
Los comentarios más recientes de los directivos de las empresas estadounidenses muestran una atención sin precedentes al riesgo que supone el aumento de los salarios para los beneficios. Durante las conferencias de la presentación de resultados del segundo trimestre, el porcentaje de empresas que hicieron referencia a los sueldos registró su nivel más alto desde al menos 2010.
El Wage Tracker, el modelo que mide la evolución de los salarios en Goldman Sachs, muestra ya un crecimiento salarial del 3,2%, el ritmo más rápido desde 2008, y su Wage Survey Leading Indicator se sitúa en el nivel más alto desde 2000.
Los costes laborales representan sólo el 13% de los ingresos medios de las empresas del S&P 500 y las correlaciones históricas apoyan la conclusión de que el índice de gran capitalización está relativamente aislado de las presiones salariales.
Sin embargo, según el estratega de Goldman Sachs, Ben Snider, la sensibilidad de los beneficios a los costes laborales varía según el mercado y los sectores. En un análisis elaborado por su equipo se estima que una aceleración de 100 puntos básicos en el crecimiento de los sueldos reduciría el beneficio por acción (BPA) del S&P 500 en sólo un 1%, en igualdad de condiciones, en línea con la relación histórica entre los beneficios y los salarios.
El sector de las tecnologías de la información tiene unos costes laborales que equivalen al 14% de los ingresos, por encima de la media del S&P 500. Aún así, dado que el sector tecnológico es también el que tiene los mayores márgenes de beneficio, sus beneficios son los menos vulnerables a una aceleración de 100 puntos básicos en el crecimiento de los salarios.
Dicho esto, el sector industrial, con una alta exposición a los costes laborales y bajos márgenes de beneficio, parece el más vulnerable, seguido de los sectores de bienes de consumo básico y de consumo discrecional. Las empresas de pequeña capitalización suelen estar más expuestas que las de gran capitalización, en gran parte porque tienen menores márgenes de beneficio.
Los costes laborales del Russell 2000 equivalen al 16% de los ingresos totales, frente al 11% del S&P 500. En el conjunto de las empresas estadounidenses, incluidas las pequeñas empresas privadas, la remuneración de los empleados representa el 28% de los ingresos, en consonancia con su porcentaje medio durante los últimos 30 años.
Entre los grupos de sectores de renta variable, el hardware tecnológico, los servicios de consumo, los bienes de capital y el transporte son especialmente vulnerables al riesgo de que el crecimiento de los salarios de gama baja siga siendo elevado.
La mediana de los valores del Russell 3000 en estos grupos industriales tiene unos costes laborales elevados en relación con los beneficios y también han experimentado fuertes correlaciones históricas entre sus costes y el crecimiento de los salarios bajos. Los servicios de consumo incluyen muchos sectores de ocio y hostelería con bajos salarios que recientemente se han enfrentado a dificultades especialmente graves en el mercado laboral, como los restaurantes y los hoteles.
"Esperamos que los salarios sigan siendo un punto clave del mercado en los próximos años, a pesar de que nuestros economistas prevén que las restricciones de la oferta de trabajo se reducirán en los próximos meses", asegura Snider en un informe publicado esta semana.
En el mismo explica cómo Goldman prevé que la tasa de desempleo de EEUU volverá a situarse casi en el nivel más bajo de los últimos 50 años, el 3,5%, a finales de 2022, lo que obligará a las empresas y a los inversores a enfrentarse de nuevo a un mercado laboral ajustado y a unas perspectivas de fuerte crecimiento salarial. Además añade que la reciente atención de los responsables de la política fiscal y monetaria en el fomento del empleo debería aumentar aún más la importancia de los costes laborales para los beneficios de las empresas en el futuro.