
Los mercados de renta variable de Estados Unidos están experimentando un buen comienzo de año. Hasta mediados de febrero, el S&P 500 registró 10 nuevos máximos históricos. Sólo en otros 11 episodios desde 1929 este indicador ha logrado alcanzar este hito, o incluso superarlo, durante los dos primeros meses del año.
De hecho, en los momentos en que ha ocurrido esto, el S&P 500 registró un rendimiento positivo para el conjunto del año. No solo eso, el incremento medio fue de casi un 16%.
Según señala Sam Stovall, director de inversión de CFRA, en todas las ocasiones salvo en 1966 se registraron subidas de precio anuales en el indicador siempre que éste acumuló al menos una decena de récords entre enero y febrero.
"La historia, por tanto, insinúa, pero no garantiza, que este aumento temprano en el número de máximos históricos puede implicar una rentabilidad positiva para todo el año", asegura.
Dicho esto, la historia también advierte que este avance probablemente vendrá acompañado de algún que otro escollo. En ocho de los 11 episodios analizados, el S&P 500 sufrió una corrección de al menos un 5% o más durante los 61 días posteriores al último máximo histórico registrado en arranque del año.
En lo que llevamos de febrero, tradicionalmente el segundo peor mes de la historia para el mercado bursátil estadounidenses desde la II Guerra Mundial, el S&P 500 ha subido un 5,8%.
Entre las razones que explican esta subida están la caída sostenida de nuevas infecciones por Covid-19, la mejora de las estimaciones de crecimiento del PIB y la probabilidad de que el Congreso apruebe la mayor parte del paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares propuesto por el presidente de EEUU, Joe Biden.
"Estos factores han instigado el comienzo de un repunte en las estimaciones de beneficio para 2021, tras una mejora sustancial en el crecimiento real del beneficio por acción (BPA) en el cuarto trimestre de 2020", justifica Stovall.