El fondo de soberano de Noruega (el más grande del mundo con un patrimonio de 1,4 billones de dólares) no venderá finalmente las posiciones que tiene en empresas que son importantes emisoras de gases de efecto invernadero. Los gestores del fondo adoptarán otra posición más "activa", según revelan, para intentar cambiar el mundo.
El fondo de Noruega será un "accionista activo" en estas empresas, presionándolas para que hagan la transición y alcancen lo antes posibles emisiones netas cero y, finalmente, si no queda más remedio vender sus acciones si cree que sus modelos de negocio no son sostenibles, ha asegurado el subdirector del banco central, que está a cargo del fondo.
El mayor inversor del mundo
El fondo invierte los beneficios que Noruega obtiene de la producción de petróleo y gas comprando acciones, bonos, propiedades y proyectos renovables en el extranjero. Tiene posiciones en unas 9.100 empresas a nivel mundial y es dueño, de media, del 1,4% de todas las acciones globales cotizadas.
Estima que la huella de carbono de su cartera fue de 107,6 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2019, aproximadamente el doble de lo que emitió Noruega ese año. Como muchos otros inversores que miran por el largo plazo, el fondo está estudiando cómo adaptarse al cambio climático.
En agosto, un panel designado por el gobierno recomendó que el fondo debería presionar a las empresas en las que invierte para que reduzcan sus emisiones a cero para mediados de siglo, tal y como reza el Acuerdo de París de 2015.
Jonas Gahr Stoere, en ese momento líder de la oposición y ahora primer ministro, aseguró que la recomendación del panel formaría parte del mandato del fondo. Este martes, el vicegobernador del banco, Oeystein Boersum, señaló que, si bien el banco apoyó la recomendación del panel, esto no debe interpretarse "como un plan para vender las participaciones en empresas con altas emisiones... Esa no es nuestra intención" y, en cambio, el fondo será un "accionista activo", señaló en el discurso.
Sectores todavía necesarios
Tomando el ejemplo de los sectores más contaminantes como la producción de acero y cemento, Boersum explicó que "sus productos seguirán siendo necesarios en la economía de bajas emisiones de carbono".
"Por lo tanto, gran parte de nuestro diálogo sobre planes de transición trata sobre los avances tecnológicos y las inversiones necesarias", sostuvo. Sin embargo, el fondo se desprenderá de empresas con modelos comerciales insostenibles, agregó.