La inversión en base a criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) ha dejado de ser algo ajeno a los inversores para convertirse en un tema central de las carteras en los últimos años, impulsado por la estrategia de la Unión Europea en asuntos como la transición energética y la economía circular. La nueva normativa relativa a la clasificación de los productos de inversión pretendía facilitar la comprensión de las estrategias de este tipo de vehículos, en consonancia con la taxonomía sobre sostenibilidad. Pero lo que parecía una solución que pretendía facilitar el proceso de elección para el inversor, no ha terminado de calar en los inversores minoristas, razón por la que las gestoras piden mayor claridad regulatoria al tiempo que se realizan más acciones formativas sobre temas de sosteniblidad, como expusieron las firmas que participaron en el III Foro ESG de elEconomista.es.
Elena Guanter, directora general de Candriam para Iberia y Latinoamérica, aseguró que cada vez se aprecia más interés por la sostenibilidad, pero "el crecimiento ha sido tan rápido por la reclasificación de fondos, no por el lanzamiento de nuevos productos". En efecto, muchas gestoras se lanzaron a clasificar sus fondos como de impacto (artículo 9 de la directiva SFDR), pero después se vieron obligadas a dar marcha atrás al endurecer la normativa los requisitos sobre este tipo de vehículos.
Y esto ha condicionado la comercialización de estos vehículos, que para un inversor menos formado como puede ser el minorista frente al institucional, puede frenar su interés por la sostenibilidad.
"La demanda del cliente retail está más rezagada que en el resto de Europa. Falta formación en el inversor minorista y Mifid no está ayudando mucho", aseguró Cristina Álvarez, directora de ISR de CaixaBank AM, quien explicó que cuando le preguntan sus preferencias según la taxonomía verde, "son conceptos farragosos, con muchas interpretaciones", lo que provoca que la demanda por este tipo de productos sea escasa y se produzcan "muchos pasos atrás cuando se enfrentan al green mifid".
A su juicio, "las gestoras hemos hecho un esfuerzo increíble en divulgar los criterios de sostenibilidad y cómo los integramos, de manera precontractual y de forma periódica. Ha sido la pesadilla de los últimos años. Pero sospecho que no lo lee nadie, porque no tienen los conocimientos para entender, por lo que el reto es formar no informar", aseveró.
Incertidumbre regulatoria
Carmen Olds, directora de Advisory en Natixis Investment Managers Solutions, compartió esta opinión y advirtió de que se ha producido una "incertidumbre regulatoria terrible", con el riesgo reputacional que ha conllevado para las firmas de inversión. Pero "entiendo que si se reduce esta incertidumbre regulatoria, se volverá a mostrar interés por los fondos de impacto", los del artículo 9 de la directiva.
Para Álvarez, aunque puede suponer un "freno" a corto plazo, "la apuesta es la formación, aunque cómo se aborda el test es una decisión del regulador, no de las gestoras".
Aunque la concienciación es cada vez mayor entre los inversores, sí que existen diferencias sustanciales entre unos países y otros en Europa, más allá de la normativa o la clasificación de la directiva. En Francia, por ejemplo, el 40% de la inversión total se pueden calificar como sostenibles, mientas que en España se reduce al 7%, muy por debajo también del 30% que acapara en Bélgica. En Reino Unido, que ya no tiene que acogerse a la normativa comunitaria, es difícil realizar comparaciones.
Preguntas complicadas
"Vamos retrasados porque hemos empezado más tarde y por que las preguntas son complicadas de entender y echan para atrás al inversor retail", aseguró Guanter, quien aclaró que las salidas de dinero que se han visto en muchos fondos sostenibles han sido motivadas más por la estrategia de estos vehículos que por ser verdes o no. "Las salidas se han dado más por clases de activo o por tener una gestión más growth, que estaban más afectadas por las subidas de tipos de interés de los bancos centrales Pero la integración de criterios ESG sigue siendo importante, al igual que identificar riesgos", comentó la responsable de Cadriam, en un entorno en el que durante los últimos años había que asumir más riesgo en las carteras con los tipos en cero. Pero ahora "esperamos flujos de entradas" en los fondos sostenibles", auguró.
Para la directora de ISR de CaixaBank AM, la diferencia entre un inversor institucional y un minorista es la fuente de su demanda. Mientras a los primeros la regulación les obliga a adoptar soluciones ESG, al tener un horizonte temporal más largo, no le importa sufrir a corto plazo en rentabilidad porque "tienen convicción en la reducción de las emisiones de carbono".
Pero en las firmas de asesoramiento, según Álvarez, el principal motor de la demanda depende de sus clientes, los inversores finales, que "tienen un deseo de impactar con su inversión en temas ambientales y sociales, al tiempo que aprovechan las oportunidades en el coche eléctrico, por ejemplo, por lo que incluyen el análisis ESG de los fondos. Un factor que se nota sobre todo en las nuevas generaciones, como los millennial, que ven la inversión como una oportunidad de ver un impacto", señaló.
Pese a todo, Olds destacó que la sostenibilidad no es una clase de activo más sino un factor determinante en la construcción de las carteras. Según un estudio realizado por Natixis IM, mientras que hace cuatro años no se podían sustituir todos los fondos no sostenibles por sus homólogos verdes, hoy en día sí que sería posible ya.
