Bolsa, mercados y cotizaciones

Turquía interviene la lira pero Erdogan arruina el rebote

  • Mientras tanto, la inflación corre desbocada al 19,9% en el país
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La caída que está experimentando la lira frente a sus principales cruces este año ha llevado a las autoridades del país a intervenir directamente en el mercado, por primera vez desde el año 2014, al hacer uso de su reserva de divisas extranjeras para manipular el tipo de cambio y dar un impulso a la moneda, que ayer alcanzó una caída de más del 40% en lo que va de año frente al euro.

La pena, pensarán muchos economistas otomanos, es que Erdogan siga en sus trece, erre que erre, insistiendo en que la política de subir tipos de interés no es la adecuada si se pretende frenar el avance de la inflación e intentar dar un empujón a su moneda. Un auténtico contrarian.

Ayer, el mercado de divisas lo dejó claro: la venta de divisas extranjeras surtió efecto, y generó una subida que llegó a superar el 8% para la moneda turca frente al dólar y el euro; sin embargo, Erdogan decidió repetir el mensaje que ha enarbolado en los últimos años, e insistió una vez más en que los tipos de interés deben mantenerse bajos.

Mientras tanto, la inflación corre desbocada al 19,9% en el país, y con su discurso el presidente consiguió arruinar la subida de la divisa durante la sesión: los avances prácticamente se borraron, y a media sesión de bolsa estadounidense la lira apenas subía un 1% frente a sus dos principales pares, el euro y el dólar.

Según fuentes del banco central a las que ha tenido acceso Bloomberg, las ventas de divisas extranjeras de Turquía habrían sido del entorno de los 1.000 millones de dólares. El motivo que esgrimió el organismo ha sido combatir "formaciones de precios poco saludables" en el mercado.

Erdogan, por su parte, ha insistido en que continuará bajando los tipos de interés hasta las elecciones en 2023, y quiere evitar que el país atraiga "dinero caliente", algo que ocurre cuando los tipos son altos y la divisa fuerte de cara al exterior. Una moneda más débil, a su juicio, será mejor para Turquía, porque incrementará la producción y generará empleo, mientras la inflación, con el tiempo, volverá a estabilizarse, como por arte de magia.

La injerencia de Erdogan en el banco central es descarada. En su mandato ha cambiado cuatro veces al presidente del organismo, llegando a nombrar a su yerno.

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