
Las emisiones de bonos sostenibles siguen en cotas históricas en 2023, según destaca un informe elaborado por Mainstreet Partners. "Pese a la incertidumbre generalizada tanto en el panorama de tipos de interés como en geopolítica, las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles han alcanzado niveles de récord", destaca el documento. De acuerdo con este informe, las colocaciones de este tipo acaban de superar, en términos acumulados, la barrera de los 4 billones de dólares a nivel mundial. Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Mainstreet es la pata de sostenibilidad de la plataforma de venta de fondos Allfunds, que en julio de 2022 adquirió esta compañía británica especializada en análisis de factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo).
En 2023 se han emitido 448.000 millones de dólares en el primer semestre, y están creciendo particularmente las colocaciones de bonos verdes, que se han disparado un 20% respecto al mismo periodo de 2022. "Los bonos verdes representaron el 62% de todas las emisiones de deuda responsable en el primer semestre de 2023", se señala en el estudio.
El informe también especifica que, según los datos de AFME (la Asociación de Mercados Financieros Europeos), de media, el 20% de todos los bonos emitidos en Europa entre el segundo trimestre de 2022 y el mismo periodo de 2023 eran verdes, sociales o sostenibles.
Según los datos de AFME, el 20% de los bonos emitidos en Europa ya son sostenibles
Se denomina verdes a aquellos bonos que financian actividades "positivas" para el medio ambiente; los sociales se destinan a proyectos ligados a cuestiones como, por ejemplo, la educación, la sanidad o la exclusión; y los propiamente llamados sostenibles combinan características de los dos anteriores.
El documento destaca que las actividades más financiadas con este tipo de colocaciones se dirigen a las categorías de energías renovables, edificaciones sostenibles y transporte limpio. Según los datos de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), las energías verdes, la electrificación y la eficiencia energética de los edificios suponen el 80% de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero necesaria para alcanzar el cero neto en 2030.