La conversación de las últimas semanas entre las mesas de inversión se ha concentrado en la subida de los tipos de interés a 10 años. Con una escalada de casi 45 puntos básicos en febrero y unos 55 puntos básicos desde comienzos de año, el repunte ha sorprendido a muchos.
Sin embargo, como reafirmó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en su testimonio ante el Comité Bancario del Senado la semana pasada, el banco central de EEUU no está especialmente preocupado por la presión de los precios y continuará con el actual ritmo de expansión de su balance, que suma mensualmente alrededor de 120.000 millones de dólares (80.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 40.000 millones de dólares en activos respaldados por hipotecas).
Los rendimientos del Tesoro siguen siendo significativamente más altos es cierto que la venta se revirtió parcialmente el viernes debido a la demanda generada al cierre del mes de febrero y al empuje de algunos bancos centrales extranjeros.
Aún así, "los mercados de tipos de interés se mueven rápidamente para acercarse a la valoración de nuestro escenario base que considera que la Fed comenzará a reducir las compras de activos en el cuarto trimestre de 2021 y empezará a subir los tipos en diciembre de 2022", explica en una nota a sus clientes, Andrew Hollenhorst, economista de Citi.
Hollenhorst considera que la continuidad de la escalada en el rendimiento podría depender a corto plazo de las declaraciones que haga Powell este jueves en el foro de empleo organizado por el Wall Street Journal. En este sentido, los economistas de Citi proyectan que tanto el principal funcionario de la Fed como otros gobernadores y presidentes regionales continúen ligando la subida de los rendimientos a la confianza en la recuperación económica.
"Los mercados de activos de riesgo, la estabilidad del dólar y la fortaleza histórica de los sectores sensibles a los tipos de interés (como la vivienda) hacen que, en nuestra opinión, haya pocas razones para que los funcionarios se opongan al adelanto que sopesa el mercado sobre las subidas de los tipos de interés", señala Hollenhorst quien recalca que esta nueva perspectiva ofrece una mayor flexibilidad para la Fed.
Al fin y al cabo el mercado se conciencia más y más de que la normalización monetaria podría adelantarse si la recuperación avanza a un mayor ritmo de lo esperado, por lo que la Fed contaría con margen suficiente para actuar si realmente fuera necesario. De lo contrario, en caso de que el rebote económico no cumpla con las expectativas, el banco central telegrafiará al mercado su intención de mantenerse a la espera.
A día de hoy, pese a que Powell reforzó la semana pasada que la Fed será "paciente" a la hora de mantener su política ultraacomodaticia, el mercado calcula ya una subida de tipos a finales de 2022 o principios de 2023 y casi tres subidas (acumuladas) a finales de ese mismo año.
Desde Deutsche Bank indican que aunque las perspectivas económicas han mejorado significativamente a corto plazo ante las expectativas de un mayor estímulo fiscal, la situación actual no justifica un adelanto de la normalización monetaria tan abrupto como el que parece descontar el mercado. De hecho, este banco solo ha adelantado tres meses hasta el tercer trimestre de 2023 su previsión para la primera subida de tipos.
Por su parte, los economista de Morgan Stanley coinciden en que aún faltan dos años y medio para la primera subida de la Fed que, de momento, seguirá siendo acomodaticia y continuará con su actual ritmo de expansión del balance este año.