
Aunque Nvidia es la reina indiscutible en el mercado de chips y ha conquistado a los entusiastas de la inteligencia artificial, hay una compañía británica que le está robando parte del protagonismo. La diseñadora de procesadores Arm, que salió a bolsa hace menos de seis meses, está teniendo una acogida muy dulce entre los inversores, que ya la ven como otra de las ganadoras en la carrera por la IA.
El mercado ha puesto el ojo en Arm y hay varias razones que explican por qué es ahora el centro de todas las miradas, con permiso de Nvidia. Hace seis meses, la de chips era una firma privada, bajo en control de SoftBank. Aunque el fondo japonés sigue siendo su principal dueño, ya que apenas sacó el 10% de su capital a bolsa, la británica ya es una compañía cotizada, obligada a rendir cuentas. Esto ha permitido a los inversores analizarla y respaldar su negocio.
Su salida a bolsa no ha podido producirse en mejor momento, cuando el mercado está obsesionado con ganar exposición a esta tecnología. El aterrizaje de la de Cambridge en Nueva York ha sido muy oportuno. Desde su estreno en septiembre, Arm ya ha hecho públicos dos trimestres fiscales y el último ha venido acompañado de un espectacular rally. En solo cuatro sesiones, la firma ha subido un 94% en bolsa, lo que le ha permitido ir renovando máximos y cerrar su última sesión pegada a los 149 dólares. Además, su precio prácticamente triplica al de su debut en los 51 dólares.
A Arm le empuja el mismo transfondo que a Nvidia, el auge de la inteligencia artificial y la necesidad de chips que hagan funcionar esta tecnología. Es una de las temáticas que están moviendo a los inversores y, al estar ambas ahí posicionadas, se han ganado el favor del mercado. En el caso de la firma que dirige Rene Haas, unos resultados que superaron las expectativas y unas previsiones revisadas al alza dieron el pistoletazo de salida a la euforia por Arm (que ya gana más en el parqué que la californiana en lo que va de año, un 102% frente al 46,7%).
La compañía espera ahora obtener unos ingresos de entre 850 y 900 millones de dólares en el trimestre en curso, superando los 720-800 millones previamente pronosticados. Además, en el periodo presentado ya obtuvo ingresos récord, que espera batir en los tres meses sucesivos. Sus cuentas y previsiones han convencido al mercado.
"Arm está asentándose como compañía pública en un momento en el que se está produciendo un cambio tecnológico sustancial. Seguimos viendo valor en la relativa estabilidad de su modelo de negocio y en la generación de caja", apunta en un informe Deutsche Bank. En esa estabilidad destacan que la empresa tiene asegurados el 97% de sus ingresos del año fiscal 2025 gracias a los contratos que ya tiene cerrados, según recogen las propias previsiones de Arm.
La facturación de la firma se basa en ingresos por licencias y derechos, ya que esta diseña la arquitectura de los procesadores que usan las principales compañías de la industria, como Nvidia, Samsung o Qualcomm, entre otras de una larga lista. La británica puso su principal foco en el mercado de móviles y, poco a poco, ha ido diversificando, diseñando también unidades de procesamiento para ordenadores, centros de datos o automoción. Y su cuota de mercado está creciendo en todos los segmentos en los que opera, salvo en teléfonos, según sus cuentas.
"En la última década, se han entregado más chips con las CPUs de Arm que con las de cualquier otra alternativa", detallaba la empresa en la carta remitida a los accionistas. La diseñadora de procesadores sacó hace casi tres años una arquitectura renovada, Armv9, que ya ponía el foco en la inteligencia artificial. Entonces, la empresa vaticinaba que la industria iba a pasar de las aplicaciones de propósito general a las enfocadas en IA. Y esta acertada propuesta, la v9, le proporciona el doble de ingresos por derechos que la v8.
"La facturación por derechos fue sólida, impulsada por los clientes que están adoptando la arquitectura Armv9", señala JP Morgan en un informe sobre la compañía. Ahora, el 15% de sus ventas proceden de ahí y los estrategas apuntan a que es solo el principio de lo que v9 puede suponer, ya que el sector todavía está en plena transición, pasándose a estos modelos.
"La adopción acelerada de la IA está impulsando la necesidad de una capacidad de computación significativamente mayor", añaden los analistas de JP Morgan.
Aunque todo parece jugar a favor de Arm, hay un argumento en contra de la de chips. El rally vivido en las últimas sesiones se ha comido su potencial de retorno. El consenso del mercado le da un precio objetivo a 12 meses de 90,3 dólares, por lo que su rendimiento en bolsa, de momento, será negativo. Dicho de otra forma, los analistas creen que está sobrevalorada. Este argumento está provocando que sean cada vez más los que recomiendan mantener sus acciones, pero menos los que aconsejan comprar.