Bolsa, mercados y cotizaciones

Lagarde se prepara para un recorte justificado y necesario

Faltan semanas para llegar al ecuador del año y las dudas abiertas cuando arrancó 2024 siguen sin haberse despejado. Al igual que en enero, las miradas continúan puestas en cuáles serán las decisiones que tomarán los bancos centrales en sus próximos encuentros. Pese a que las expectativas de recortes de tipos eran muy elevadas al comenzar el año, poco a poco se han ido rebajando y lo que resta de 2024 se perfila como clave para descubrir si la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) pueden poner fin a dos años de política monetaria restrictiva. El mercado ya descuenta que la presidenta de la autoridad monetaria europea, Christine Lagarde anunciará la primera bajada de tipos en la zona euro en esta reunión. Las expectativas se apoyan en las indicaciones ofrecidas por Lagarde en las citas de los últimos meses, y los datos económicos parecen sustentar este movimiento: una economía europea débil y una persistente caída de la inflación.

Después de tres años de fuertes presiones inflacionistas, la subida de los precios parece estar contenida, incluso a pesar de los vaivenes del último mes derivados de una nueva alza de los precios de la energía y de los alimentos. Al mismo tiempo, aunque la actividad económica de la zona euro mantiene su fragilidad, ha comenzado ya a mostrar los primeros signos de una recuperación: en el primer trimestre del año registró una una expansión del 0,3%, frente a las contracciones del 0,1% que se habían producido en los dos trimestres previos.

Las cifras, por tanto, parecen respaldar la tesis de que el BCE moverá ficha en unas semanas, apoyado también en los recientes recortes iniciados por los bancos centrales de Suiza y Suecia. El banco central de la zona euro se desmarcaría así de la Reserva Federal, para la que que aún es pronto para comenzar a reducir la presión sobre los tipos de interés. Europa se prepara ya para un repunte económico, pero las dudas sobre la situación en EE UU no parecen despejarse: la economía se está enfriando y en los tres primeros meses del año frenó con fuerza su crecimiento hasta el 1,6%, frente al 3,4% del último trimestre de 2023. A ello se suma la obstinada inflación, que no da tregua al otro lado del Atlántico: lo que los inversores veían al principio como subidas mensuales aisladas, parecen estar consolidándose a medida que avanza el año.

Cuando arrancó 2024, se preveían varios recortes de tipos de interés en EE UU a lo largo del año y prevalecía la opinión de que la Fed lideraría la nueva era de política monetaria acomodaticia. Casi seis meses después, ciertas vocesconsideran que el banco central de EE UU podría posponer las bajadas de tipos a 2025. Es posible que la Reserva Federal aún no tenga la confianza suficiente para recortar los tipos, pero, sobre todo, la idea de subirlos no parece estar sobre la mesa, pese a lo que se ha llegado a especular en el mercado. Por ahora, Jerome Powell mantiene la puerta abierta a ejecutar los esperados recortes antes de que termine el ejercicio: creo que serán menores y empezarán más tarde, pero que sí terminarán siendo una realidad.

En la eurozona, una reducción de los tipos de interés respaldará las economías de los países de la región. Pero al mismo tiempo, también impulsará las valoraciones bursátiles y contribuirá al repunte de los beneficios empresariales hasta niveles de dos dígitos. Este refuerzo de las valoraciones bursátiles se da en un ambiente ya alcista, con un primer trimestre que ha dejado récords en los parqués europeos. En el caso del Ibex 35, el mes de marzo marcó el hito de superar los 11.000 puntos por primera vez en siete años. En las últimas semanas ha primado la inestabilidad, con caídas en el mes de abril, pero el selectivo español se mantiene por encima de esta cota. Los principales parqués del otro lado del Atlántico también han tenido buenos resultados en lo que va de año y el S&P 500 y el Nasdaq se anotaron nuevos máximos históricos a finales del mes de marzo.

Pese a este buen comportamiento de los parqués europeos y estadounidenses, considero que aún estamos viviendo los primeros compases de un mercado alcista. Además, en el caso de Europa, los recortes de tipos son un catalizador desproporcionadamente grande, teniendo en cuenta sus mayores niveles de deuda, su dependencia de la financiación bancaria y sus menores márgenes de beneficio. Si las previsiones se cumplen, la primera bajada de tipos del BCE coincidirá con las elecciones europeas, que se celebran entre el 6 y el 9 de junio y que podrían ayudar a reducir algunas de las incertidumbres a las que se enfrentan los inversores en este año plagado de citas electorales. Ambos factores podrían dar lugar a un rendimiento histórico de las bolsas europeas superior al de las estadounidenses, tras 15 años en el desierto.

Con la debilidad de la economía europea y la caída de la inflación, los recortes de los tipos de interés en la eurozona están justificados y son necesarios. No ocurre lo mismo en EE UU, donde el "excepcionalismo" del crecimiento económico mantiene la inflación incómodamente alta, genera dudas sobre cuáles serán los próximos movimientos de la Reserva Federal o cuándo podrá ponerlos en marcha. En este contexto, Europa podría declarar su independencia de la potencia estadounidense, recortando tipos y actuando como un importante catalizador económico y de beneficios.

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