
El euro parece un lugar seguro ahora mismo y que está lejos de ser una preocupación para el viejo continente. A pesar de que los caminos de la Fed y el BCE se han bifurcado con Lagarde arrancando en junio los recortes de tipos y Powell manteniéndose a la espera, los mercados ya han asumido este 'divorcio'. Además las incertidumbres políticas parecen haberse calmado con las elecciones europeas y francesas ya superadas. En ese sentido, el viaje de la divisa continental ha sido calmado, con una revalorización del 1% frente a la moneda norteamericana en el último mes y cambiándose por 1,08 dólares.
Sin embargo, esta situación de estabilidad y relajación puede ser engañosa y algunos analistas están diciendo que el mercado está asumiendo demasiado, olvidando las presiones que hay sobre la divisa. De hecho, algunos creen que los eventos que pueden desencadenarse en la segunda parte de 2024 desatarán un desplome y retorno a la paridad con su contraparte estadounidense.
El último en defender esta posibilidad ha sido Deutsche Bank. El banco germano ha dicho que la fortaleza del dólar y los tipos más altos son el telón de fondo pueden someter a presión al euro, y que, sumado con algunas noticias negativas desde Washington, creen que puede haber un vuelco total en el mercado de divisas. En particular George Saravelos analista de la firma, señala directamente a la guerra comercial con China y al ascenso de Donald Trump que, en caso de ganar las elecciones en noviembre, volvería a la Casa Blanca.
Para el experto de la firma germana, los acontecimientos están colocando a Europa como el verdadero campo de batalla de una guerra comercial y arancelaria. "La repercusión más importante de las elecciones de EEUU es sin duda, la perspectiva cambiaria" defendía Saravelos. "Si bien la imposición de más aranceles a China y otros países tendría consecuencias inflacionarias para Estados Unidos, "el mayor impacto en realidad serán las consecuencias desinflacionarias que tendría para el resto del mundo".
En resumen, si "EEUU levantase un enorme muro arancelario contra China", para Deutsche "todos esos productos tendrían que desviarse a otros mercados". Europa se posicionaría entonces como el mercado más atractivo para, desde Pekín, poner a la venta todo tipo de mercaderías que ya no son rentables en Estados Unidos por los gravámenes. Esta situación genera que "vemos un gran shock deflacionario en Europa".
"El shock deflacionario de la guerra comercial aceleraría con Trump y llevaría a la paridad euro/dólar"
Saravelos afirma que ni siquiera haría falta el ascenso de Trump para que se dé este escenario y una escalada en la situación actual, sea quien sea el presidente, podría generar las condiciones para prender fuego a euro ya bajo presión. Sin embargo, el republicano, con su marcada agenda de enfrentamiento comercial y la experiencia de su primer mandato, aplicando este tipo de medidas principalmente a China (pero también a Europa) "aceleraría el proceso y llevaría a paridad".
El shock deflacionario que menciona Deutsche llevaría al BCE a acelerar los recortes de tipos, mientras que, precisamente, una inflación renovada en EEUU por los aranceles haría que la Fed se mantuviese aún más obstinado en su postura de no tocar el 'precio del dinero'. En definitiva, el ligero desacople que vemos actualmente se convertiría en una ruptura total entre las agendas de los dos bancos centrales.
Volviendo a los aranceles, Biden ya redobló en mayo el enfrentamiento comercial con China que seguía latente desde la era Trump, pues el acuerdo en fase uno del republicano había sido el último punto de contacto entre Pekín y Washington. En ese sentido, Biden ha puesto en marcha un paquete general de 18.000 millones de dólares en nuevos gravámenes con el coche eléctrico pasando del 25% al 100% de una tacada. También ha elevado el 'muro comercial' sobre los semiconductores, minerales críticos, baterías, células solares y otro tipos de productos.
China de momento mantiene la calma, respondiendo solo parcialmente y sin una gran ofensiva arancelaria en respuesta, pero la escalada puede ser aún mayor y agitarse en la segunda mitad del año con una victoria electoral de demócratas o republicanos que acelere el conflicto.
De hecho con Trump la situación podría ser bastante más agitada que con Biden. El republicano no solo impuso 80.000 millones en aranceles a China en su primera etapa sino que ya ha hablado abiertamente de que realizaría una política mucho más ambiciosa en la segunda. Concretamente, al margen de mantener las nuevas medidas Biden impondría una tasa general del 60% sobre todos los productos chinos y un 10% sobre todos los productos extranjeros, sea cual sea su origen.
