La recuperación de los 20 céntimos en impuestos que el Gobierno había eliminado para los combustibles llegó el día 1 de enero, y desde entonces los precios de la gasolina de 95 octanos en España, según los datos de la Comisión Europea, se han incrementado un 6,1%. A cierre de año, este tipo de combustible mantenía un precio medio de 1,565 euros, un precio que se ha incrementado 10 céntimos, hasta los 1,66 euros en los que ha cerrado esta semana.
Que la gasolina no se haya encarecido la mitad de los 20 céntimos en impuestos que ahora ha recuperado el Gobierno parece tener que ver con la tendencia que se está viendo en los precios del petróleo. El barril de crudo europeo, el Brent, se abarata un 5,2% en lo que va de año, pasando de los 85,9 dólares hasta los 81,4, a media sesión de bolsa estadounidense el viernes.
"Los precios del petróleo vuelven a bajar un poco al final de la semana, asentándose en torno a la mitad del rango del nuevo año. La aversión al riesgo generalizada en los mercados, y las preocupaciones en torno a una posible desaceleración más profunda impulsada por unos tipos más altos tendrán ese efecto, pero una vez más, vale la pena señalar que el sentimiento en este mercado es voluble", explica Craig Erlam, analista de mercado de Oanda.
Además, desde Bloomberg se destaca cómo el optimismo por la recuperación económica en China está moderándose, lo que, junto a un nuevo incremento de los inventarios de petróleo que se ha conocido esta semana, ha propiciado las últimas caídas del precio del crudo.
Embargo a Rusia
Este fin de semana entra en vigor el embargo por parte del G7 a las importaciones de petróleo ruso, un elemento que, a priori, parece que tendría un impacto alcista en los precios del crudo, al reducir la oferta disponible de petróleo en el mercado. Sin embargo, las caídas que sigue experimentando el precio del crudo demuestran que los mercados no esperan que estas sanciones vayan a tener un impacto real en el equilibrio entre la oferta y la demanda del recurso energético. Rusia, de hecho, ya ha declarado en varias ocasiones que no tiene en mente reducir su producción de petróleo, a pesar de las sanciones.
De hecho, en la última reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios externos, el cártel conocido como OPEP+, la que tuvo lugar el primer día de febrero, los miembros del cártel ratificaron la decisión que tomaron el pasado mes de octubre, cuando decidieron recortar la oferta de crudo en 2 millones de barriles para tratar de impulsar los precios. Ahora la OPEP+ considera que el mercado se encuentra en una situación estable, y opta por mantener sin cambios su estrategia ni sus niveles de producción, al menos, esa es su postura oficial.
"Todo el mundo está de acuerdo con que la situación es ahora bastante estable en el mercado del petróleo", explicó el ministro de Energía de Rusia, Alexander Novak, esta semana, aunque reconoció que existen "incertidumbres" en este mercado. De hecho, hay analistas que consideran que las exportaciones rusas de petróleo sí se van a resentir. "El verdadero desafío para Rusia es la pérdida de los mercados de la Unión Europea y el G7, que no se verá completamente sustituida por la demanda adicional de India, China y otros países", explican desde Crédito y Caución, firma que estima una caída del 12% de la producción rusa en 2023. "Cortar las exportaciones es arriesgado para Rusia. Los precios subirían temporalmente, pero dado que es improbable que la guerra en Ucrania termine pronto, prevemos que los mercados mundiales se reequilibrarán a expensas de la cuota de Rusia en la producción mundial. También podría perder influencia en la OPEP+", explican desde la compañía.