
En los últimos años las empresas y los gobiernos han aprovechado la coyuntura del mercado de deuda, con tipos históricamente bajos, para financiarse y reestructurar su situación de endeudamiento.
Ahora que los grandes bancos centrales, especialmente la Reserva Federal estadounidense (Fed), ha confirmado que ha dado comienzo el proceso de normalización de su política monetaria, el mercado de renta fija está reaccionando con incremento de los tipos de intereses.
En este contexto, los emisores están tratando de aprovechar la última ventana de oportunidad para salir a financiarse con condiciones muy favorables, algo que se está notando en el volumen de emisiones que está teniendo lugar en el arranque de 2022.
Desde Bloomberg destacan cómo los emisores con alta calificación crediticia han arrancado el año a un ritmo nunca visto: en los primeros diez días del ejercicio han emitido más de 74.000 millones de dólares en bonos. Estos datos excluyen aquellos emisores que colocan sus bonos exclusivamente a inversores no estadounidenses.
Para los inversores que se centran en este tipo de bonos, los que tienen una calificación elevada por parte de las principales agencias, las perspectivas de los analistas no son demasiado positivas para los próximos meses. Según Goldman Sachs, los diferenciales de los bonos con grado de inversión emitidos en dólares van a seguir incrementándose en los próximos meses, pasando del entorno de los 92 puntos básicos en los que se mueven ahora, hasta los 115 puntos básicos a finales de este año, un incremento de las rentabilidades que se traducirán en caídas de los precios.
En lo que va de año, entre las 10 mayores emisiones de deuda que se han producido, UBS ha tenido un papel especialmente destacado. Siete de las diez mayores emisiones son suyas, y ha lanzado las tres mayores en lo que va de año: las dos primeras por más de 17.000 millones de dólares.