
Tropezar dos veces con la misma piedra. Es el escenario al que podrían estar encaminándose algunos de los bancos más grandes de Wall Street al subestimar una métrica de riesgo sobre el impacto del cambio climático.
Un estudio de Climate X desvela que si bien los bancos han comenzado a medir los riesgos climáticos (aumento de las temperaturas, desastres naturales y áreas de negocio que quedarán obsoletas por los bruscos cambios que implicará) no están ajustando sus negocios para abordar las perturbaciones físicas que se avecinan a medida que los clientes en particular y la economía en general se ven cada vez más afectados.
El proveedor de datos de riesgo, que analiza las políticas y prácticas de financiación en la adaptación de la industria a la nueva realidad, advierte de las implicaciones de ignorar los riesgos sistémicos pueden ser profundas. Kamil Kluza , director de productos de Climate X, recuerda a Bloomberg que esta es precisamente "la razón por la que caímos en la recesión de 2008" porque entonces "solíamos captar el riesgo crediticio, operativo y de mercado, pero nunca analizamos el riesgo de liquidez en particular". Ahora el punto ciego es el riesgo climático.
A priori la tendencia es buena ya que aproximadamente el 80% de los bancos analizados están recopilando y estudiando datos y considerando posibles escenarios de riesgo. Sin embargo, menos de la mitad da el siguiente paso y dedica tiempo a tomar medidas con los clientes de perfiles de mayor riesgo, ofertándoles productos y servicios adaptados o ajustando su financiación.
Banco Santander, entre los mejor puntuados
El estudio, realizado junto a Climate Proof señala a Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan Chase como los bancos con las puntuaciones más bajas en materia de financiación de inversiones para adaptarse al calentamiento global mientras que el banco con la puntuación más alta fue Standard Chartered (12 de los 17 puntos posibles), seguido por Banco Santander (11 puntos); el primero tiene en cuenta, por ejemplo, que el 90% de sus mercados son costeros, y la entidad española progresa en la integración de la métrica en las decisiones sobre la asignación de préstamos en función de ubicación y sector.
El avance del cambio climático es tal que las Naciones Unidas ya han identificado las políticas de adaptación como una parte esencial de la respuesta global. Pese a las advertencias, hasta ahora los filántropos y los gobiernos han sido los que han pagado la factura y un informe publicado el pasado mes de abril concluyó que el sector privado contribuyó solo con el 3% de toda la financiación para la adaptación climática entre 2019 y 2022.
Los fondos que se están asignando actualmente son apenas "una fracción de lo que se necesita", advirtió Axel van Trotsenburg, director ejecutivo del Banco Mundial, en un discurso pronunciado en junio . Y gran parte de ellos se destinan a "rectificar errores que no se deberían haber cometido", subrayó.
Climate X reconoce que el estudio tiene limitaciones ya que los resultados favorecen a las instituciones que son transparentes en cuanto a sus planes o que están ubicadas en regiones en las que los reguladores les exigen que presenten informes, como es el caso de la Unión Europea (UE). Además, hay que tener en cuenta que los criterios son cualitativos (no existen cifras cuantitativas estandarizadas) y es posible que no aborden todos los elementos de la financiación de la adaptación.
Con todo, los autores del estudio indican que "el análisis subraya la enorme cantidad de trabajo que los bancos de todo tipo tienen que emprender si quieren proteger eficazmente del clima sus propias operaciones y las economías a las que sirven".