En el seno del Banco Central Europeo (BCE), el debate entre halcones y palomas parece que está ya totalmente inclinado en favor de estas últimas. La salida de Jens Weidmann, todavía presidente del Bundesbank y miembro del consejo de gobierno del BCE, han dejado a los halcones huérfanos de un líder.
Sin embargo, pocas semanas después de conocerse la decisión del banquero central alemán, el austriaco Robert Holzmann parece haber decidido coger el testigo que ha dejado Weidmann como el mayor halcón de la institución. Y es que, esta semana, Holzmann ha lanzado un aviso a navegantes: las compras de deuda pueden acabar el próximo otoño, si la inflación está en línea con el objetivo del BCE, del 2%, de forma "sostenible".
Esto supondría no solo terminar con el Programa de Compras de Emergencia por Pandemia (PEPP), sino que también implicará poner punto final al APP, el programa que dejó Draghi en herencia a su sucesora, Christine Lagarde, por el cual actualmente todavía se compran 20.000 millones de euros mensuales de bonos de empresas y gobiernos de la eurozona.
Un final definitivo de las compras de deuda del BCE para el próximo otoño sería muy prematuro, frente a las previsiones que mantiene el consenso de mercado, que espera que el organismo continúe comprando bonos hasta, como poco, finales de 2023.
Si se confirmase el escenario que plantea Holzmann, supondría adelantar también las expectativas de subida de tipos, ya que el primer incremento del precio del dinero por parte del BCE no llegará antes de que se finalicen por completo las compras de deuda, según reconoce la propia institución.
"Los datos analizados sugieren que el impacto de nuevas rondas de liquidez son muy bajos", advierte
Holzmann también ha reconocido sus dudas sobre que la inflación vaya a situarse por debajo de la cota del 2% antes de 2023, pero sí reconoce que sus modelos apuntan a que será inferior ese año y el siguiente.
Sin embargo, aboga por mantener los programas de compras de deuda sin cambios (lo que, efectivamente, podría hacer que estos finalicen en 2022 si la inflación supera el 2% de forma persistente), y también cree que no es necesario lanzar nuevas rondas de operaciones de refinanciación para la banca, las Tltro, de las que tendremos más información en la reunión del próximo diciembre.
"Los datos analizados sugieren que el impacto de nuevas rondas de liquidez son muy bajos. No veo razones para que sigan funcionando, ya que su impacto económico es muy bajo", ha destacado el economista austriaco.