Ábaco Renta Fija Mixta Global, que gana en el año un 12,76%, está siendo con diferencia el mejor fondo de su categoría, en la que compite con gigantes como M&G (Lux) Optimal Income o Quality Inversión Conservadora. Su reducido tamaño, de poco más de 47 millones de euros de patrimonio, le permite ser mucho más flexible y entrar en emisiones de deuda a las que los fondos más grandes no acuden. Su gestor, Pablo González, que también es el consejero delegado de firma, asegura que la inflación va a terminar más alta de lo que el mercado estima.
¿Cómo están preparando la cartera de aquí a final de año teniendo en cuenta la variante ómicron?
Creemos que es algo temporal, pero no va a ser un factor que cambie radicalmente la salida de la pandemia. Parece que esta variante es menos severa, que las mutaciones van hacia más transmisibilidad con menos severidad. Desde el punto de vista de la respuesta de los laboratorios, las firmas hablan de tener una vacuna en cinco o seis semanas y podrían tener una versión más eficaz en cien días. Lo malo, a corto plazo, puede ser la reacción de los gobiernos, que puede afectar a algunos sectores, como restricciones al turismo. Pero lo que ocurre no es solo por la nueva variante, sino por la estacionalidad del virus y la falta de vacunación en algunos países. Probablemente entramos en los peores meses de aquí a febrero, y será un período de incertidumbre. Pero en primavera habremos dejado el virus atrás probablemente y habrá pasado lo peor. Así que somos moderadamente cautos en el corto plazo, con la idea de ir construyendo carteras con exposición a los sectores más afectados por el Covid.
¿Pero el mercado se lo va a tomar de forma tan cautelosa?
En el corto plazo, veremos precaución, pero para el largo plazo es una oportunidad de compra, porque la salida de la pandemia está en la primavera, momento en que la gente estará vacunada o infectada. Ahora vienen meses difíciles pero que son una oportunidad de compra.
¿Es esperable mucha volatilidad en el primer trimestre de 2022?
Sobre todo ahora, en diciembre, porque los inversores están cerrando el año y no quieren aumentar el riesgo de las carteras. A partir de enero, se empieza a pensar en reconstruir y puedes encontrar cosas baratas, oportunidades, de cara a la primavera.
En el fondo mixto ¿cuál ha sido la estrategia este año?
En renta fija la estrategia ha sido entrar en emisiones muy líquidas y, como el fondo es pequeño, podemos entrar en emisiones por debajo de 400 millones de euros. Buscamos empresas donde a lo mejor el rating no es muy bueno, pero la calidad de sus activos, sí. En renta fija nos enfocamos más en valorar el balance que la cuenta de resultados. Me refiero al balance real: qué activos tiene y cuál es el precio de mercado de esos activos. Lo que buscamos son firmas con activos reales potentes, que se puedan liquidar y que el valor de los activos sea superior en dos veces al de la deuda neta de la empresa. Eso nos da garantía de que, en caso de suspensión de pagos están protegidos por sus activos y siempre pueden refinanciarse utilizando como colateral sus activos. Y nos fijamos en que sus activos no estén colateralizados ya. Y si vienen inflaciones altas, el valor de los activos de estas empresas se vería muy beneficiado. Tendríamos una cierta protección. La tercera característica que estamos buscando son duraciones no muy largas: prácticamente todos los bonos tienen duraciones menores de cinco años, porque no tenemos claro dónde va la inflación. Trabajamos con un escenario de probabilidad de entre el 30-40% de que los tipos se tengan que normalizar, y una probabilidad del 10-20% de que tengamos que ir a unos tipos muy superiores a los que teníamos en 2018-19, porque la inflación es una amenaza potencial.
¿En qué valores tienen más convicción?
Aquellos que se pueden beneficiar del final de la pandemia. Los fabricantes de automóviles nos parecen una buena oportunidad, empresas ligadas al sector de restauración, como la cerveceras AB InBev; Ibersol, cadenas hoteleras, aerolíneas como Easyjet. Empresas muy castigadas como Inmobiliaria del Sur o Galp, que está en mínimos de los últimos 12 meses aunque sus resultados no están siendo malos. Y también estamos enfocándonos en empresas que pueden beneficiarse de una subida de tipos en EEUU y Reino Unido, en bancos y aseguradoras, como Fairfax y Lloyds. Pensamos que los niveles de desempleo están empezando a caer mucho y los bancos centrales van a tener que empezar a subir tipos en la segunda mitad del próximo año, o antes.
¿Hasta qué punto se podrían sentir presionados para adelantarlo?
Hay dos factores clave: la evolución de la pandemia y los niveles de desempleo. Cada vez hay menos gente pidiendo subsidios de desempleo en EEUU, y hay muchas vacantes en las empresas que no se cubren, y las firmas que seguimos están teniendo dificultad para encontrar trabajadores. Y si empezamos a ver que los salarios comienzan a subir, a los bancos centrales no les va a quedar más remedio que subir los tipos, moderadamente al principio, pero no van a tener más remedio.
¿Eso adelantaría la subida de tipos antes del verano?
Hay mucha presión social y política por la pérdida de poder adquisitivo y la petición de subidas de salarios, y los gobiernos podrían tener que ceder a esta presión, si la inflación se mantiene alta. Tenemos dudas de si se quedará en las previsiones de los bancos centrales, sobre todo de los países anglosajones, pero es probable que se quede en el 3%. El riesgo es que la inflación no se quede en el segundo semestre como los bancos centrales piensan, que los salarios no tengan más remedio que subir, y entremos en un proceso de retroalimentación.
¿Y en qué nivel prevén que se puede quedar la inflación?
La inflación media en los próximos cuatro años difícilmente va a estar por debajo del 2,5-3%. Por eso la duración media de la cartera es de dos años y medio, porque para ese período estoy muy positivo. Es mejor estar en deuda corporativa de duraciones cortas que en bonos de gobierno en posiciones largas, en la que tienes más riesgo de perder poder adquisitivo.