
"Para Warren Buffett, toda inversión es una inversión en valor. Piensa que más vale pájaro en mano que ciento volando. Quiere comprar algo por mucho menos de lo que cree que vale". Estas son palabras de Bill Smead, director de inversiones de Smead Capital Management, cuando le preguntaron cómo el legendario inversor gestiona el crecimiento y el valor en la cartera de su compañía.
Una de esas inversiones en valor que tanto proclama Buffett es Coca-Cola. La famosa bebida azucarada nació a finales del siglo XIX, pero lleva en cartera de Berkshire Hathaway desde 1988, cuando por aquel entonces el famoso 'Oráculo de Omaha' decidió apostar por un producto sabiendo que era uno de los mejores negocios de su época y de muchas décadas atrás. Sin embargo, solo porque las acciones y el negocio ya habían crecido, no significaba que no podría ser una gran inversión en los años venideros.
Además, el contexto económico no era el más indicado para afrontar una inversión de aquel tipo. Todavía estaba muy reciente el famoso Lunes Negro de 1987 en el que los mercados de valores de todo el mundo se desplomaron en un intervalo de tiempo muy breve. Pero aún así el famoso inversor estaba tan seguro de lo que hacía que compró más de 23 millones de acciones de Coca-Cola. Y esta apuesta, por aquel entonces arriesgada, la defendió en su carta anual de Berkshire dirigida a la compañía.
"En 1988 realizamos compras importantes de préstamos hipotecarios federales... y Coca Cola. Esperamos mantener esos valores durante mucho tiempo. De hecho, cuando somos propietarios de partes de negocios destacados con administraciones importantes, nuestro período de tenencia favorito es para siempre", dijo Warren Buffett. Por aquel entonces, el hecho de que Buffett apostara a lo grande por esas acciones era algo osado, sobre todo porque no era una inversión típica de Berkshire.
Smead explicó la dura etapa que vivió Coca-Cola en los inicios de los años 80. "Prácticamente nadie quería comprar sus acciones. De hecho estaría arruinado y viviría en una tienda de campaña en el centro de Phoenix o de Seattle si hubiera seguido optando por las acciones de Coca-Cola. En 1981, el 8% de las acciones comunes en Estados Unidos estaban en manos de los hogares, fuera de plano y muy bajas. Nadie quería esa empresa", subrayó.
Y así ha sido, ya que Berkshire cuadruplicó su posición a 100 millones de acciones en 1994 y hasta el día de hoy no ha vendido ninguna. Tras dos divisiones de acciones, ahora el recuento es de 400 millones. A finales de 2020, la inversión valía 21.500 millones, un rendimiento del 1.550%, sin incluir los dividendos. A finales de 2020 Berkshire poseía el 9,3% de todas las acciones de Coca Cola en circulación.
Cómo cambió el sentimiento de los inversores
Por astucia o casualidad, Buffett supo moverse entre dos escenarios bien diferentes. Por un lado, la confianza de los inversores cambió radicalmente cuando la tumultuosa década de 1970 se desvaneció y se transformó en optimismo sobre un mercado alcista que se convertiría en uno de los más largos y rentables de la historia.
A finales de los 80, el cambiante entorno político (el imperio soviético comenzaba a desmoronarse y el muro de Berlín estaba a punto de derrumbarse) también salpicó a la economía, proporcionando nuevas oportunidades y mercados para las empresas.
"Varios países que solían estar cerrados iban a abrir sus puertas. Y la corporación Coca-Cola iba a poder vender sus bebidas a gran parte de la población, personas a las que nunca antes había vendido. Y en el mercado emergente y los países menos ricos, esa 'bebida limpia' era muy valiosa", recuerda Smead.