, empata en primer lugar con "un repunte de la inflación que fuerce a la Fed a subir tipos". Por detrás queda "un conflicto geopolítico", "un evento sistémico de crédito", "una crisis de financiación de EEUU" y, en sexto lugar, "la ruptura de la zona euro", un peligro que asoma la cabeza de nuevo entre los más graves que temen los gestores.