
Una caída bursátil del 28,08% en el día y de más del 83% en lo que va de año. La acción, en mínimos no vistos desde hace más de tres años y medio. Ingresos ralentizándose y pérdidas netas quintuplicadas. Este es el resumen de la situación actual de Snap, la compañía matriz de la red social Snapchat que lleva todo el año encadenando un batacazo en bolsa tras otro pese a que su número de usuarios continúa aumentando.
Esta semana, la firma ha publicado unos resultados del tercer trimestre del año que recogen unas pérdidas de 359 millones de dólares (cinco veces más que los 72 millones del mismo periodo del año anterior) y un incremento de los gastos del 25% interanual. El incremento de los ingresos (1.139 millones) se ralentiza ante la cautela inversora de los anunciantes por la situación económica, y los ingresos por usuario se limitan a 3,11 dólares.
En el lado positivo, sin embargo, el número de usuarios activos diarios ha ascendido hasta los 363 millones, un 19% más y por encima de lo previsto por los analistas. A ello se aferra el consejero delegado de la compañía, Evan Spiegel, que considera que esto sirve para "expandir" su "oportunidad a largo plazo" mientras gestionan este "ambiente macroeconómico volátil".
El propio Spiegel es uno de los grandes damnificados del devenir bursátil de Snap. Según cálculos de Bloomberg, su fortuna ha pasado de 13.900 millones de dólares hace justo un año a los 2.300 millones actuales. Algo similar le sucede a Bobby Murphy, el jefe de tecnología de la firma, cuya participación en la compañía se ha devaluado un 81% en el último año y actualmente vale 1.900 millones. Entre ambos suman cerca del 25% del accionariado.
Snap fue una de las redes sociales que empezó a popularizarse entre la llamada Generación Z, los nacidos a partir de 1995, que ya desde la adolescencia se desmarcaban de otras plataformas dominadas por público adulto como Facebook o Twitter. Sin embargo, ahora tiene que competir en su nicho de mercado con aplicaciones como TikTok o BeReal, si bien cada una tiene distintas características y funcionalidades.
De cara a los próximos meses, desde la firma auguran que la ralentización en los ingresos continuará y el crecimiento de los mismos será "prácticamente plano" de cara al último trimestre del año. Aunque, como consuelo para los inversores, Snap ha anunciado que continuará con su programa de recompra de acciones a lo largo del próximo año, dedicando a ello otros 500 millones de dólares.
Tras la presentación de las cuentas trimestrales, la casa de análisis Bernstein recortó el precio objetivo de la acción hasta los 9 dólares desde los 15 que defendía previamente, subrayando los problemas que seguirá encontrándose la marca para aumentar sus ingresos en el corto plazo, si bien tiene fe en que puedan superar la mala racha más adelante, en línea con su "larga historia de superación de transiciones problemáticas".
El retroceso de la última sesión bursátil de la semana en Snap ha llevado a la acción a los 7,76 dólares y también lastró levemente al resto de las cotizadas que dan cabida a redes sociales. Meta (Facebook e Instagram) perdió un 1,16% mientras Pinterest se dejó un 6,4% y Twitter, que lidia con sus propios problemas derivados de la compra por parte de Elon Musk, retrocedió un 4,86%. Pese a ello, Alphabet (YouTube) resistió y se anotó una subida del 1,16%.
La volatilidad de las presentaciones de resultados
A pesar de la caída del 28% sufrida este viernes, no se trata de su mayor retroceso en el 2022. Las espectaculares subidas y bajadas de su año en la bolsa están marcadas por las sucesivas presentaciones de resultados. El arranque de este año no estaba siendo demasiado halagüeño, como en la mayoría de los valores bursátiles, pero la publicación de las cuentas del último trimestre de 2021 hizo que la firma se disparase un 58,82% en la sesión del 4 de febrero. Apuntaba la compañía entonces que se había anotado el primer beneficio trimestral de su historia y superó las expectativas de los analistas en todos los frentes.
Ya en mayo, el consejero delegado de Snap, Evan Spiegel, alertaba de una ralentización del crecimiento de la firma, algo que se ha ido confirmando en los meses siguientes. Para entonces, la compañía cotizaba por encima de los 22 dólares y el consenso del mercado le concedía un precio objetivo de 42,78 dólares, algo desorbitado si se tiene en cuenta el valor actual de las acciones de la firma.
Entre las medidas que puso en marcha la red social para intentar paliar la mala situación se encuentra la implantación desde finales de junio de un modelo de suscripción de sus usuarios para que accediesen a funciones exclusivas. Se intentaba así diversificar las fuentes de ingresos y no depender exclusivamente de la publicidad.
Pero esta medida no llegó a tiempo de contribuir en los resultados del segundo trimestre del año. Presentados el 22 de julio, la compañía se dejó un 39,08% en una sola sesión bursátil al duplicar las pérdidas previstas por los expertos y augurar desde la propia cúpula que el tercer trimestre sería "increíblemente difícil". Solo el incremento en el número de usuarios resultó positivo entonces, pero la acción perdía entonces la cota de los 10 dólares por título.
En agosto se anunció una nueva medida para ajustar las cuentas: el despido del 20% de la plantilla. Más de 1.200 profesionales dejarían las filas de la compañía en un nuevo intento de reducir costes. A ello sumó el final de la producción de seis productos cuyas ventas no habían logrado el éxito esperado. Pero, a la vista de los resultados del tercer trimestre, donde Snap ha quintuplicado sus pérdidas con respecto al año anterior, esta medida resulta claramente insuficiente, como apunta Brent Thill, analista de Jefferies, a la CNBC.