Y no influye tampoco el perfil de riesgo del inversor, puesto que incluso para el inversor conservador es más importante el enfoque de la sostenibilidad, lo que además ayuda a las gestoras a mitigar los riegos. "Por lo general, una cartera ESG ha tenido una menor volatilidad a largo plazo, y una rentabilidad superior, ajustada a riesgo, aunque en 2022 no se notó tanto", por la caída general de todos los activos, aseguró Olds durante su intervención.
Elena Guanter (Candriam)
Aunque el boom de los fondos ESG se ha producido sobre todo en las temáticas relacionadas con la sostenibilidad, como la lucha contra el cambio climático, en consonancia con los Acuerdos de París para reducir las emisiones de carbono y favorecer una economía más circular, los factores sociales también se han convertido en el foco de atención de algunas gestoras en temas tan relevantes como la investigación contra el cáncer. Es el caso del Candriam Equities L Oncology Impact, que se creó en 2018 y ya cuenta con más de 1.500 millones de euros de volumen patrimonial. Y aunque este año cae casi un 10%, a medio plazo consigue un 9,56% anualizado a cinco años.
Elena Guanter, responsable de Candriam para Iberia y Latinoamérica, explicó durante su intervención en el IIIForo ESG de elEconomista.es que este fondo sirve para identificar a las compañías que mejoran la vida de los pacientes con esta enfermedad, con un enfoque en aquellas firmas centradas en la investigación de nuevos medicamentos y tratamientos, y en aquellas firmas con un componente tecnológico.
A juicio de Guanter, este fondo constituye un buen ejemplo de productos con un impacto directo de la inversión. De hecho, está clasificado como Artículo 9 dentro de la normativa europea de sostenibilidad, nomenclatura que se reserva a aquellos fondos con objetivos explícitos de sostenibilidad.
"Aunque no tenemos todavía una taxonomía social, de la S de ESG, no quiere decir que las gestoras no lo tengamos en cuenta a la hora de lanzar productos diferentes, como la diversidad, el género o en fondos como Candriam Equities L Oncology Impac", subrayó Guanter.
Carmen Olds (Natixis IM Solutions)
La sostenibilidad se ha convertido ya en un tema transversal de las estrategias de inversión de las gestoras, más allá de los fondos de inversión temáticos relacionados con estas cuestiones, lo que ha propiciado el lanzamiento de productos dirigidos a inversores cada vez más concienciados con los factores ESG, como puso de manifiesto Carmen Olds, directora de Advisory de Natixis Investment Managers Solutions, durante su participación en el III Foro ESG de elEconomista.es.
Un dato sirve para corroborarlo: el 50% del volumen bajo gestión de los fondos en España se encuentra agrupado bajo el artículo 8 de la directiva europea de sostenibilidad, aunque solamente el 3% se clasifica como artículo 9, la que denomina la inversión de impacto. Unos porcentajes, en todo caso, más bajos que el 78% que se puede encontrar en Francia o los países nórdicos. "Queda trabajo por hacer", subrayó Olds, para quien, no obstante, "este crecimiento rapidísimo se debe a la respuesta de los mercados financieros a una concienciación cada vez mayor por los temas de ESG, lo que ha permitido que las firmas de inversión hayamos podido poner a disposición de los inversores una variedad de productos en todo tipo de activos".
La responsable de Advisory de Natixis IM Solutions advirtió de que, aunque fuera de Europa la sensibilidad por estos temas es menor, "las empresas van a tener que alinearse con los compromisos de sostenibilidad. No hay vuelta atrás. A medida que las gestoras incorporemos criterios y productos, la sostenibilidad será la norma de la inversión", señaló.
Cristina Álvarez (CaixaBank AM)
Aunque este año ha supuesto un freno en los flujos hacia los fondos con criterios de sostenibilidad, existen temáticas que van a seguir contando con el apoyo de los inversores en los próximos años, entre otros factores, porque cuentan con el apoyo de la regulación y el impulso de la Unión Europea. Se trata, sobre todo, de la transición energética y el uso eficiente de recursos como el agua, que a juicio de Cristina Álvarez, directora de ISR de CaixaBank Asset Management, se van a mantener como grandes ideas para 2024.
"La creciente presión demográfica y la escasez de recursos hace que el uso óptimo de los mismos sea algo vital para todos los gobiernos, por lo que vemos muy interesante los sectores relacionados con el uso eficiente del agua y el desarrollo de tecnologías y materiales, impulsado por los gobiernos y los consumidores, que buscan calidad", explicó Álvarez durante su intervención.
Otra de las temáticas que van a seguir teniendo relevancia el próximo año son las relacionadas con la transición energética, aceleradas por los acontecimientos geopolíticos de los últimos años, que han acelerado todos los planes de conversión. En este sentido, las compañías de infraestructuras y utilities relacionadas con el uso eficiente de recursos en las ciudades seguirán estando en el foco de los inversores, según la responsable de ISR de CaixaBank AM.
La gestora llegó a un acuerdo con BlackRock para su gama de fondos de impacto SI, que están clasificados como Artículo 9 por la normativa europea de sostenibilidad, al estar centrados en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, evaluados anualmente para calibrar su desarrollo en la estrategia de estos vehículos de inversión.
Aquí puede ver el vídeo completo del III Foro ESG de elEconomista.es