Bolsa, mercados y cotizaciones

Guerra, dimisiones y comicios: la incertidumbre política da la estocada final a los mercados

  • Los expertos creen que la sucesión de conflictos políticos llega en el peor momento
  • El índice de incertidumbre se encuentra en el punto más alto desde el Brexit

Un fantasma recorre Europa: la incertidumbre. Tras meses de guerra en Ucrania, una inflación récord después de dos años de covid y la amenaza de una recesión cada vez más presente, Occidente y, en particular, el viejo continente, han llegado a un verano en el que se ha solapado una crisis política tras otra. En muy poco espacio de tiempo se han sucedido dimisiones de primeros ministros, gobiernos derrumbándose, nuevos conflictos entre países a cuenta de la situación crítica y viejas rencillas que vuelven a resurgir en medio del caos.

Los principales expertos creen que esta agitación geopolítica puede ser la guinda del pastel para unos mercados saturados de malas noticias macroeconómicas, en especial después de que el Banco Central Europeo haya anunciado la subida de tipos histórica de 50 puntos básicos. De hecho, el índice de incertidumbre de la política económica calculado por Baker, Bloom y Davis, ahora se encuentra cerca del nivel más alto en 35 años (solo marginalmente por debajo de los niveles justo después de la votación del Brexit en 2016) En ese sentido los analistas creen que tras una caída de 14,85% en el EuroStoxx, principal índice europeo y del 7,47% en el caso del Ibex 35, una ola de preocupación política como la que se está sucediendo puede provocar un verano y una recta final de 2022 de dolor para la renta variable.

Stefan Hofrichter, economista jefe de Allianz Global Investors, afirma que "los acontecimientos en el Reino Unido, Italia y Francia, por otro lado, pueden conducir a un cambio significativo en el panorama político europeo. Por ejemplo, las relaciones entre el Reino Unido y la UE pueden volverse más complejas. Además, la respuesta de la UE a la agresión rusa puede volverse menos unida.". Debido a ello, "el aumento de la incertidumbre política en Europa, en particular desde el 24 de febrero, es un factor adicional para que estemos más a la defensiva. Sin embargo, no es el único y tampoco el factor más importante para nuestras decisiones de inversión.

Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, defiende que aunque el principal enfoque de los mercados es la inflación, "la geopolítica está siendo el complemento de un ya bastante difícil escenario en renta variable". Y cree que especialmente el problema ha sido que se hayan sucedido una cadena de mala noticias en un muy poco espacio de tiempo "el timing de las operaciones políticas puede despertar más volatilidad en un momento ya complicado".

'Hasta la vista baby' de Johnson y la resurrección del Brexit

Boris Johnson se ha ido pero promete volver. Así lo dejó caer en el Parlamento el día de su marcha, citando la famosa frase de Terminator en su despedida, y así se lo ha manifestado al Daily Telegraph, el periódico del que fue columnista hasta su llegada al poder: cree que en un año estará de vuelta, o incluso antes, si la campaña de algunos militantes del partido para permitirle participar en las primarias para escoger al nuevo líder tiene éxito.

Por el momento, los dos candidatos oficiales para sucederle, Rishi Sunak y Liz Truss, llevan días peleándose en público. El lunes 25, en un debate de la BBC, Sunak acusó a Truss de llevar al país a un precipicio fiscal con sus promesas de bajadas de impuestos. Truss, la favorita, no solo pretende recortar ingresos, sino que ha amenazado con coartar la independencia del Banco de Inglaterra y desatar una guerra comercial con la UE.

La mirada de Bruselas está puesta en el proyecto de ley de Truss para romper el acuerdo del Brexit, que podría aprobarse después del verano. Algo casi garantizado si el próximo 5 de septiembre es ella la que entra en Downing Street. En ese caso, la Comisión Europea ya ha amenazado con represalias judiciales, y podría cancelar el acuerdo comercial con Reino Unido. Una situación que agudizaría aún más la crisis que ya viven los exportadores británicos, con colas interminables en el puerto de Dover, pero que afectaría también a las firmas europeas que venden sus productos a la isla.

Con todas estas dudas encima de la mesa, los analistas han puesto a Downing Street como una de sus grandes preocupaciones. Azad Zangana, economista y estratega europeo senior para Europa de Schroders afirma que la incertidumbre se mantendrá hasta otoño porque "la dimisión de Boris Johnson desencadena una contienda por el liderazgo del Partido Conservador y la presidencia del país que probablemente no se resolverá antes del otoño. Esto abre un largo periodo de incertidumbre sobre la dirección del país y la economía".

Eiko Sievert, responsable de calificaciones de deuda soberana y del sector público de Scope Ratings cree esta crisis de liderazgo llega en el peor momento porque "afectará cada vez más a las perspectivas fiscales del Reino Unido". El país se encontraría en un momento clave respecto a las reformas que tiene que plantear "si no se llevan a cabo reformas económicas que incluyan subidas de impuestos para pagar el aumento de los costes relacionados con el envejecimiento de la población y compensar la caída de los ingresos por el impuesto sobre los combustibles, el endeudamiento público corre el peligro de ser insostenible".

