
Europa quiere combatir el greenwashing (ecopostureo) en los fondos de inversión. Por eso ESMA (la Autoridad Europea de Valores y Mercados) lanzó hace meses unas directrices para controlar el uso de términos como Sostenible, Climático, ESG o Impacto entre otros, en las denominaciones de los fondos. Estableció en qué deben invertir esos fondos (y en qué proporción), y en qué tipo de empresas no pueden invertir. Estas directrices afectan aproximadamente al 10% de los fondos de la UE, según los cálculos de Sustainable Fitch (la división de sostenibilidad de la agencia de rating Fitch). Este proveedor estima que unos 6.500 fondos europeos incluyen en sus denominaciones palabras como las mencionadas. Y estas nuevas exigencias obligarán a sus gestores a dejar fuera a multitud de petroleras y gasistas que a día de hoy sí están en estas carteras. Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Barclays cifra, en un informe al que ha tenido acceso elEconomista.es, en más de 15.000 millones de euros la cantidad de dinero que los fondos con nombres sostenibles tienen invertidos en compañías energéticas, principalmente petroleras. El banco añade otros 2.200 millones, aproximadamente, que están invertidos en utilities, y casi 4.000 en empresas de consumo básico que podrían violar los umbrales de ESMA. Entre las cotizadas afectadas potencialmente por las nuevas directrices hay nombres tan conocidos como los de las petroleras TotalEnergies y Eni (que cuentan en su capital con participaciones por parte de estos fondos de 132 y de 97 millones de euros, respectivamente), la energética italiana Snam (con 352 millones) y otra transalpina, la utility Hera (con 184 millones invertidos).
La norma de ESMA establece que los fondos cuyos nombres incluyan palabras como Sostenibilidad, Impacto o Medioambiental tendrán que dejar fuera a empresas que obtengan el 10% o más de sus ingresos de la prospección, extracción, distribución o refino de combustibles derivados del petróleo; también deberán excluir a aquellas compañías que consigan el 1% o más de sus ingresos de la prospección, extracción, distribución o refino de hulla y lignito. También quedan fuera las empresas que obtengan el 50% o más de su facturación de exploración, extracción, fabricación o distribución de combustibles gaseosos; y las utilities que generen electricidad por encima de determinado nivel de emisiones. Medio centenar de fondos de inversión españoles tienen nombres 'sostenibles' que la CNMV vigilará.

Estas pautas tendrán que aplicarlas los gestores a partir del próximo 21 de noviembre para los fondos de nueva creación, mientras que para adecuar los productos ya existentes el plazo se amplía seis meses más, hasta el 21 de mayo de 2025. Tienen dos opciones: desinvertir en las empresas que no pasen la criba, o cambiar el nombre de los fondos. Pero los expertos consultados afirman que lo más probable es que opten por desinvertir. Las compañías vinculadas al petróleo o al gas sí podrán estar incluidas en fondos cuyas denominaciones incluyan palabras como Transición, para los que ESMA establece exclusiones más básicas (no pueden invertir en armas controvertidas, tabaco ni en empresas que violen los derechos humanos). Estos fondos no gustan a los inversores más verdes, que quieren posicionarse sólo en los productos más exigentes.
Al margen de estas exclusiones, la ESMA también establece un fuerte requisito para los fondos, bien sean los menos exigentes (que incorporan términos como Transición, Social, Gobernanza) o los más puros (los que utilizan palabras como Sostenibilidad, ESG, Verde, Climático): al menos el 80% de sus inversiones deberán cumplir con los objetivos de inversión sostenible. Las nuevas reglas, explica Claudia Antuña, socia de AFI responsable de Sostenibilidad, "deberían aportar una mayor seguridad para el cliente final a la hora de realizar inversiones sostenibles. Es decir, deberían permitir que el nombre utilizado en los fondos de inversión refleje lo más fielmente posible el tipo de inversiones subyacentes del vehículo. Sin embargo, el lenguaje y la terminología utilizada en materia de inversión sostenible cada vez es más amplia y compleja, y en ocasiones podría resultar difícil (o casi imposible) que con una sola palabra se describa en su totalidad las características de la estrategia de inversión sostenible".
El hecho de que hasta el momento hayamos visto petroleras en fondos verdes no es necesariamente greenwashing, añade esta experta. "La abreviatura ESG hace referencia, no sólo a cuestiones medioambientales, sino también sociales y de gobernanza. Además, dichas cuestiones no aluden a la actividad económica de las empresas. Por tanto, podría darse el caso de que, bajo un enfoque ESG, un fondo de inversión sí invierta en una compañía petrolera, siempre y cuando ésta presente un perfil ESG elevado. Por tanto, en estos casos, no se estaría produciendo un caso de greenwashing, porque la inversión busca premiar las mejores prácticas en relación con la sostenibilidad, que en último término van orientadas a una mejor gestión de los riesgos extrafinancieros", explica Claudia Antuña.