Bolsa, mercados y cotizaciones

Dos indicadores claves para la inflación chocan en mitad del verano de reflexión del BCE

  • Los futuros de la inflación escalan a nuevos máximos desde 2010
  • Mientras los consumidores creen que caerán dentro de doce meses
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. Bloomberg.

Los últimos indicadores de inflación a corto y largo plazo dejan una lectura endiablada para el BCE. A corto plazo, la presión sobre los precios se va desvaneciendo, lo que cuadra con que en septiembre no se toquen los tipos de interés. Sin embargo, a largo plazo todavía se mantiene el riesgo de que las expectativas sobre la inflación terminen desancladas.

A la vuelta de vacaciones, el próximo 14 de septiembre, el BCE se enfrentará a su enésima reunión histórica. Es verdad que, desde julio del año pasado, cuando se inició el actual ciclo alcista de tipos, todos los cónclaves del banco central están siendo históricos, ya sea por el tamaño de las subidas, como por el ritmo de ascenso. Y en la próxima reunión, pase lo que pase, también será otra cita para la historia. El BCE puede tomar una pausa en el actual rally, lo que no deja ser muy reseñable para el mayor ciclo alcista desde la creación del euro, o seguir con otra subida, lo que llevaría a la tasa de depósitos al nivel más alto desde 1999, cuando echó a rodar la política monetaria del BCE.

Como Jerome Powell, presidente de la Fed; Christine Lagarde dejó en el aire la decisión en la pasada reunión de junio. Los dos banqueros repitieron las mismas consignas. "Iremos reunión a reunión" y "dependerá de los datos". El problema para el BCE es que algunos de los datos claves se mueven en sentido contrario.

El dato mensual de inflación para los bancos centrales viene a ser casi la constatación de las medidas adoptadas, más que la guía de sus decisiones. Los bancos centrales analizan y observan muchos más factores que mueven la inflación. Parte del trabajo de un banco central es anticiparse a los movimientos de la inflación. No en vano, las expectativas sobre los precios es uno de los principales componentes que determinan la inflación.

Por ello, los propios sondeos que realiza el BCE son importantes en la toma de decisiones sobre los tipos de interés. Este martes se ha publicado, la encuesta de expectativas del consumidor, que incluye un apartado específico para la inflación y lo que esperan de ella. En los próximos doce meses, para los ciudadanos, la inflación bajará al 3,4%. En mayo pensaban que estaría al 3,9%. Es el tercer mes consecutivo que desciende este indicador.

Todavía la encuesta refleja que la inflación se mantendrá por encima del objetivo del 2%, que tiene marcado el BCE en su mandato. Pero hay una señal que juega a favor de que Frankfurt se puede tomar una pausa para el próximo viernes. El panorama desinflacionario para los consumidores europeos. "Las expectativas de inflación se mantuvieron muy por debajo de la tasa de inflación pasada percibida, particularmente en el horizonte de tres años", destaca el BCE. Los encuestados perciben que la inflación actual al 8%, sin cambios respecto al mes de junio; mientras que las expectativas de inflación a tres años de los consumidores de la eurozona también disminuyeron, bajando hasta el 2,3% desde el 2,5% previsto en mayo.

La previsión del mercado también se posiciona a favor de una pausa para septiembre. El mercado OIS (Overnight Indexed Swap), donde los inversores cubren sus posiciones ante los futuros movimientos en los tipos de interés, descuentan que el BCE no realizará cambios en los tipos de interés y la tasa de depósitos se mantendrá en el 3,75%. De hecho, los swaps financieros están dibujando el techo del actual ciclo alcista del BCE en este 3,75% y contemplan el primer recorte de tipos para julio del próximo año.

Sin embargo, hay una pieza que no termina de encajar en el puzzle de una pausa. El BCE también sigue los futuros de inflación a cinco años. Es un indicador a largo plazo seguido por el banco central y los inversores. Por primera vez desde 2010, las previsiones de inflación a cinco años supera el 2,6%, basados en swaps financieros. Para que Lagarde pueda dormir tranquila debería acercarse al 2%, sin embargo, desde que la inflación comenzó a repuntar a finales de 2021 este indicador no ha parado de crecer. Para el BCE la lectura de los datos es endiablada. Por un lado, hay claras fuerzas desinflacionistas a corto plazo, pero a largo plazo las perspectivas de inflación siguen cuestionando el objetivo del 2% de inflación.

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