Una Italia ingobernable

Mientras tanto, Italia sigue en su línea. El Gobierno de Mario Draghi ha aguantado 17 meses, uno menos que la media de Ejecutivos italianos desde la Segunda Guerra Mundial. En el horizonte, unas elecciones anticipadas que pueden llevar al poder a la favorita en las encuestas, Giorgia Meloni, líder de un partido post-fascista, y que no sería recibida con los brazos abiertos en Bruselas, precisamente.

En juego, el tramo de 19.000 millones de euros de fondos europeos que dependen de que el Gobierno cumpla sus objetivos de reformas. Y, con Draghi fuera de juego, esos planes están en el aire. Según Confartigianato, asociación de artesanos y pequeñas empresas italiana, la crisis política le puede costar hasta 50.000 millones a la economía del país. E Italia es un país demasiado grande para caer: si la confianza de los inversores se evapora, el euro puede sufrir, pese a las medidas del BCE para estabilizar las primas de riesgo.

Desde Bank of America avisan de que la situación italiana es extremadamente difícil porque "el momento de estas elecciones es muy desafiante, ya que es probable que un gobierno recién formado enfrente un calendario difícil a finales de este año con plazos presupuestarios". Mientras, desde Scope Rating añaden que ven un claro incremento de la volatilidad y creen que esta crisis dañará a toda la Unión Europea porque "es probable que la crisis italiana complique el proceso de toma de decisiones del BCE en relación con su instrumento de lucha contra la fragmentación y, por tanto, repercutirá negativamente en el coste de financiación del país".

Biden, paralizado y con elecciones

Mientras tanto, EEUU se acerca también a la parálisis. En noviembre se celebran las elecciones legislativas de mitad de mandato, y los republicanos son los favoritos para hacerse con el control de la Cámara de Representantes, gracias en parte a la extraordinaria impopularidad del presidente, Joe Biden, rechazado por la derecha por ser 'un socialista radical' y por la izquierda por ser 'demasiado conservador'. Si bien las encuestas no predicen un descalabro (muchos de los votantes de izquierda que le rechazan votarán a diputados demócratas igualmente), el margen del Gobierno en las dos cámaras es tan estrecho que cada escaño que cambie de manos vale su peso en oro.

Si no hay sorpresa, y los demócratas pierden un puñado de diputados o un solo senador -suficientes para perder la mayoría-, los republicanos cerrarán por completo la posibilidad de cualquier acuerdo legislativo mínimamente polémico, lo que incluye los planes de inversión en electricidad limpia y reforma fiscal de Biden. Hasta el envío de ayuda militar a Ucrania pasará a estar en duda. Todas las miradas están puestas en qué leyes se pueden aprobar antes de noviembre. Salvo milagro, todo indica que Biden terminará su mandato como sus dos predecesores, Barack Obama y Donald Trump: con un Congreso paralizado y dependiendo de los decretos presidenciales -que no tienen efecto de ley- para sacar adelante medidas.

Desde Abrdn, Paul Diggle, Deputy Chief Economist, forecasting & analysis y Luke Bartholomew, Senior Monetary economist creen que este será sin duda uno de los eventos que marque el rumbo de los mercados y que, de hecho es ya "el próximo punto de inflexión" que marcará a la economía del país a sus mercados". En ese sentido destacan que "perder el control de ambas cámaras del Congreso acabaría con cualquier posibilidad de reactivar la agenda de Biden, y aumentaría los riesgos de cierre del gobierno debido a las disputas políticas sobre la financiación".

Esta situación es, para los expertos, un escenario extremadamente peligroso para los mercados que verían a un Gobierno maniatado ante crisis históricas como una eventual recesión, la inflación disparada y las sanciones contra Rusia. Y si la derrota le hace perder ambas cámaras, el golpe político a la Casa Blanca podría llevar a unas nuevas elecciones en un panorama político muy polarizado y cuyos resultados arrojarían incluso más incertidumbre al contexto actual.

Y más elecciones…

A la vuelta del verano se avecinan dos elecciones que también tendrán su importancia en el marco global. Suecia, con un Gobierno socialdemócrata en minoría, irá a elecciones el 11 de septiembre. La gran pregunta es si el resultado permitirá una gobernabilidad clara, o si la ultraderecha de los Demócratas Suecos tendrá los votos decisivos para formar Gobierno.

Y uno de los BRICS, Brasil, también celebrará elecciones en octubre. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es el favorito claro en las encuestas, que le dan opciones a ganar incluso en la primera vuelta ante el hundimiento de la popularidad del actual mandatario, Jair Bolsonaro. Los planes de este para seguir en el poder pasan por desatar una oleada de gasto público y ayudas en los próximos dos meses. Pero, por si acaso no gana por las buenas, Bolsonaro ya está advirtiendo de que el único resultado válido será su victoria, y si las urnas dan a Lula como triunfador declarará que ha habido fraude electoral. La Justicia ya está investigando al presidente por lanzar acusaciones infundadas, pero es posible que se desate una crisis poselectoral en el país si Bolsonaro se niega a aceptar una posible derrota. Y nadie sabe qué pasaría entonces.