
Con el comienzo de cada año el mercado se inunda de análisis en los que muchos expertos, utilizando varios ratios distintos, señalan que, ese sí, es un año para sobreponderar la bolsa europea por encima de la del resto, específicamente la americana, contra la que se suele comparar. Sin embargo, comprarla con descuento, contar con un mayor potencial, financiarse más barato o, incluso, ofrecer mayores rentabilidades por dividendo, se ha demostrado que no es garantía suficiente para batir a Wall Street.
En este sentido, la estadística engaña poco. Desde que comenzó este siglo, hace 23 años, en 16 ocasiones (el 70%) el S&P 500 ha cerrado el año con más ganancias o menores pérdidas que el Stoxx 600. Al comenzar este año también se hicieron esos análisis, apuntando, sobre todo, a un entorno macro más benévolo en Europa, con una menor inflación y, por tanto, con un giro más rápido en las políticas monetarias por parte del Banco Central Europeo. Evitando la recesión, era momento de estar en el Viejo Continente. Y hasta antes del verano ha sido así.
Sin embargo, a partir de entonces, cuando se vio que el BCE tendría que seguir aumentando el precio del dinero, Wall Street cogió fuerza y Europa la perdió. Y es que en lo que va de año, y pese a las caídas recientes, el índice de referencia en EEUU se anota algo más de un 13% frente a los 5 puntos porcentuales que ha subido el selectivo del continente europeo. Si bien, es cierto que si solo cogemos aquellas compañías de la zona euro, a través del EuroStoxx 50 la diferencia pasa de los 8 puntos antes mencionados a 5.
Entre los motivos que explican parte de esta fortaleza yankee, desde Link Securities, Juan José Fernández-Figares, señala que "por ahora, el furor que está mostrando el mercado por todo lo relacionado con la IA va a continuar, lo que favorece al comportamiento de los principales índices estadounidenses, en el que las empresas más involucradas en este tema, principalmente las grandes tecnológicas, tienen un peso elevado. Cuánto durará esta fiebre y cuánto están dispuestos a pagar los inversores por las compañías punteras en IA, es otra historia", puntualiza.
Wall Street no solo vence a los puntos año por año, sino que si se atiende a una revalorización acumulada en los últimos 23 ejercicios, el combate es de ko. Desde el comienzo de siglo, el S&P 500 acumula una rentabilidad de casi el 200% mientras que el Stoxx 600 no llega al 20%, sin contar dividendos. Es decir, hay una diferencia de 10 veces entre haber invertido en un índice u otro hace casi 24 años.
Un ojo en los beneficios
Hay muchos factores que determinarán quién lo hará mejor en las 52 sesiones que quedan para terminar el año. Por un lado, están los datos macro y los bancos centrales. En Europa ya se percibe una mayor ralentización del crecimiento económico y suenan las primeras campanas de recesión a la vista pese a que la inflación sigue sin doblegarse. En Estados Unidos el crecimiento ha resistido mejor el envite de los tipos de interés altos y la inflación va camino de alinearse con el objetivo a medio plazo, lo que puede permitir que la Fed no suba más el precio del dinero.
Por otro lado, será clave también la temporada de resultados que acaba de comenzar y en la que se espera que las empresas estadounidenses aguanten el beneficio por acción conseguido en el mismo trimestre del año pasado mientras que el de las europeas ceda casi un 7%. En ambos casos el consenso de analistas que recoge Bloomberg prevé que cierren el ejercicio con cifras similares a las de 2022. De cara al año que viene el mismo consenso estima un incremento mayor del beneficio por acción en Wall Street, del 11%, seis puntos más que en el Viejo Continente.
Pese a esto y a las mayores subidas en bolsa por parte Wall Street, el Stoxx 600 sigue cotizando con un amplio descuento por PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción), que el año que viene alcanza el 34%. "Las valoraciones relativas de la bolsa europea son claramente más atractivas que en la bolsa americana. Sin embargo, Europa tiene menos presencia de sectores de crecimiento. En el caso de que el valor vuelva a tomar el control, liderado por los valores financieros, veremos una mejora de Europa frente a Estados Unidos. Si esto no es así, es más probable que Estados Unidos termine el ejercicio por delante", estiman desde ATL Capital.
Casi el mismo potencial
Con todo este cóctel de factores, el consenso de analistas que recoge Bloomberg es optimista a corto plazo con ambas bolsas. De hecho, prácticamente les concede el mismo potencial alcista de cara a los próximos 12 meses. Prevén una revalorización de algo más del 16% en el S&P 500 y del 19% en el Stoxx 600.
Los datos 'macro' de Europa están decepcionando al mercado
Uno de los factores que también están determinando que el mercado estadounidense lo esté haciendo mejor este año está en el entorno macro Desde hace meses Estados Unidos ha mostrado una mayor fortaleza en su crecimiento económico y datos de actividad, apoyado por una inflación que, aunque no está todavía encauzada, va camino de ello, con un empleo que también ha mostrado una gran resiliencia a los mayores tipos de interés. Por contra, en Europa sí se ha visto un deterioro mayor en su actividad económica y, sobre todo, se están dando lecturas de datos macro peores de lo esperado, tal y como se refleja en el índice de Sorpresas Económicas que elabora Citi. Según este indicador, que mide la variación de todos los datos que se van publicando en relación a las cifras esperadas, en Estados Unidos ha habido sorpresas positivas recientes (55 puntos positivos) frente a los 37 negativos de la zona euro. Más allá de su importancia particular, son los datos que, en definitiva, revisan los bancos centrales para cuadrar su política monetaria.