
La industria del espacio parecía ser una apuesta segura a largo plazo hace apenas unos meses. El ritmo de lanzamiento de SpaceX, considerada una apuesta imposible hace no tanto, y las inversiones de otras grandes fortunas como Jeff Bezos y Richard Branson invitaban a pensar que las acciones de las compañías relacionadas con ir más allá de la ionosfera subirían como un cohete. La realidad, al menos para algunas de ellas, resulta ser tan fría como el espacio exterior.
La última en afianzar su desplome bursátil es Astra, la compañía americana creada en 2016 por Chris Kemp y Adam London, quien no ha logrado llevar a cabo esta semana la misión para la que le había contratado la NASA. El lanzamiento tenía por objetivo poner en órbita cuatro pequeños satélites, tres construidos por universidades estadounidenses y uno de la propia agencia aeroespacial. El propio Kemp pidió perdón en Twitter por no haber podido cumplir con el pedido.
De los diversos lanzamientos que ha tenido hasta la fecha, solo uno ha logrado sus objetivos, el que llevaron a cabo para la nueva Fuerza Espacial de EEUU el pasado mes de noviembre. Los otros cinco intentos que no eran pruebas de vuelo no alcanzaron la meta para la que fueron lanzados.
En consecuencia, los inversores empiezan a dudar de que Astra sea capaz de cumplir su meta de poner en el espacio de media un cohete al día en el año 2025. Temen que el modelo de negocio, con vehículos más pequeños que sus competidores - apenas 12 metros de alto-, podría no llegar a despegar.
Repercusión bursátil
La compañía salió a bolsa gracias a su fusión con una SPAC (Compañía de propósito especial de adquisición, por sus siglas en inglés) el pasado mes de julio de 2021 en el Nasdaq a 12,9 dólares, y desde entonces su desempeño deja mucho que desear.
Tras el fiasco del lanzamiento del jueves, sus títulos cayeron un 5%, lo que hizo saltar los mecanismos de seguridad y la suspendieron de cotización durante una media hora. Posteriormente siguió cayendo hasta dejarse un 32% y volver a ser congelada, para cerrar el jueves con un retroceso del 26,09%. El viernes profundizó un 15% en las caídas hasta los 3,32 dólares, de forma que se ha dejado el 50% de su valor bursátil en lo que va de año.
El desplome no viene sino a confirmar la tendencia. Desde que debutó en bolsa, hace siete meses, en tres de ellos ha retrocedido más de un 30%. De esta forma, el retroceso desde que es una compañía pública supera el 70% y su capitalización ha caído hasta el entorno de los 900 millones de dólares.
La competencia no está mejor
La experiencia de Astra no dista mucho de lo que le viene ocurriendo a su competidora Virgin Galactic. El buen arranque que tuvo en 2021 y el haber sido la primera compañía privada en hacer 'turismo espacial' no le ha librado del castigo ante lo que parecen ya expectativas imposibles de cumplir. La firma de Branson se deja más de un 30% en lo que va de año y casi un 70% en el último semestre, aunque mantiene la capitalización por encima de los 2.300 millones de dólares.
Pero los más optimistas no tienen más que mirar la historia reciente. La SpaceX de Elon Musk, que en 2021 realizó 31 lanzamientos con éxito, casi quebró a finales de la década de los 2000 por sucesivos lanzamientos fallidos. No fue hasta el cuarto intento, en 2008, cuando el cohete Falcon 1 cumplió los objetivos y logró así un contrato con la NASA que salvaría a la compañía. En la actualidad, ha sido capaz de reutilizar el mismo vehículo Falcon 9 hasta en 11 ocasiones y ya ha aterrizado con éxito cohetes en más de un centenar de ocasiones para abaratar costes.