
Una ola de frío se ha adueñado de Europa. En Polonia hay temperaturas de 27 grados bajo cero con nevadas de cinco centímetros, mientras que en Alemania algunas regiones se encuentran a menos de 15 grados. Francia y Holanda también son presas del frío, mientras que ni siquiera países mediterráneos como España se salvan . Con esta carta de presentación llega el invierno en el Viejo Continente, la estación más fría del año, que obligará a hogares y a empresas a disparar su consumo de gas para protegerse de las bajas temperaturas.
Sin embargo, algo extraño ha sucedido, no es solo que el gas no suba pese a la previsible demanda, sino que el precio de referencia TTF se ha desplomado un 44% desde sus máximos de octubre y un 22% desde diciembre. Gracias a esta caída, los precios se encuentran en su punto más bajo desde septiembre al cotizar en los 30,7 euros por megavatio hora. Estas caídas justo en una época de tradicionales subidas han provocado que, transcurrida solo la primera parte de enero, los expertos ya están celebrando la victoria de Europa sobre el invierno, al menos, en lo que respecta a los precios de la energía.
Hasta ahora la ola de frío había generado fuertes preocupaciones, en particular durante los meses de octubre y noviembre, cuando diversos expertos alegaban que no estaba claro que Europa pudiera soportar con entereza el golpe de esta temida época del año. Desde S&P Global mostraban su preocupación debido a las alertas que daba la principal economía del continente, Alemania. El organismo alemán de almacenamiento de Energía, INES, advirtió de que, a pesar de que se contaban con grandes reservas, "existe un riesgo claro de escasez si hay temperaturas extremadamente frías". Desde S&P Global remarcaban su preocupación de que Europa, "no estuviera preparada para un invierno realmente frío". Instituciones como la Agencia Internacional de la Energía también mostraban sus dudas, alegando que "Europa está en manos de Rusia, que si decide cortar el suministro y hay un invierno duro, podría traer rápidamente una potente escalada de los precios".
Sin embargo no es solo que estos temores se hayan disipado, sino que el precio del gas se ha desmoronado mientras que en otras regiones, como es el caso de EEUU, han subido más de un 30%, debido principalmente a las bajas temperaturas. Los expertos explican que una sucesión de buenas noticias han salvado al Viejo Continente, que venía bien pertrechado para esta situación. En primer lugar, destaca el potente almacenamiento de gas que ha sido el principal colchón para relajar las tensiones energéticas. Los inventarios de gas de la UE han llegado al 10 de enero con el 83% de capacidad, se trata del segundo nivel más alto de toda su historia a estas alturas del año, solo quitando el año 2011.
Esto se produjo no gracias a un repunte de la producción de gas. De hecho, Europa ha vivido como esta ha seguido cayendo en 2023 tras hacer ceder un 7,2% en 2022. Los últimos datos disponibles, relativos al tercer trimestre del año, muestran un descenso de la misma superior al 16%. Además esta no fue la única noticia negativa que amenazó al gas europeo, los diferentes problemas en Oriente Medio fueron clave, primero con la tensión derivada del conflicto de Israel y Palestina y luego con los problemas en el Mar Rojo tras los ataques de los rebeldes hutíes a los cargueros comerciales. Según Julius Baer estas situaciones han sido uno de los factores fundamentales que explican la subida del gas en EEUU, sin embargo, su propio informe rebela que Europa era inmune a los problemas de Oriente Medio debido a que "su almacenamiento hace que no esté amenazado".
El suave invierno de 2022 provocó que las reservas europeas aún estuvieran a un 55,6% de su capacidad a finales de marzo, con el invierno ya vencido. Esto ha facilitado de forma crítica la labor de volver a prepararse para el invierno. Una situación que contrasta de manera clara con el problema que tuvo en 2021, cuando en marzo los almacenes solo estaban a un 25,6% de su capacidad. En noviembre los tanques estaban en muchos países clave a un 100% , permitiendo afrontar con garantías los próximos meses.
Además, esa situación se mezcló con un diciembre más cálido de lo habitual. Los expertos esperan que una vez superada esta ola de frío, vuelvan temperaturas más altas de lo habitual, de hecho, desde DTN explican que esperan que las temperaturas sean incluso más altas que las del año pasado. De darse este escenario, los expertos de Kpler esperan que los almacenes de Europa terminen la temporada invernal con una cifra de entre el 50% y el 55% de su capacidad. Es decir que esperan que se repitan los niveles primaverales récord del año pasado.
Por último, hubo un actor necesario que facilitó todo este dulce paso por el invierno, Noruega, un socio cercano y sin problemas logísticos de suministro que emprendió unas exportaciones récord en diciembre hacia la UE. Oslo envío a sus vecinos una cifra histórica en ese mes de 11.1000 millones de metros cúbicos de gas, apoyado por una producción más amplia.
Desde Commerzbank, por último, señalan un elemento que también fue clave, la debilidad industrial de toda la Zona Euro. "En países como Alemania, solo se produjo una reducción significativa del gas" explica Carsten Fritsch, analista de la firma. "Al margen de la calefacción, que es en lo que se suele pensar, la demanda de gas de la industria fue muy débil debido a que está en recesión". La industria representa cerca del 50,9% del consumo de gas de toda Europa, según datos de la Comisión Europea y actualmente, los datos PMI muestran que la actividad del sector ronda los 44,4 puntos, es decir que se encuentra en zona de contracción al estar por debajo de los 50.
Esta 'victoria' respecto a la energía es particularmente importante para el Banco Central Europeo. El motivo motivo su lucha encarnizada contra la inflación y su objetivo de devolverla por debajo del 2%. En ese sentido, un repunte del gas o el petróleo puede sacudir por completo los planes de la institución monetaria, pues supondría un impulso clave para el IPC, justo cuando Europa ya se acerca a la 'última milla' en su batalla contra los precios. De hecho, a pesar de que la inflación volvió a subir en diciembre, aún se encuentra en el 2,9% gracias precisamente a estos 'bajos' precios, pues la subyacente (que excluye energía y alimentos frescos) está aún en el 3,4%.