Larry Fink, peso pesado de Wall Street y director de BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, ha publicado su influyente carta anual dirigida a los directores ejecutivos de las empresas en las que invierte para instar a las compañías a adaptarse, entre otras, a las nuevas exigencias de sostenibilidad y a los cambios en las relaciones con los trabajadores que ha traído la pandemia. La intención, sin embargo, este año va más allá de 'alumbrar' a las grandes compañías; Fink busca defenderse de las críticas de los conservadores estadounidenses.
Empezando por el ruido político, Fink responde a los críticos que le acusan de usar su influencia para promover una agenda progresista. "El capitalismo no es una cuestión política", ha defendido en los primeros párrafos de la carta titulada El poder del capitalismo.
El administrador de activos (a 31 de diciembre supervisaba 10.000 millones de dólares) es una de las voces más influyentes en las principales empresas que cotizan en bolsa, tanto en EEUU como en Europa, y un importante impulsor del auge de la inversión sostenible: actualmente su cartera incluye 509.000 millones de dólares en activos sostenibles, más del doble que hace un año.
La críticas a BlackRock surgieron hacer algunos años ya por parte de algunos políticos, empresarios y activistas conservadores, que lamentaron que Fink se hubiera dirigido su interés hacia estándares ambientales, sociales y de gobernanza.
Por ejemplo, el año pasado, recuerda el Financial Times, el grupo Consumers' Research con sede en Washington argumentó que esa "postura despierta" de BlackRock no era más que una cortina de humo para canalizar dinero a las empresas chinas a través de sus fondos de inversión. El inversor rechaza esos ataques hacia el stakeholder: "No es un programa social ni ideológico. No está 'despierto'. Es capitalismo, impulsado por relaciones mutuamente beneficiosas entre usted y los empleados, clientes, proveedores y comunidades de las que depende su negocio para prosperar", ha subrayado.
El riesgo de quedarse atrás en el camino de la sostenibilidad
Volviendo a la esencia por la que Fink lleva 10 años escribiendo su carta anual, uno de los foco que enciende en la misiva es el del riesgo de quedarse atrás por no adaptarse a los nuevos reclamos ambientales.
La sostenibilidad ocupa un hueco importante en las líneas enviadas a los CEO de las empresas: "Todas las empresas y todas las industrias se verán transformadas por la transición a un mundo de cero emisiones netas. La pregunta es, ¿liderarás o serás guiado?", ha querido resaltar Fink para reconocer que "nos centramos en sostenibilidad no porque seamos ecologistas, sino porque somos capitalistas y tenemos unos deberes fiduciarios con nuestros clientes.
"Los próximos 1.000 unicornios no serán motores de búsqueda ni empresas de redes sociales" sino "innovadores, sostenibles y escalables, empresas emergentes que ayudarán al mundo a descarbonizarse y a hacer una transición energética asequible para todos". Aquí, propone "ser honestos sobre el hecho de que los productos ecológicos a menudo tienen un coste alto" y apuesta por "reducir esta prima verde" para lograr una transición ordenada y justa.
Para Fink, de 69 años, las empresas que no se alejan del carbono corren el riesgo de quedarse atrás, ya que miles de millones de dólares se destinan a tecnologías para combatir el cambio climático. En este punto ha lanzado un consejo a las empresas de petróleo y gas: que trabajen con grandes emisores para desarrollar tecnologías de reducción de carbono. "Desinvertir en sectores enteros o simplemente pasar activos intensivos en carbono de los mercados públicos a los mercados privados, no hará que el mundo llegue a cero neto", ha indicado para reforzar su conocida apuesta por los criterios ESG.
Según recuerda en la misiva, las inversiones sostenibles han alcanzado los 4 billones de dólares y seguirán aumentando por lo que "la descarbonización de la economía global creará la mayor oportunidad de inversión de nuestra vida" pero "también dejará atrás a las empresas que no se adapten".
"Que los trabajadores exijan más de sus empleadores es una característica esencial del capitalismo efectivo"
Otro foco. El de la necesidad de profundizar en el vínculo con los empleados: "Ninguna relación ha cambiado más por la pandemia que la existente entre empleadores y empleados".
Ahora, explica, hay mayor rotación y los trabajadores buscan más flexibilidad. "Que los trabajadores exijan más de sus empleadores es una característica esencial del capitalismo efectivo", ha destacado Fink, que insta a las empresas a crear entornos mejores (incluyendo subidas de sueldos medios y bajos) y más innovadores para sus empleados que se traducirán en "mayores ganancias para sus accionistas".
De lo contrario, destaca, "las empresas que no se adaptan a esta nueva realidad (que va más allá del salario y la flexibilidad, matiza) y no responden a sus trabajadores lo hacen bajo su propio riesgo. La rotación aumenta los gastos, reduce la productividad y erosiona la cultura y la memoria corporativa".
Fink también destaca para los CEO a quienes dirige su carta que la explosión de capital disponible de las últimas décadas (400 billones de dólares) y la abundancia de liquidez abren camino a empresas disruptivas en todos los sectores: "Nunca ha habido más dinero disponible para que nuevas ideas se conviertan en realidad. Esto está alimentando un panorama dinámico de innovación". El riesgo para los directores ejecutivos de empresas ya establecidas reside, según Fink, en no comprender este panorama cambiante: si quieren seguir siendo competitivos frente a empresas más pequeñas y ágiles, deberán interiorizar la diversidad de capital disponible.