En una época de crisis, los inversores han encontrado un refugio en la renta variable: el crimen. Algunos de los mayores expertos de Wall Street se han fijado en que mientras los sectores basados en el buen rumbo de la actividad económica se desmoronan, el negocio de las prisiones privadas ha emergido como un gran oasis en un Wall Street caótico. Mientras el S&P 500 se anota un descenso del 18,45% en lo que va de año, las principales cotizadas de este sector viven alzas superiores al 30%.
Geo Group, la segunda empresa de prisiones privadas y centros de salud mental más importante del mundo, ha vivido un auténtico auge con un ascenso del 33,6%, llevando su valor a los 1.302 millones de euros. La empresa estadounidense logra la mitad de sus ingresos directamente del Gobierno de Estados Unidos. A pesar de que siempre ha sido un sector envuelto por la polémica, los ingresos siguen llegando y son seguros, el sector público sigue utilizando estas firmas para ahorrar de media un 15% de los costes por cada preso.
En el caso de Geo Group terminó su año fiscal este mes de noviembre logrando unos ingresos de más de 2.310 millones dólares, exactamente los mismos que los esperados y superando a las cifras de 2021 que llegaron a los 2.260 millones de dólares. Respecto a las ganancias esta ha sido la gran sorpresa del año, pues han logrado pasar de los 190 millones de dólares a los 220 millones.
La evolución en bolsa está siendo tan favorable dado el contexto que algunos de los grandes inversores de Wall Street, como Michael Burry, han metido la cabeza de lleno en las prisiones. El experto que anticipó la crisis financiera de 2008 ha reducido su cartera quitando su exposición a las tecnológicas para concentrarse en Geo Group con 3,3 millones de dólares invertidos en la firma.
Otras firmas están siguiendo el mismo camino. CoreCivic, la empresa más grande del sector con una capitalización de 2.673 millones de dólares. Lleva una revalorización del 15,3% en el año. En su tercer trimestre la compañía logró 460 millones de ingresos y unas ganancias por acción de 0,58 dólares, un 132% más que el año anterior.
Otra de estas firmas es la británica Serco, que, a pesar de estar en el mismo sector, es bastante diferente. Al pertenecer a otro país con una legislación diferente, también vive de los contratos de las prisiones, pero prestando servicios como sanidad, transporte, atención al ciudadano, servicios de extranjeria o servicios legales. La firma lleva una revalorización del 11,56% en bolsa.
Según los últimos datos del departamento de Justicia el sector se embolsa solo en Estados Unidos cerca de 374 millones en beneficios al año debido a que las empresas reinvierten buena parte de sus beneficios en la expansión local e internacional, limitando las ganancias. Estados Unidos encarcela aproximadamente al año a cerca de 2,1 millones de personas y las cárceles privadas se ofrecen a desviar una parte de estos presos a sus instalaciones para ahorras costes a la administración pública. Según estimaciones del Gobierno, las cárceles privadas albergan a cerca del 8% de la población carcelaria del país. Los estudios más recientes realizados por las propias empresas del sector apuntan a que este sector tiene un negocio potencial de 74.000 millones de dólares.
En su momento, Obama empezó el camino para eliminar las cárceles privadas, quitándoles contratos. Sin embargo, la llegada de Donald Trump cambió radicalmente el panorama, disparando el uso de este sistema. Actualmente el Ejecutivo de Joe Bidne ha mantenido su uso y no hay ninguna pista en su agenda legislativa que apunte a que las prisiones privadas serán una de sus batallas, especialmente con el Congreso de los Estados Unidos dividido.