Un euro débil sí, ¿paridad?: "Improbable"
No todos están de acuerdo con esta postura y desde Bank of America responden a Deutsche alegando que, si bien es un escenario posible, se trata de una opción "improbable". En un reciente informe el analista de la firma Athanasios Vamvakidis explicaba que "la paridad no es imposible pero sería extraño". Concretando más, el experto explica que para que ocurra "se necesitaría que todo saliese mal" y aunque una guerra comercial o problemas de deuda en el viejo continente "debilitarían al euro" desde la empresa necesitarían ver más argumentos en contra pues "la paridad solo podría ser el resultado final".
También menciona como posibilidad alternativa al margen de tensiones en el mercado de bonos europeos, una potente corrección en el mercado de valores con una burbuja de la IA al estilo de las puntocom. La crisis bursátil derivada de la euforia de los negocios relacionados de internet fue uno de los factores que provocó que se diera la paridad. "Existe una relación clave entre el dólar y el mercado de valores, cuando el apetito por el riesgo empeora y las acciones caen el dólar tiende a fortalecerse pues actúa como moneda refugio", comentan los expertos de Capital Economics.
En ese sentido Vamvakidis comenta directamente los recientes análisis como el de Deutsche Bank alegando que "esta previsión no está ni mucho menos equivocada, pero se basa en que todo lo que pueda salir mal, ocurra". En ese sentido "nosotros también vemos esos riesgos y los hemos discutido pero muchas veces algunos de estos sucesos son de baja probabilidad". Además, desde Bank of America explican que, incluso si llega a suceder "siempre se da fe forma excepcional y dura poco tiempo", en la era 2000-2002 fue el mayor periodo pero la única ocasión en la que volvió a pasar fue entre agosto y octubre de 2022 y tuvo que darse una "tormenta perfecta de shocks negativos para Europa, con la guerra de Ucrania y las políticas monetarias divergentes BCE-Fed".
"Se ha tomado con calma el aumento de posibilidad de victoria para Trump, lo que aumenta las posibilidades de retroceso del euro"
Los analistas siguen centrados en un escenario mucho más benigno para el euro Un ejemplo de esto es Bankinter, que apunta a un dólar con un suelo de 1,04 dólares durante los próximos dos años. "Esperamos que el dólar en 2024 mantenga una tendencia lateral al alza contra el euro, debido al progresivo retraso en el escenario de recorte de tipos en EEUU", comenta el banco español, pero siempre nunca en situación de paridad.
En declaraciones a elEconomista, Maria Marcos, analista de Monex Europe, se muestra escéptica. "El debate en torno a una posible vuelta del a la paridad parece estar resurgiendo a mitad del año entre analistas y operadores" pero "las condiciones de 2022 distan ampliamente de las que estamos viendo en la actualidad". En ese sentido Marcos explica que a diferencia de lo que ocurrió entonces, cuando Europa se enfrentaba a una posible recesión ahora "la inflación de la eurozona está convergiendo hacia el objetivo" y los indicadores de crecimiento "muestran una imagen más positiva". Además, "a pesar de que las tensiones geopolíticas no han desaparecido, los precios de la energía son relativamente bajos".
En resumen, desde Monex Europe concluyen que "aunque el debate sobre si el par puede volver a la paridad se ha reabierto recientemente, creemos que es necesario un deterioro importante de las tensiones geopolíticas o una mayor divergencia de las expectativas sobre los tipos de interés para que este riesgo se materialice". De hecho creen que para finales de año el euro se mantendrá invariable en sus actuales 1,08 dólares.
Los expertos de Generali coinciden en que hay riesgos para el euro y creen que el mercado sí está subestimando problemas que están ahí, latentes. "Es posible que el hecho de que el euro descuidara el endurecimiento de las primas de riesgo del BCE a principios de año haya contribuido a amortiguar el impacto adverso de las nuevas preocupaciones de la zona euro" explica Thomas Hempell responsable de análisis macro, pero "sospechamos que los mercados también subestiman los vientos en contra del estancamiento francés para la política fiscal y las reformas tan necesarias a escala europea". Por su parte, también creen que "se ha tomado con calma el aumento de posibilidad de victoria para Trump tras la debacle televisiva de Biden". Una serenidad que "aumenta las probabilidades de un nuevo retroceso del euro".
Un euro más débil puede ayudar a Europa a crecer en un contexto complicado, ayudando a que sus exportaciones sean más rentables, aunque la misma naturaleza de la guerra comercial pueda limitar mucho este beneficio. Sin embargo, un euro en línea con el dólar está plagado de riesgos para el continente pues, aunque la balanza comercial mejora en favor de Europa, EEUU es el gran suministrador de productos clave como el gas y otras materias primas críticas. Además, un euro más barato, si este descenso se produce muy rápidamente, pondría en riesgo la estabilidad de precios en Europa en un momento en el que el BCE quiere culminar el retorno a un entorno monetario estable tras más de un año de lucha enconada contra la inflación.