
Algunos analistas apuntan a los resultados empresariales del tercer trimestre para que se produzca la rendición completa del mercado. El problema es que las expectativas del consenso de analistas todavía no reflejan este escenario, a pesar de las recientes caídas, que han llevado a las bolsas a nuevos mínimos anuales. Pero hoy la mayor petrolera de Europa por capitalización, Shell, ha lanzado el primer aviso de que los resultados no serán tan brillantes como a principio de año.
Los mercados están pendientes de una entrada en recesión de la economía mundial. Para muchos estrategas este escenario no está descontado por las bolsas. El mensaje parece que se ha perdido en mitad del mini rebote de los últimos días, desde los nuevos mínimos del año, pero hace una semana era claro. "La capitulación de los inversores ya es visible, pero probablemente se intensificará en ausencia de un catalizador", comentaba el equipo de renta variable de Emmanuel en Barclays. Y apuntaban a la rendición completa, si las "ganancias empresariales se deterioran y los bancos centrales no llegan al rescate".
El problema es que las expectativas corporativas no se están viendo afectadas. El consenso del mercado, recogido por Factset, refleja un crecimiento del 23% para la facturación de 2022 en el Stoxx600, el índice europeo con las compañías del Viejo Continente de mayor capitalización. Incluso se prevé que el ritmo apenas disminuya para 2023. En concreto, se espera un aumento del 18%, respecto a 2022. Ni a principio de año, cuando las bolsas venían de máximos, el consenso de mercado era tan optimista. El volumen de negocio previsto para Europa en 2022 era del 8%.
Los expertos de Goldman tienen claro que los inversores no han comprado todavía el escenario de recesión, como aparece en el horizonte macro. "Es posible que los niveles actuales de las valoraciones de las acciones no reflejen completamente los riesgos relacionados con un aumento de intereses real y podrían tener que ajustarse más para alcanzar el suelo del mercado", señalaban.
Los primeros datos económicos del tercer trimestre en Europa muestran un parón salvaje de la actividad. El ritmo de crecimiento de la zona euro ha pasado de crecer un 0,8% a registrar caídas, según los indicadores adelantados de los PMI. Un frenazo en seco que debería verse reflejado en las cuentas de las compañías. Hoy el primer aviso lo ha dado, por sorpresa, Shell, la mayor petrolera Europea por capitalización. Ha causado asombro por venir del sector energético, los elevados precios de petróleo y gas han llevado a las compañías a beneficios e ingresos récord en anteriores trimestres.
Este tipo de compañías han atraído el foco de gobiernos y reguladores por sus exuberantes cuentas, mientras los precios se disparaban abocando a las economías a una caída brusca de la actividad. La compañía se ha desmarcado del triunfalismo con el anuncio de que encajara un impacto negativo en el Ebitda entre 1.000 millones y 1.400 millones para el tercer trimestre, por los costes asociados a la actividad de refino y elaboración de productos químicos. El margen del principal negocio de la compañía se ha desplomado un 46%.
La petrolera ha querido poner de manifiesto que también se está viendo afectada por el incremento de costes, como el resto de sectores y a la volatilidad de los mercados energéticos. Para el negocio de gas, Shell está considerado el principal vendedor de gas natural licuado del mundo, ha reconocido que será "significativamente más bajo comparado con el segundo trimestre". El Ebitda alcanzó una cifra de 6.500 millones de euros entre abril y junio. La división de productos químicos también verá reducido el beneficio entre 300 y 600 millones.
Los resultados definitivos del Shell se publicarán el próximo 27 de octubre, pero las dificultades expresadas en los principales negocios de la compañía han causado sorpresa y desmonta la base sobre la que descansan las actuales expectativas de beneficio de la compañía. Desde Bank of America explicaban que la resistencia de las expectativas de ganancias se apoyaban, en parte, "a las revisiones al alza del sector energético y a la inflación creciente, que proporciona un impulso mecánico al beneficio por acción". El avance de las cuentas de Shell amenaza esta teoría. La firma de inversión apunta a que el sector energético es el principal motor de crecimiento de las expectativas de crecimiento de beneficio. Para el banco en este trimestre los beneficios iban a llegar a su punto máximo.
Desde el punto de vista macro, el declive económico se ha adelantado. La mayoría de expertos esperaba el frenazo, cuando no entrada en recesión, para finales y principio año, por las dificultades con el suministro de energía desde Rusia. El frenazo de la economía quizá también precipite la caída de los resultados empresariales. El mercado ya tendrá todas las excusas para caer.