
A pesar de todas las dudas que han sobrevolado el sector tecnológico, los semiconductores son los reyes de Wall Street. Jornada tras jornada, los títulos de las principales firmas del sector brillan en un año apagado por los tipos de interés y una crisis bancaria que amenaza con poner freno a la liquidez. Nvidia es la más destacada de todas y, con una capitalización bursátil de 676.880 millones de dólares, la firma de Santa Clara ya se dispara un 91,5% en bolsa en lo que llevamos de 2023.
El sector en su conjunto está viviendo un año récord, desde sus mínimos de octubre, el ETF que recoge los 24 grupos industriales de EEUU se ha disparado un 40% y un 30% solo este año. Al margen de Nvidia, la californiana Advanced Micro Devices se revaloriza un 56%. El resto de compañías del sector a lo largo del mundo experimentan una subida también amplia pero más limitada que estas dos. Entre ellas destaca la taiwanesa TSM que ya se revaloriza un 27,77% o la neerlandesa AMSL, con un alza anual del 19,42%. Texas Instruments, por su parte, sube solo un 10%, mientras que Intel avanza un 8,6%.
Los inversores se han lanzado a por estas compañías ante la promesa de un crecimiento importante tras una época complicada. El sector vivió el año pasado caídas del 50%, unos descensos que algunas firmas del sector ya han olvidado tras su gran rebote este 2023. El analista de XTB, Joaquín Robles, destaca que "estos valores cotizaban a la baja ante las previsiones macroeconómicas de 2022 y las perspectivas respecto a los tipos de interés". Sin embargo, el experto señala que "unos datos económicos mejores de lo esperado" y "una política monetaria más moderada" han desatado una gran euforia "ante unas empresas que ofrecían grandes descuentos tras su desplome el año anterior". Sin embargo, existen otros factores que también han empujado al alza las perspectivas de los semiconductores.
La voracidad de China, ChatGPT y el coche eléctrico
A pesar de que la demanda global de chips está todavía tocada, siendo un 18% menor este año con respecto al pasado, la realidad es que ha habido grandes noticias para el sector que han disparado la esperanza de un sólido crecimiento. La más importante ha sido el despertar de China. De los 550.000 millones de dólares que genera este sector, el 29% proviene del gigante asiático, hasta hace poco con su industria paralizada por confinamientos y medidas anti-covid.
El hambre de chips de China no ha sido el único elemento que explica la 'fiebre' por estas empresas. La ola de la inteligencia artificial también está sumándose a los elementos que han convertido a firmas como Nvidia en los reyes de Wall Street. Este nuevo negocio se ha consolidado como una de las mayores promesas de todo el sector tecnológico y prueba de ello es que el pasado mes de febrero Google invirtió 300 millones de dólares en una start-up de inteligencia artificial. Aunque, sin duda, destaca la inversión de Microsoft en Open AI, la empresa detrás de ChatGPT en la que inyectará 10.000 millones para su desarrollo a largo plazo.
La revolución de la inteligencia artificial requiere de chips. Estos servicios necesitan semiconductores muy avanzados para mejorar el rendimiento general y poder ser funcionales. Un ejemplo de ello es el propio Chat GPT, según reveló Open AI este mes de marzo, para que este programa pudiera soportar el volumen de computación que está ejecutando han necesitado reunir decenas de miles de chips de Nvidia (los GPU A100).
Un solo coche requería en 2021 cerca de 1.200 chips
Por su parte, Oracle ha anunciado la compra de 16.000 GPU Nvidia H100, la última versión de los semiconductores dedicados a IA, para su propia plataforma. La propia compañía detrás de estos chips ha hecho público que el próximo sistema de Amazon Web Services tendría una demanda que podría escalar hasta los 20.000 H100. En definitiva, la evolución de las compañías tecnológicas es indisociable de un hambre voraz de chips.
El mercado también está descontando un aumento de la demanda por parte de la industria automotriz. Los vehículos eléctricos demanda una cantidad muy alta de semiconductores. De hecho, según datos de General Motor, una sola unidad requería en 2021 cerca de 1.200 chips, una cifra que irá en aumento con los nuevos modelos. El creciente auge de esta industria está espoleando a su vez la demanda de semiconductores. Un ejemplo de ello son los últimos datos de la firma neerlandesa NXP, cuyas ventas de chips para vehículos se dispararon un 25% el año pasado.
Con las nuevas políticas en Europa y EEUU para impulsar la transición a estos coches ya se ha logrado que el 10% del parque de vehículos mundial sea de eléctricos. Aunque en EEUU aún son solo el 7,93% del parque, en China se vendieron 2,9 millones de estos vehículos y ya son el 13,3% del total. En Europa representa un 12,1%. En cualquier caso, el potencial de este negocio viene con las nuevas regulaciones que, en el caso de Europa supondrá el fin de la venta de coches con motores de combustión interna a partir de 2035.
¿Demasiado optimismo?
Sin embargo, hay problemas en el horizonte para las acciones de semiconductores. Ben Laidler, estratega de eToro, destaca que las tensiones comerciales y políticas entre EEUU y China pueden golpear con fuerza a la industria por que "EEUU ya está endureciendo aún más las restricciones a la exportación". De hecho avisa de que la demanda de China "se nubla y hay una bajada en las ventas que sugiere cierta cautela ahora mismo".
Por su parte señala los peligros de la 'ley sobre los Chips" de Biden con la que desbloquea 52.000 millones de dólares en subvenciones para la producción de este industria. "Los incentivos de esta legislación pueden derivar en un exceso de capacidad de la industria". Además cree que esta euforia posiblemente sea excesiva "porque las valoraciones se han disparado y están amenazadas por unos mayores rendimientos de los bonos de EEUU".
Desde XTB señalan también que "nuestra postura es prudente porque preveemos que estas firmas van a volver a un periodo de más consolidación". En ese sentido señalan problemas como el acopio de inventario realizado tras la crisis de suministro frente a una demanda de móviles y ordenadores que ha decrecido y que "pondrá a prueba qué compañías se han protegido con otros ingresos". Por último, señalan también a la crisis bancaria que "puede afectar claramente" dado que "la sensación de pánico puede impactar en el desempeño económico de EEUU, lastrando también a estas compañías". Aunque remarca que la perspectiva de unos tipos de interés más laxos ante los problemas de las entidades también suponen un espaldarazo para firmas como Nvidia o AMD.