
Desde hace ya varios meses gestores y analistas se han cansado de repetir el atractivo que presenta la renta fija, especialmente la corporativa, en el contexto económico actual. Con la inflación retrocediendo desde los máximos que se vieron el año pasado y los bancos centrales acercándose al final del proceso de subidas de tipos, las rentabilidades a vencimiento de los bonos han alcanzado ya niveles suficientemente atractivos para volver a incluirlos en cartera.
En los primeros diez días del ejercicio ha quedado muy claro que los inversores europeos han comprado esta idea: a cierre de la sesión del martes los datos que recoge Bloomberg destacan una demanda total de 474.000 millones de euros en las nuevas emisiones de deuda que se han producido en Europa. Esta cifra supera en 3,25 veces la oferta que ha habido, de 145.500 millones de euros, según la agencia.
Aunque en el comienzo del ejercicio la actividad de emisiones suele ser mucho más fuerte, en parte a sabiendas del apetito que suele haber el arranque de año por parte de los mercados, en 2023 los inversores están devorando bonos con especial intensidad. La cifra de este año supera en 100.000 millones o, lo que es igual, cerca del 27%, la demanda media que se ha producido en el Viejo Continente en los últimos cinco años.
La oferta también es fuerte
Aunque el dinero está entrando a raudales en las nuevas emisiones de renta fija y está cubriendo la oferta con creces, esto no significa que los datos de emisiones estén siendo bajos. De hecho, en los últimos días se han llegado a ver cifras históricas de emisión en el mercado europeo. "El año comienza con mucha actividad en el mercado primario y cifras de emisión que, en el caso del martes, sin ir más lejos, arrojaron, en el mercado euro, la sesión históricamente más poblada en este sentido, con un entorno de 38.000 millones de euros emitidos", explica Jesús Sáez, director de mercado de deuda corporativa para España y Portugal en Natixis.
Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital, coincide en destacar el enorme volumen de nuevas emisiones que se ha producido en las primeras jornadas del año. "Vamos a cerrar la semana de mayores emisiones, si no en la historia, en muchísimos años", explica Lluva.
En busca del 4%
El tiempo en el que encontrar rentabilidades en los bonos era más difícil que hallar una aguja en un pajar ya ha quedado atrás. Hace un año la cantidad de deuda en mercado que ofrecía rentabilidades a vencimiento negativas se contaba por miles de millones, una paradoja económica con aires de burbuja, que parecían haber inflado los bancos centrales con sus políticas de estímulo. Ahora, los bonos en esta situación prácticamente han desaparecido, y se limitan a títulos de emisores japoneses, donde la inflación todavía no ha hecho tantos estragos y el banco central sigue manteniendo una política monetaria acomodaticia.
En este contexto, los inversores ya encuentran deuda con grado de inversión, es decir, bonos con buena nota para las agencias de calificación, y que ofrecen rentabilidades interesantes, lo que explica la fuerte entrada de dinero en los últimos días. En el caso del mercado europeo, la rentabilidad a vencimiento del índice de deuda corporativa con grado de inversión sigue por encima del 4%, un nivel que está siendo suficiente para que los inversores acudan con interés.
Y, en otras categorías de deuda, se pueden encontrar rentabilidades a vencimiento todavía más atractivas, en función del tipo de bonos y de la calificación que mantienen. El high yield global, por ejemplo, ofrece casi un 9%, y los bonos de países emergentes superan el 7,3% en dólares.
Enrique Lluva también destaca la fortísima demanda que está habiendo en las últimas jornadas, pero advierte de que todavía hay que esperar para saber si el año terminará siendo realmente positivo, en buena parte, por la necesidad de financiación por parte de los gobiernos, que propiciará que la oferta de nuevas emisiones sea también considerable.
"Todavía es pronto. No estoy convencido de que la deuda soberana lo vaya a hacer de maravilla este año, ya que tendremos que ver cómo impacta esa oferta grande de deuda, con una demanda que va a ver cómo desaparece el BCE a lo largo del año. A este niño llamado 2023 todavía no le hemos quitado los pañales", destaca el experto.
Sáez, desde Natixis, también destaca el incremento de emisiones que ha habido, y destaca una mayor oferta de lo habitual por parte de emisores del sector público: "Normalmente, los emisores soberanos pueden esperar algo más y aprovechar periodos de mercado menos activos de emisiones corporativas, pero este año también hemos tenido ya varias operaciones sindicadas de soberanos europeos, así como algunos supranacionales, lo que ha hecho crecer enormemente los volúmenes de apelación totales", explica.
De hecho, las operaciones más grandes en Europa en lo que va de año han sido de emisores públicos: el Banco de Desarrollo de Alemania, con una emisión de 6.000 millones de euros; el Gobierno de Austria, con una de 5.000 millones de euros, y el Gobierno del Reino Unido, con una operación de 4.190 millones de libras. La operación más grande de un emisor español ha sido la emisión de Banco Santander de ayer: 2.500 millones a 3 años con un cupón del 3,375%.