Bolsa, mercados y cotizaciones

El mercado modera su interés por los fondos de inversión sostenible

  • Las tensiones macroeconómicas y los altos tipos afectan a los productos 'verdes'
El inversor frena su apetito por los fondos ESG. Foto: Istock.

El año 2023 no está siendo fácil en el parqué para las empresas vinculadas a las energías renovables, que han sufrido en bolsa por diversos factores. En primer lugar, por el efecto de los tipos de interés altos, que suben los costes de financiación. A esto se ha sumado la caída de los precios de la electricidad. En paralelo, el presente ejercicio tampoco está resultando un ejercicio sencillo para los fondos de inversión que aplican criterios ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo), que están viendo cómo el apetito de los inversores se frena. Visite el portal especializado elEconomista ESG.

Lo que está sucediendo contrasta con lo ocurrido en 2021, cuando entró dinero en masa en este tipo de productos. Ese aluvión de entradas se debió a que en marzo de 2021 la Comisión Europea lanzó su clasificación de fondos verdes y las gestoras se lanzaron, casi contrarreloj, a etiquetar sus productos como sostenibles para encajar en la nueva normativa y ser elegibles para los inversores con mandatos de sostenibilidad. También en 2022 siguió entrando dinero en los vehículos más exigentes en ESG, pero ahora, en 2023, los inversores dudan.
De acuerdo con los datos de Morningstar correspondientes a productos a la venta en la UE a cierre del tercer trimestre de 2023, los fondos de inversión sostenibles han encadenado dos trimestres de salidas de dinero. "En un contexto de presiones macroeconómicas persistentes, incluyendo altos tipos de interés y una ralentización en algunas de las principales economías, los inversores continuaron retirando dinero de los artículos 8", señalan los analistas de Morningstar.

Dos tipos de fondos 'verdes'

Recordemos que, según la clasificación de la UE, existen dos tipos de fondos sostenibles: los artículo 8, que "promueven características ambientales y/o sociales", según el Reglamento de Divulgación de la Comisión Europea. Más exigentes son los artículo 9, que tienen un objetivo de sostenibilidad concreto y medible.
Lo que se está produciendo no son reembolsos abismales, pero sí que son muestra de una tendencia clara. Las dos tipologías de fondos sostenibles -los artículo 8 y los artículo 9, los más puros- están perdiendo atractivo para los inversores. Los artículo 8 sufrieron salidas de dinero en el trimestre anterior, y también en el último. Entre junio y septiembre, afrontaron reembolsos por 20.500 millones de euros, que se suman a otros 21.500 entre marzo y junio.
Por su parte, los fondos artículo 9, los más exigentes, captaron en el último trimestre una anémica cifra de 1.400 millones de euros (frente a los 3.700 millones en entradas en el anterior). Se trata de su nivel más bajo de suscripciones desde que entró en vigor el citado Reglamento europeo en 2021. Esta regulación supuso una auténtica revolución en el sector, marcando un antes y un después en las finanzas sostenibles.
En paralelo a esta debilidad de los flujos hacia los fondos más responsables, los productos no ESG (los clasificados como artículo 6, según el mismo Reglamento europeo) han seguido recibiendo entradas de dinero, al igual que viene sucediendo durante todo el año 2023.
En concreto, entre julio y septiembre captaron 17.800 millones de euros, que se suman a los 19.800 del periodo anterior.

La mitad de la tarta es sostenible

Aún así, tampoco puede olvidarse que más de la mitad de los activos de inversión en la Unión Europea ya son sostenibles, cuando hace apenas dos años este tipo de productos ni siquiera contaban con una etiqueta o un reconocimiento que los identificase como tales.
En concreto, con datos de Morningstar, el 56,4% (unos 5 billones de euros) corresponde a activos sostenibles: un 53% son artículo 8 y un tímido 3,4% son artículo 9. El 43,6% está en fondos artículo 6, los que no incorporan criterios ambientales, sociales ni de gobierno corporativo. Estos porcentajes apenas han variado en los últimos meses.

España escala puestos en ESG

Gracias a la buena evolución de las notas en ESG de sus compañías, España ha conseguido colocarse ya en 2023 como el séptimo país del mundo mejor posicionado en sostenibilidad (en 2022 fue el octavo). Así lo revela el Atlas de la sostenibilidad de Morningstar, un informe que examina el nivel en cuestiones ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) de las cotizadas de los índices de referencia de 48 mercados bursátiles.
El top 10 de los países más potentes en sostenibilidad lo conforman, en este orden, Países Bajos, Finlandia, Hong Kong, Francia, Taiwán, Portugal, España, Suecia, Italia y Bélgica. Las dos primeras también ocuparon los puestos 1 y 2 en 2022, mientras que Taiwán y Portugal han mejorado sus posiciones considerablemente.
Ya fuera de esos 10 líderes encontramos a Alemania (en undécima posición), mientras que Dinamarca es la decimocuarta y Estados Unidos la decimosexta. No juega a favor de Estados Unidos el hecho de que "grandes compañías como Amazon, Meta Platforms y Exxon Mobil presenten un alto nivel de riesgos ESG", advertía Valerio Baselli, senior international editor de Morningstar y autor del informe. La metodología de Morningstar consiste en medir el nivel de peligros ambientales, sociales y de gobierno corporativo que, pese a que pueden afectar al negocio de una compañía, no están siendo gestionados. Cuanto más baja es la puntuación, mejor. Un nivel de riesgos ESG entre 0 y 10 implica que la empresa analizada afronta un nivel nulo de riesgos ESG. Entre 10 y 20, el riesgo se considera bajo; de 20 a 30, medio; de 30 a a 40, alto; y de 40 en adelante, severo. Es poco habitual que las compañías presenten notas más allá de 40 puntos.

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