Aunque el aumento del 0,7% de las ventas minoristas en Estados Unidos en agosto fue mucho mejor de lo esperado, los detalles del informe presentan un panorama menos positivo, con grandes revisiones a la baja respecto a meses anteriores que aventuran una temporada de compras navideña algo complicada.
El auge del gasto en Internet y en tiendas de comestibles, que contrasta con el estancamiento del gasto en bares y restaurantes, sugiere que los temores a la variante Delta están teniendo un desempeñando un papel clave.
El incremento de las ventas del mes pasado se debió enteramente a un repunte de las ventas del grupo de control, es decir, el gasto que excluye los servicios de alimentación, la gasolina, los automóviles y los materiales de construcción, que aumentó un 2,5%. Sin embargo, esto no es tan bueno como parece, ya que ahora se estima que las ventas de control cayeron un 1,9% en julio, frente a la estimación anterior del 1%, y las ventas se mantienen prácticamente sin cambios desde marzo.
El desglose muestra que el aumento del gasto del grupo de control el mes pasado fue impulsado por un gran repunte del 5,3% mes a mes en las ventas en tiendas no comerciales y un aumento del 1,8% en el gasto en tiendas de alimentos y bebidas, ya que los temores de la variante Delta mantuvieron a los consumidores en casa. Esto explica también que el gasto en servicios de alimentación no haya variado.
Por otra parte, las ventas de automóviles cayeron un 3,6%, mucho menos de lo que implica la gran caída de las cifras de ventas de unidades de los fabricantes, mientras que las ventas de las gasolineras se mantuvieron básicamente sin cambios, a pesar de la subida del 3% de los precios de la gasolina el mes pasado.
El nuevo repunte del gasto en bienes, salvo en el caso de los automóviles, podría agravar la escasez generalizada de los últimos meses, presionando al alza los precios, mientras que el estancamiento del gasto en restaurantes y bares sugiere que la recuperación más amplia del consumo de servicios probablemente se tambalee.
"El consumo real se revisará a la baja en julio y calculamos que aumentó un 0,5% el mes pasado. Esto sería coherente con nuestras previsiones actuales de un crecimiento del consumo ligeramente superior al 2% anualizado en el tercer trimestre, con una desaceleración del crecimiento global del PIB al 4%", explica Michael Pearce, economista de Capital Economics.
El músculo del consumidor supone una pieza clave en la recta final del año, especialmente de cara a la temporada de compras navideñas.
Jonathan Gold, vicepresidente de la Federación Nacional de Minorista (NRF, por sus siglas en inglés) asegura que, lamentablemente, "los problemas en la cadena de suministro y la congestión portuaria que hemos visto este año están afectando a la disponibilidad de inventario". Gold adelanta que muchas minoristas esperan que estos problemas continúen hasta bien entrado 2022, lo que podría afectar de lleno a la temporada de compras y rebajas navideñas.
De hecho, el Wall Street Journal indica cómo los problemas en la cadena de suministro han forzado a los operadores de supermercados estadounidenses a comprar pavos, especias y salsa de arándanos para Acción de Gracias a principios de este año, con el objetivo de evitar la situación que el año pasado dejó algunos estantes vacíos.
Aún así, los responsables del sector de la alimentación han advertido que los consumidores podrían no encontrar todas las marcas, sabores o tamaños de alimentos que desean tanto para las comidas de Acción de Gracias como de Navidad. También es posible que los consumidores vean aumentar su factura durante sus compras navideñas, ya que los minoristas dejarán que sean los consumidores los que enfrente mayores precios ante los aumentos de los costes de transporte, mano de obra y materias primas.