
El coste de asegurar los bonos del Tesoro de EEUU contra el impago eclipsa ahora a algunos mercados emergentes, a medida que el Gobierno estadounidense se acerca a quedarse sin dinero. La crisis del techo de deuda está dejando estampas impropias de la primera potencia económica del mundo. Ahora mismo, los swaps de incumplimiento crediticio (CDS por sus siglas en inglés) de EEUU, una especie de seguro contra el impago, son más caros que los contratos sobre los bonos de Grecia, México y Brasil, que han incumplido en múltiples ocasiones y tienen calificaciones crediticias muy por debajo de la AAA de EEUU.
Pocos inversores dudan de que EEUU cumplirá con sus deudas. Pero los políticos del país parecen lejos de un acuerdo e incluso un impago técnico -que simplemente retrase los pagos de intereses y principal- sacudiría el mercado del Tesoro, de 24 billones de dólares y la base del sistema financiero mundial. Para los titulares de los CDS, un escenario así supondría un rendimiento lucrativo.
"Los CDS estadounidenses son una especie de juego de azar", afirma John Canavan, analista jefe de Oxford Economics. "No es un juego puro de que el Tesoro incumplirá y seguirá incumpliendo. En ese sentido, es diferente de países como Grecia o México, donde la preocupación sería que el gobierno incumpla y nunca te devuelva el dinero o te lo devuelva con un recorte".
Las letras del Tesoro que vencen a principios de junio están mostrando signos continuos de preocupación por el riesgo de impago del Gobierno, después de que la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, reiterara a los legisladores que la capacidad de su departamento para evitar incumplir el techo de deuda legal mediante maniobras contables especiales podría agotarse el mismo 1 de junio, que sería lo que se ha venido denominando la fatídica fecha X.
La ventana para una resolución del estancamiento del techo de deuda se está estrechando claramente, con el Tesoro diciendo la semana pasada que había agotado todos menos unos 88.000 millones de dólares de sus medidas extraordinarias autorizadas hasta el miércoles pasado.
El embrollo ha disparado la demanda de swaps de incumplimiento crediticio estadounidenses denominados en euros, los más negociados. Estos contratos contra un impago a lo largo del próximo año se han acercado a los 180 puntos básicos, cerca de un máximo histórico y superando los niveles alcanzados durante los anteriores estancamientos del techo de deuda en 2011 y 2013.
Si los CDS estadounidenses están denominados principalmente en euros, en los mercados emergentes tienden a estar denominados en dólares. Pero incluso teniendo en cuenta esa diferencia de divisas, asegurar la exposición a la deuda estadounidense mediante CDS a un año es varias veces más caro que en Brasil y México, según datos recopilados por Bloomberg.
La operación ha despegado debido a una peculiaridad del mercado de derivados que permitirá a los titulares obtener grandes beneficios en caso de impago. Su retribución será igual a la diferencia entre el valor de mercado y el valor nominal del activo subyacente, una propuesta atractiva cuando los bonos del Tesoro a largo plazo cotizan especialmente baratos. El pago potencial podría superar el 2.400%, según cálculos de Bloomberg.
Según Simon Waever, analista de Morgan Stanley, los volúmenes nocionales netos de CDS estadounidenses son ahora comparables a los de muchos mercados emergentes de mayor tamaño, con 5.500 millones de dólares. Irónicamente, los mercados emergentes serán los más afectados por cualquier repercusión más amplia del mercado. "La historia sugiere que los activos de riesgo más amplios, incluidos los diferenciales de los CDS soberanos de los mercados emergentes, empiezan a reaccionar un mes antes de la fecha X", afirma Waever.
La anomalía se limita a los CDS a un año. Los swaps a cinco años, que suelen ser más líquidos y reflejan mejor la opinión sobre el riesgo crediticio a más largo plazo de un país, también han subido en EEUU, pero siguen cotizando unos 100 puntos básicos por debajo de los tenores a un año. Esa curva invertida indica que los riesgos se consideran más elevados en el futuro inmediato que a más largo plazo. Y la mayoría de los inversores siguen confiando relativamente en que se evitará un impago técnico mediante un acuerdo de última hora, como ha ocurrido tantas veces en el pasado.
Este martes debería ser otro día crucial en Washington para las negociaciones sobre el techo de la deuda, ya que se espera que el presidente Joe Biden se reúna con el Presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy. Aunque Biden expresó cierto optimismo durante el fin de semana, McCarthy declaró ayer que las dos partes seguían muy distanciadas tras las conversaciones mantenidas a nivel de personal. También dijo que probablemente debería alcanzarse un acuerdo a finales de esta semana para tener un plazo realista para aprobarlo en ambas cámaras. Biden tiene previsto viajar mañana a Japón para asistir a la reunión del G-7, y la Casa Blanca ha dicho hasta ahora que no hay planes de interrumpir el viaje por el estancamiento del techo de la deuda.
"En caso de que hoy no se produzca ningún avance hacia un acuerdo sobre el límite de la deuda, podríamos ver cómo los mercados valoran en mayor medida la posibilidad de que EEUU deje de pagar su deuda. El efecto potencialmente muy negativo en el sentimiento de riesgo y los mercados monetarios significa que los riesgos al alza para el dólar y el yen son bastante significativos en tal escenario", señala Francesco Pesole, estratega de ING.
"Dada la naturaleza de las negociaciones, es poco probable que se produzcan avances en la resolución del punto muerto hasta que nos acerquemos a la fecha X del 1 de junio, que es efectivamente la fecha límite en la que el Congreso debe actuar o arriesgarse a un impago. Creemos que el camino más viable hacia una eventual resolución puede venir de un esfuerzo liderado por la Casa Blanca para elaborar un proyecto de ley de compromiso reducido con los líderes republicanos del Congreso Kevin McCarthy y Mitch McConnell", tercia Mark Haefele, CIO de UBS GWM.