
Este jueves se celebra la primera reunión oficial del Banco Central Europeo (BCE) desde que comenzó la guerra de Ucrania. Antes de que empezase la invasión rusa, el encuentro de marzo ya estaba marcado en el calendario como uno de los más importantes de los últimos meses para la institución, ya que Lagarde se preparaba para anunciar, después de debatirlo con el Consejo de Gobierno del BCE, el cambio de rumbo de la política monetaria en la eurozona.
El organismo se preparaba para normalizar sus políticas y dar detalles sobre cómo será el final de los estímulos, algo que ha quedado truncado con la guerra que ha empezado Putin en Ucrania.
El nuevo contexto económico y de mercado que ha generado Rusia con su guerra ha obligado al BCE a plantearse la necesidad de dar un nuevo giro y considerar si es buen momento para empezar a endurecer su política monetaria. Esto es lo que tendrá que debatir este jueves la institución: deberá analizar el impacto económico que va a tener la invasión de Ucrania en la eurozona, y actuar en consecuencia.
No es fácil, ya que el BCE tiene que valorar si es mejor luchar contra la elevada inflación y correr el riesgo de que el crecimiento económico se deteriore con fuerza al retirar los estímulos o la alternativa, que tampoco es nada halagüeña, de ralentizar el proceso de retirada de estímulos, algo que correría el riesgo de crear el efecto contrario: sería un apoyo para el crecimiento, pero podría generar que la inflación se desboque.
Los 27 analistas que han sido encuestados por Bloomberg entre el 25 de febrero y el 2 de marzo creen que el BCE va a optar por seguir adelante con el plan de retirada de estímulos, aunque quizá con algo menos de prisa de la que habría tenido antes de que empezase la guerra en Ucrania.
La revisión del cuadro 'macro'
Este jueves la reunión del organismo estará marcada por la publicación del nuevo cuadro de previsiones macroeconómicas. El BCE va a revisar sus previsiones, y va a tener en cuenta la guerra de Ucrania en su cuadro macro. Según el 85% de los analistas encuestados, esto va a desembocar en un recorte en las previsiones de PIB para 2022, y un 63% cree que también ocurrirá con las estimaciones para el próximo año.
Los expertos no esperan que sólo haya cambios en la estimación de crecimiento del BCE: también lo esperan para la inflación, y en este caso la convicción de que va a haber cambios es todavía más fuerte. El 100% de los encuestados espera que se produzca una revisión al alza de la inflación para 2022, un año para el que, hasta ahora, la institución espera que se mueva en el 3,2%. Para 2023 el 88% de los analistas espera que se revise al alza la estimación de inflación; para 2024, el porcentaje también es mayoritario, del 56% de los encuestados.
Hay que tener en cuenta que uno de los principales efectos económicos que parece que tendrá la guerra es impulsar todavía más las tasas de inflación. Con esto sobre la mesa parece lógico que el BCE no quiera posponer indefinidamente los estímulos.
El fin del PEPP
Al margen de lo que ocurra con el cuadro de previsiones macro, una de las cuestiones más importantes para este encuentro es, a ojos de los expertos, que se va a confirmar el final del programa de compras de deuda que el BCE diseñó para combatir la crisis del Covid-19, el programa conocido como PEPP. Terminará este mismo mes, como ya había anunciado el BCE, si finalmente se cumplen las estimaciones de los expertos encuestados por Bloomberg.
Eso sí, los analistas mantienen la estimación de que parte de las compras que se llevaban a cabo con el PEPP se trasladarán al APP, el programa de compras de deuda que dejó Mario Draghi en herencia a Lagarde. La intención del BCE sería evitar que el final de las inyecciones de liquidez sea abrupto, suavizando de este modo el impacto para los mercados.
Ahora mismo el BCE compra 20.000 millones de euros mensuales con el APP, una cantidad que se incrementará hasta los 40.000 millones de euros, durante los meses de abril, mayo y junio, y volverá a los 20.000 millones en julio, agosto y septiembre. Eso sí, en octubre se acabarán definitivamente las compras de deuda, si se cumplen las previsiones, y el BCE no estará inyectando liquidez en Europa por esta vía por primera vez desde 2014.
Subida de tipos
Los analistas pronostican que la primera subida de tipos del BCE no se va a retrasar hasta 2023, como se ha especulado en los últimos días, desde que comenzó la invasión. Los mercados de renta fija han llegado a descontar este año dos subidas de tipos en Europa, una en septiembre y otra en diciembre, algo que ha cambiado después de la invasión, pasando a descontar la primera subida de tipos para diciembre de 2022.
Los analistas opinan igual, y esperan que la primera subida se produzca en la reunión de ese mes. Eso sí, tanto el mercado como los expertos esperan que lo que se suba sea la facilidad de depósito, no los tipos de referencia. Sea como sea, es un aumento de tipos, y se espera que, desde ese momento en adelante, el BCE emprenda un camino en el que irá subiendo tipos una vez cada dos reuniones.