A los inversores de largo plazo una de las cosas que inquieta es una fuerte corrección del mercado. Jugar a momentum y rebajar drásticamente el porcentaje de exposición de riesgo de la cartera no suele ser una buena opción. El acierto tiene casi porcentajes parecidos al de los errores que se pueden cometer por pérdida de oportunidad.
En estos escenarios es en los que hay que olvidarse de la estrategia, que es hacer cosas cuando no está tan claro qué hacer, y centrarse en la táctica, que es saber qué hacer cuando hay algo que hacer.
El mercado, especialmente el estadounidense, está pidiendo a gritos un alto en el camino. Morgan 'Satanley' (permítame la licencia porque ya la utilizaba cuando los americanos que compraron AB Asesores se ponían bajistas) encarna al oso 'grizzly' de Wall Street. En un informe distribuido esta semana entre sus clientes señala que nos encontramos en una "transición de mitad de ciclo" y es previsible una corrección que podría llegar al 20% (ya se habría producido una cuarta parte). Comparto algunas de las cosas que dicen los demonios de 'Satanley' porque su tesis de inversión es que el multiplicador de beneficios del S&P, que actualmente supera para los próximos años las 20 veces tiene que reducirse, seguramente ese 20% del que habla Morgan Stanley, que dejaría el PER en un idóneo 16 veces.
Pero para que se produzca esta normalización no es necesario que casi entremos en un mercado bajista, que comienza justo cuando se produce una corrección superior al 20%. Lo lógico es que nos quedemos a mitad de camino porque la mejora prevista de beneficios no afloja y las previsiones rozan el doble dígito. Si suben las ganancias es la otra forma de abaratar el PER.
Donde me cuesta ver todavía más una corrección del 20% es en la bolsa europea. Supondría dejar el multiplicador de beneficios de 2022 en 12,5 veces, lo que ofrecería una expectativa de ganancias anuales durante la siguiente década del 8%. Una oportunidad de compra que no creo que se vaya a producir cuando en el lado de la seguridad absoluta, la renta fija sin riesgo, la rentabilidad será inexistente, y negativa si se incluyen las comisiones y la inflación.
Una caída de la bolsa del 20% del PER dejaría al Ibex en 10,5 veces -9,5% de expectativa de rentabilidad anualizada para la próxima década-. Aceptamos que el mercado español es el que sale más castigado de la crisis del Covid, negarlo es un absurdo, pero empieza a ser excesivo que mientras todas las bolsas europeas hayan cerrado el hueco que dejó la crisis del Covid, el Ibex esté todavía a un 15% de lograrlo cuando ya ponemos en el calendario el hito de superar el BPA de 2019. En el horizonte de 2023 aparece por primera vez un objetivo ambicioso que, seamos justos, ya alcanzarán este año los mercados que lógicamente son los que lo hacen bien, el Dax, el S&P y el Nasdaq.